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Nueva York quiere volver a ser capital mundial de las ostras

Siembran larvas a lo largo de una costa que gracias a una ley dejó de ser vertedero de residuos y líquidos contaminantes.

Jueves, 27 de septiembre de 2018 01:00

En una soleada mañana en Nueva York, una decena de biólogos, vecinos y voluntarios con el agua por las rodillas construyen un arrecife de ostras. ¿Su desafío? Restaurar mil millones de estos moluscos para 2035 en la mayor ciudad de Estados Unidos.

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En una soleada mañana en Nueva York, una decena de biólogos, vecinos y voluntarios con el agua por las rodillas construyen un arrecife de ostras. ¿Su desafío? Restaurar mil millones de estos moluscos para 2035 en la mayor ciudad de Estados Unidos.

Con trajes impermeables y botas de goma hasta los muslos, el grupo ha formado una cadena humana en la costa de un barrio de Brooklyn, con la estatua de la Libertad y los rascacielos de Wall Street de fondo.

Se van lanzando bolsas con conchas de ostras vacías, o con caparazones donde han insertado hasta 20 jóvenes larvas de esta especie, y las colocan dentro de unos cajones instalados en el lecho marino que formarán el arrecife.

"Las ostras son ingenieras del ecosistema y construyen un hábitat tridimensional en arrecifes donde otras especies adoran cazar y esconderse", explica a la AFP Katie Mosher, gerenta de restauración del Billion Oyster Project (BOP, Proyecto Mil Millones de Ostras), un proyecto educativo y de recuperación del ecosistema que nació en 2014.

Las ostras también filtran y limpian el agua cuando respiran, tornándola más clara, permitiendo la entrada de más luz.

Reciclan asimismo nutrientes y nitrógeno, y pueden atenuar la energía de grandes olas, reduciendo las inundaciones y previniendo la erosión cuando hay tormentas o huracanes. "Antes de la Gran Manzana, Nueva York fue la Gran Ostra", recuerda a la AFP Mike McCann, experto en ecología marina urbana.

En efecto, en 1609, cuando el explorador inglés Henry Hudson entró al puerto de Nueva York, debió navegar en torno a 89.000 hectáreas de arrecifes de ostras que alimentaron a los indígenas Lenape durante generaciones. Inclusive Ellis Island y Liberty Island eran conocidas antes por los holandeses como Isla de la Pequeña Ostra e Isla de la Gran Ostra. Pero para inicios de 1900, a raíz de la pesca excesiva y la contaminación, ya casi no quedaba ningún molusco. Durante más de medio siglo las aguas de Nueva York fueron tóxicas y casi no albergaron vida, pero las cosas empezaron a cambiar con la aprobación de una ley en 1972, la Clean Water Act, que prohibió arrojar al puerto basura y aguas servidas sin tratar. Y la vida marina retorna lentamente.

 

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