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"El aborto es machista y convierte a la mujer en un objeto sexual"

La activista de DDHH ecuatoriana, pedagoga social y coordinadora de la Red Vida y Familia, se refirió al trabajo que lleva adelante con mujeres embarazadas a fin de evitar que caigan en un aborto. Exhortó a los senadores a no votar a favor de la ley, por cuanto se convertirían en “genocidas”, a la vez que cuestionó la agresividad y la violencia de las mujeres que integran grupos feministas.
Domingo, 01 de julio de 2018 00:00

-¿Desde su experiencia, cómo trabajan en su país para enfrentar los embarazos de mujeres en crisis?

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-¿Desde su experiencia, cómo trabajan en su país para enfrentar los embarazos de mujeres en crisis?

-Es importante comprender la situación de una mujer cuando se encuentra con un embarazo que no estaba esperando; hay muchas situaciones alrededor de ella como una situación de pobreza, de abandono, de violencia, de abuso, de desempleo, y cuando una mujer va al abortario no va pensando en abortar a su hijo, ni es una desalmada que va con una sonrisa en los labios, la mano en la cintura; lo que hace es tratar de resolver un problema. Si uno le pregunta a una mujer si quiere matar a su hijo, va a decir que no, porque en realidad lo que quiere es resolver un problema, cualquiera que éste sea. Entonces es ahí donde debemos, como sociedad, generar un espacio de apertura, decirles “aquí estoy, cuál es tu necesidad”. Nosotros hemos generado una serie de ayudas a estas madres, ya sea a nivel laboral, de acompañamiento, mirándolas como mujeres, mirar sus problemáticas y ayudarlas a que, desde su visión, desde sus emociones, también pueda avizorar a su hijo, y no se vea incapaz, porque eso es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Entonces es de gran importancia que puedan retomar esa fortaleza y que ellas logren decir “si puedo, voy a salir adelante, no estoy sola”.

-¿Qué acciones concretas han planteado en Ecuador que se puedan replicar en otros países?

-En este momento tenemos dos proyectos, uno que se llama “SOS Mamá”, y otro es un grupo de voluntarios que se para en las puertas de los abortuarios para recibir a estas mamás y darles el acompañamiento necesario para que puedan recuperar su estado anímico frente a la realidad que está viviendo y levantar el apego entre la madre y el bebé. Por otra parte buscamos generar propuestas concretas, por ejemplo en lo laboral, con el apoyo de una red de empresarios, en el ámbito médico con la ayuda de un equipo de profesionales que pueda hacerle ecografías, consultas y todo el acompañamiento que necesitan; además tenemos casas de acogida, centros de atención a madres que están atravesando situaciones de abuso, de violencia, les entregamos despensas, les damos apoyo legal para que el papá también se incorpore porque creemos que es importante y necesario. Tratamos de que el hombre sea parte del proceso, para nosotros la madre no está sola, el papá tiene la obligación de hacerlo y para eso movemos todo el aparato legal que las leyes nos permiten.

-¿Considera entonces que en vez de que el Estado invierta en salud pública para garantizar los abortos gratuitos, legales y seguros, debería optar por este tipo de iniciativas? 

-Así es. Para nosotros la mujer no es un desperdicio, ni un desecho, ni tampoco es alguien que simple y llanamente está loca, se embaraza y quiere abortar. Para nosotros la mujer es alguien que tiene espíritu, alma, cuerpo, cabeza, y que es lo suficientemente inteligente para decidir siempre lo mejor. El 94 o 96% de las mujeres, depende de la zona, le dice “Sí” a la vida y toma la mejor decisión que es pelear por su hijo. Yo no entiendo cómo el servicio de salud publica puede decirle a una mujer “a mí no me importas, no me interesa tu problema, tu situación, mientras menos gastos me des mejor”; entonces prefieren brindar pastillas, inyecciones, o sacarles el bebe y así pretenden sacarse el problema de encima y no puede ser así. Una mujer que sufre un aborto también sufre las consecuencias, vive situaciones de depresión, no tiene un cuerpo que enterrar, un rostro que recordar, ni una tumba donde llorar. Entonces también el síndrome pos aborto está ocasionando gastos a la salud pública, de modo que estas propuestas que manejamos logramos mejorar la calidad de vida de la mujer, generar un proceso de incorporación del varón en el cuidado de los hijos, protegemos al bebé y todo, en suma, nos da una sociedad mucho más estructurada.

