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Música barroca para fuegos de artificio

Lunes, 14 de enero de 2019 00:00

Empezamos un nuevo año, lleno de esperanzas y sueños. Se renuevan los votos se felicidad y se ve desde la lejanía el año que se fue con sus alegrías y sus penas. Pero, ¿cómo hemos vivido el fin de año? ¿Hemos celebrado a lo grande o más bien en la intimidad familiar? Las fiestas de fin de año traen consigo además de las felicitaciones, buenos augurios y deseos, la alegría de despedir un año con sus buenos y malos momentos y empezar de nuevo. Tradicionalmente en todo el mundo se asocia esta alegría con los fuegos artificiales, sus destellos de luces multicolores, las figuras que forman el olor a pólvora quemada y la explosión que los acompaña.

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Empezamos un nuevo año, lleno de esperanzas y sueños. Se renuevan los votos se felicidad y se ve desde la lejanía el año que se fue con sus alegrías y sus penas. Pero, ¿cómo hemos vivido el fin de año? ¿Hemos celebrado a lo grande o más bien en la intimidad familiar? Las fiestas de fin de año traen consigo además de las felicitaciones, buenos augurios y deseos, la alegría de despedir un año con sus buenos y malos momentos y empezar de nuevo. Tradicionalmente en todo el mundo se asocia esta alegría con los fuegos artificiales, sus destellos de luces multicolores, las figuras que forman el olor a pólvora quemada y la explosión que los acompaña.

Los fuegos artificiales, que en estos momentos gozan de mala fama y quizás con razón, acompañaron las guerras y celebraciones desde antaño.

La pólvora, que es la base de la pirotecnia, fue inventada en la China milenaria y fue llevada a Europa por los árabes en sus conquistas por el norte de África y España. Así es como implantaron los fuegos artificiales en las fiestas populares peninsulares. A modo de ejemplo, en uno de los artículos he escrito sobre las fiestas populares en la región de Valencia y Alicante. Estas ciudades tienen una tradición pirómana muy fuerte. Es así que las Fallas de Valencia están asociadas a los cohetes y petardos. Todos los días suena la mascletá desde muy temprano, recordando a la gente que la fiesta continúa. Recordemos que se llama mascletá porque se arrojaban cohetes a los pies y el más macho (masclet en el idioma valenciano, dialecto del catalán) aguantaba las explosiones en sus pies. Alicante también celebra sus fiestas con grandes fuegos. Elche, ciudad famosa por El Misterio de Elche, celebra al final de la representación con una explosión donde el estruendo es un dulce sonido para los habitantes de esta ciudad. También los fuegos marcan el fin de las Fiestas de Moros y Cristianos, típicos de la provincia alicantina donde los grupos de amigos se disfrazan y luchan, conmemorando las batallas de la Reconquista española y que parece un desfile de carnaval. Cada noche desfilan en sus caballos y carrozas de temática medieval y oriental.

Seguramente desde España llegó esta tradición a América Latina. En las fiestas populares religiosas de Bolivia, es inconcebible una procesión sin los cohetillos que recuerdan las fiestas populares de la península ibérica. Quizás al haber estado más cerca de la corona española que Argentina, Bolivia mantiene tradiciones fuertemente hispanas.

En Argentina, celebrábamos las fiestas de fin de año con fuegos de artificio y cohetes o petardos. Afortunadamente ha dejado de ser popular al ver el efecto dañino que tiene sobre los animales, los niños y personas con alguna discapacidad y que pueden sufrir crisis nerviosas por el ruido.

Como nuestra columna es musical, con especial interés en la música antigua, hablaremos de una obra emblemática del barroco, la "Música para los reales fuegos de artificio" compuestas en 1749 por Georg F. Haendel en Inglaterra. Haendel es una de las piedras fundamentales de la música instrumental y cantada. Su oratorio , "El Mesías", es un clásico del repertorio universal. Su obra orquestal para acompañar la explosión de fuegos artificiales fue encargada para celebrar el final de la guerra de sucesión austríaca y la firma del tratado de Aquisgran. Esta celebración contó con un gran espectáculo visual de pirotecnia y la música de Haendel le daba el marco musical.

Consta de cinco movimientos y se sigue ejecutando en nuestros días en diversos espectáculos nocturnos, sobre todo en Europa. Así por ejemplo en las fiestas populares a lo largo del río Rin en Alemania cuando vemos las luces y la música que acompaña pero en forma sincronizada. Sobre todo el verano es la estación propicia para tales fiestas populares, aun a pesar del mal tiempo. Es todo un clásico en el repertorio orquestal pero poco escuchado al otro lado del Atlántico.

Lector; ¿has presenciado alguna vez un espectáculo de fuegos de artificio con música de fondo sincronizada?

 

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