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Estiman que la de Venezuela es la mayor muestra de migración transfronteriza irregular, en la región, en los últimos 50 o 60 años.
"Solo queremos vivir" son las palabras que resumen la desesperación que invade a los cientos de venezolanos que emigran de su país buscando un lugar seguro, en el que solo piden poder vivir en condiciones dignas. Es que es tal la situación que atraviesan quienes residen en el país bolivariano, que la mejor opción hoy es escapar de ahí en busca de nuevas oportunidades en otros países de América, y Argentina no es la excepción, ya que muchos de ellos, especialmente quienes tienen familiares o conocidos, intentan llegar hasta aquí.
Al igual que Colombia, Brasil, Ecuador e incluso Perú, Argentina es otro de los países a los que hoy emigran los venezolanos, y particularmente el noroeste es una de las zonas a las que también están arribando. Es así que tanto Jujuy como Salta, han visto de cerca la migración de ciudadanos venezolanos, especialmente en el último tiempo. Según estiman miembros de la propia colectividad que ya reside en la provincia, solo en Jujuy ya habría más de 200, en su mayoría matrimonios con hijos, que llegan prácticamente con lo puesto.
Rubén Boscan Pérez y Carolina Hinestroza son uno de los tantísimos casos de matrimonios jóvenes que debieron migrar de su Venezuela natal, en busca de un sitio en el cual poder ofrecerle una mejor calidad de vida a su pequeño hijo ya que la situación era insostenible.
Si bien hace ya tres meses que llegaron a la provincia a la casa de la hermana de Rubén, quien también es venezolana y reside en Jujuy hace dos años, aseguraron que salir de Venezuela no fue nada fácil. Es que sumado a la difícil situación económica, la ausencia de recursos en materia de educación, salud, transporte y las nulas oportunidades de vislumbrar mejoras, para poder salir del país debieron atravesar numerosos obstáculos, especialmente en la frontera donde, como todos los migrantes, debieron enfrentarse con delincuentes, guerrilleros y exponer hasta su propia vida.
"Decidimos venirnos por nuestro hijo y porque el sueldo que teníamos casi no alcanzaba para comer. Si comprábamos un kilo de carne lo teníamos que hacer rendir 4 o 5 días", relató Rubén quien, al igual que su esposa, es arquitecto y aseguró que por mes, desempeñándose como inspectores de obras, entre ambos sueldos sumaban un total de 6 mil bolívares, equivalente a unos 4 dólares, lo cual "no alcanzaba para nada, no podíamos comprar ropa, calzado, todo lo destinábamos a la comida y ni aun así comíamos bien, la inflación se comió los sueldos".
El matrimonio explicó que la crisis es transversal a todos los sectores: "Desde 2015 la situación viene empeorando, el sistema de salud está devastado, las madres ni siquiera pueden enviar a sus hijos a la escuela, prácticamente la gente se maneja caminando porque el transporte no funciona, hay camiones militares para transportar a la gente y las calles son peligrosas, la gente vive con miedo, hay por lo menos seis cortes de energía al día, todo eso sumado a la persecución constante de ser catalogado como ‘traidor a la patria‘".
Dejar todo para emigrar
Relataron que salir del país fue una travesía. Carolina explicó que si bien ellos tenían la ventaja de que su cuñada estaba instalada en Jujuy y que pudo ayudarles a conseguir los pasajes en avión, igual debieron hacer un tramo a pie. "Partimos de Maracaibo y tuvimos que tomar un auto que pasa por la frontera pero es muy peligroso porque hay guerrilleros y hay que pagar para que te dejen pasar; por suerte conseguimos un hombre que nos hizo pasar nuestras pertenencias porque si no en la frontera te quitan las valijas, dinero, todo lo que tengas. Después tomamos un autobús hasta Cartagena y desde allí seguimos en avión. Por suerte teníamos pasaporte, aunque tuvimos que solicitar una prórroga porque estaban vencidos", dijo.
Llegar a destino fue tal vez lo más difícil, pero eso solo fue una parte de esta gran hazaña, ya que ahora el desafío es conseguir un trabajo que les permita sostenerse. Y es que si bien, en el caso de Rubén y Carolina, los dos son arquitectos, al igual que muchos venezolanos profesionales no consiguen ejercer su profesión. "Ahora estamos trabajando en un café y pese a que tuvimos varias entrevistas de trabajo como arquitectos todavía no se concretó nada".
Reciben donaciones para migrantes
Los donativos de ropa de abrigo, de cama, colchones y demás elementos pueden entregarse en Trelew 126, barrio Norte.
En estos momentos la migración venezolana es constante y quienes residen en Jujuy están trayendo a su familia.
Así lo manifestó Doris Molero, quien también es oriunda de ese país y reside en la provincia hace ya dos años. Según dijo, “todos los migrantes que están saliendo a pie es porque tienen familia en otras partes, entonces optan por dejar todo, vender sus casas, autos y demás, para poder emigrar”.
Aclaró que hace un tiempo atrás, los venezolanos salían del país habiendo programado su migración, gestionando la documentación previamente, lo cual no sucede ahora, “ya que están huyendo despavoridos”.
Relató que en febrero pasado trajo a su hijo que estaba estudiando en Venezuela, pero la situación “era insostenible”. Ahora se vino su hermano con su esposa y su hijo.
De a poco van llegando más migrantes venezolanos a Jujuy y la colectividad que ya reside en la provincia les brinda contención y un lugar hasta que puedan acomodarse. “Esta semana llegaron seis venezolanos y estamos tratando de acompañarlos y ayudarlos con lo que tenemos”, dijo Doris Molero quien remarcó que además están recibiendo donativos ya que la mayoría llega prácticamente con lo puesto.
“Sobre todo necesitan colchones, ropa de abrigo y ropa de cama y en algunos casos ropa de bebé ya que, por ejemplo, llegó un matrimonio que tuvo a su niño entrando a la provincia. La madre rompió bolsa cuando estaban en Villazón buscando entrar al país, por lo que el bebé nació en Jujuy y solo traían con ellos dos bolsitas y una valija; ellos también son profesionales y buscan trabajo”.
Con lágrimas en los ojos, Doris reconoció que los venezolanos que están viniendo “solo quieren vivir, porque lo que está pasando allá es un genocidio administrativo, y quienes estamos afuera tampoco tendremos paz hasta que esto no termine”.