Miguel Ángel González es un joven padre de 26 años y una persona con discapacidad visual oriundo de la localidad de Aguas Calientes y días atrás denunció que sufrió violencia institucional, el robo de su bastón blanco, cuando protagonizaba un desalojo.
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Miguel Ángel González es un joven padre de 26 años y una persona con discapacidad visual oriundo de la localidad de Aguas Calientes y días atrás denunció que sufrió violencia institucional, el robo de su bastón blanco, cuando protagonizaba un desalojo.
González además es integrante del seleccionado argentino de fútbol para ciegos y en diálogo con nuestro diario se refirió al violento episodio que protagonizó.
"Antes que nada quiero aclarar que entiendo que reconozco que estuve mal en intentar tomar un terreno, prácticamente es un baldío ubicado en las 70 Viviendas de Aguas Calientes, que fue cedido para una persona amiga del comisionado Segovia, que tiene domicilio en Fraile Pintado. Pero la necesidad me llevó a tomar esta decisión, atravieso una difícil situación económica, tengo un hijo de dos años y me corrieron del lugar donde alquilaba por falta de pago", dijo González.
"Hablé con el comisionado y al no tener respuestas le dije que iba a tomar uno de los terrenos que él había cedido, y fue así que el martes pasado armé una precaria pieza con bloques y chapas que me prestaron".
"La ayudante fiscal Almazán de Perico vino al terreno y me amenazó diciendo que si no me iba me iba a hacer sacar por la fuerza. Yo le pedí que me muestre una orden de desalojo emitida por el juez de Control y fue en ese momento que alguien me pegó una piña de atrás, que me hizo caer y sentí que varias personas me pegaban en el piso entre patadas y golpes de puño", dijo González.
"Los vecinos filmaron todo el episodio y me dijeron que los que me habían rodeado eran policías. Otras personas agarraron mis cosas, las destrozaron y las tiraron a la calle. Entre esas cosas estaba mi bastón blanco, que como todos saben son los ojos de un ciego. Estas personas robaron mi bastón y cuando se los reclamé, me dijeron entre burlas que no había ningún bastón allí".
"Admito que la necesidad me obligó a ser mal las cosas, pero yo en total estado de indefención fui patoteado y agredido a golpes por policías ordenados por una ayudante fiscal. Ahora estoy viviendo en la calle a la espera de una respuesta y me guío con un palo de escoba".