-¿Está comprobado que este trabajo de acompañamiento permitió un cambio de parecer en el 94 o 96% de las mujeres que pensaban abortar?

-Sí. En Ecuador, en la zona de las sierras, de montaña, hemos advertido que el 94% de las mujeres le dicen “Si” a la vida y lo mismo ocurre en la zona de la costa, con un 96%. Y a nivel internacional, esta propuesta la venimos manejando de México hacia la Patagonia y en todas las ciudades, el mayor porcentaje, casi el 100% de las mujeres, están dispuesta a jugarse por su hijo en cuanto tienen a alguien que les ayude, que les de apoyo y sobre todo cuando ven que el varón también es incorporado al proceso, por cuanto ya no se sienten solas.

-¿Cuál es el mensaje hoy para los legisladores argentinos que el próximo 8 de agosto van a votar la ley del aborto?

-Que realmente se están jugando el todo por el todo. Señores senadores no manchen de sangre sus manos, no manchen de sangre su familia. Yo pienso que para un hijo debe ser terrorífico saber que su padre votó por un genocidio, es como saber que su padre tiene el valor de matar a niños por nacer. Entonces los senadores deben saber que con esta ley se están jugando la vida de niños, su honor, porque se los recordará toda la vida como los genocidas de la historia de Argentina y con eso van a cargar sus padres, sus hermanos, su familia. Van a salir a la calle y se van a sentir genocidas así como Hitler, y como muchos otros genocidas de la historia. Lo mejor es apostar por la vida, darles oportunidades a las madres para que salgan adelante con su familia. Decirle sí a la vida siempre trae esperanza, y al decirle al aborto que es una ley y que es un derecho se está tergiversando todo, porque no existe el derecho a matar, existe solo el derecho a vivir y las mujeres no somos un cubículo de hijos a los cuales matamos, las mujeres somos seres humanos y desde la historia del mundo hemos sabido salir adelante con hijos, sin hijos, como profesionales, como empleadas, como madres, entonces hay que respetar la figura de la mujer, somos más que un aborto, somos vida.

-¿Cómo ve la lucha de las agrupaciones feministas que insisten en la aprobación de esta ley, muchas de ellas adolescentes?

-Yo creo que la cordura debe primar. Pueden ser miles y miles de mujeres pidiendo que se mate a alguien, pero los seres humanos que todavía tenemos cierto sentido y cordura con respecto a la vida tenemos que salir a las calles. Las mujeres que están pidiendo el aborto, me dan mucha pena, es importante lo que ellas han vivido, yo siempre trato de verlas desde el otro lado, cuál será su vivencia, cuáles serán los dolores que tienen, y no por eso tienen que desquitarse con los bebes. Decir “no al aborto” no es solo algo que tiene que ver con la decisión de un grupo de personas, tiene que ver con el futuro de un país. Las chicas “verdes”, su agresividad, su violencia, las ha tergiversado tanto en su mente que cuando uno las ve, las escucha, se convirtieron en el peor remedo del macho que nosotras mismas hemos combatido como mujeres a lo largo de la historia. Yo estoy a favor del derecho al voto, a la participación, derecho a no ser maltratada, a no ser excluida, pero de ahí a confundir el derecho a la participación ciudadana y a la igualdad con el derecho a matar, es porque realmente han perdido el norte.

-¿Cuál es el mensaje para las mujeres que mantienen una vida sexual y que pueden caer en un embarazo? 

-Lo más humillante que le pueden decir a una mujer es que con que use una pastilla o un parche, puede ser usada por los hombres. No hay nada más machista que la anticoncepción y el aborto, porque convierten a la mujer en objeto sexual; las mujeres tenemos que aprender a dignificar nuestra forma de ser y de actuar, nadie quiere tener como madre a una mujer que ha tenido veinte o treinta hombres en su vida. Entonces no es cuestión de vivir en función de la hora, del placer y del orgasmo, si no en función de lo que uno misma como mujer quiere ser a futuro. Seguramente esa mujer que uno quiere construir, profesional, de éxito, no cruza por la cama de veinte hombres, sino que se ocupa por tener ideas y pensamientos asertivos que le ayuden a saber qué está bien y qué no. 

 

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