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19 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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"Hay rasgos perversos en la persona que hace eso"

Eduardo López, psicólogo, habló sobre la violencia familiar, instó a visibilizarla y contener a los niños violentados.
Miércoles, 16 de enero de 2019 01:02

Eduardo López, psicólogo y miembro del Centro de Estudios de Políticas de Infancia (Cepif), hizo un análisis sobre la importancia que conlleva visibilizar casos de violencia intrafamiliar teniendo en cuenta el hecho de la mujer de La Quiaca que agredió brutalmente a su hijo y remarcando que se debe proveer de contención al menor violentado.

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Eduardo López, psicólogo y miembro del Centro de Estudios de Políticas de Infancia (Cepif), hizo un análisis sobre la importancia que conlleva visibilizar casos de violencia intrafamiliar teniendo en cuenta el hecho de la mujer de La Quiaca que agredió brutalmente a su hijo y remarcando que se debe proveer de contención al menor violentado.

"Un efecto en cadena es la violencia en el hogar que se transmite hacia los más débiles", dijo el especialista.

Tras el caso que se viralizó hace días en redes sociales y trascendió en medios de comunicación provinciales y nacionales que muestra a una mujer golpeando salvajemente a su propio hijo, se generó un sinfín de polémicas que vislumbran indignación e interrogantes sobre el accionar de esta madre.

Al respecto, Eduardo López, en diálogo con El Tribuno de Jujuy mencionó que "los que cometen atrocidades como esas generalmente son personas que tienen la posibilidad de generar un daño al otro por placer y sin sentimiento de culpa, se da en estos casos o en otros como abusos y violencia. Hay rasgos perversos en la persona que comete hechos como el que ocurrió en La Quiaca".

Una persona que ejecuta un acto tan cruel como ese "no es alguien normal, es alguien que estructuró su psiquismo para poder llevarlo a cabo, no cualquiera puede hacer algo así. Tienen que tener algún problema en su salud mental para causar y sentir placer al hacerle un daño a su hijo", dijo.

Sostuvo que "seguramente si se estudia a esa mamá nos vamos a dar con una persona que tiene una situación traumática previa. En muchos casos, él o la agresora, es la victimaria y está enferma pero también sufrió violencia. Eso pasa en la mayoría de los hechos".

En este último tiempo, Jujuy fue testigo de brutales episodios como el ocurrido en La Quiaca o los tantos otros que se llevaron a cabo en la provincia estos últimos años, que en ocasiones derivaron en filicidios.

"Estamos viviendo un montón de transformaciones a nivel social que están logrando grandes modificaciones sobre lo que es un hombre o una mujer, sobre lo que es ser padre o madre, nada de esto habilita a una persona enferma que le pegue a su hijo", aseguró el psicólogo.

Identificación

Además, explicó que esa violencia se va replicando desde la identificación. Donde el más chico imita lo que hace el adulto, "se dice que el 50 % de los niños que sufrieron violencia física o psicológica, o fueron testigos de hechos de agresividad entre sus padres, tienen la misma sintomatología y la pueden reproducir al crecer".

"La agresión y la violencia es como el juego de la mancha, uno se carga de violencia y se la pasa al otro. El otro queda cargado y la sigue transmitiendo, es como una cadena que va hacia los más débiles", agregó.

Visibilizar esos casos

"Hablar de violencia intrafamiliar es un tema amplio y muy complejo. Hace 20 años hicimos un estudio sobre violencia familiar y haciendo un relectura, hoy en día, me doy cuenta que antes la sociedad jujeña no visibilizaba tanto la violencia y no se lo consideraba algo tan malo", comentó Eduardo López.

En ese sentido, hizo hincapié en que, años atrás, situaciones como esas, eran más aceptadas, y considera que eso es algo que cambió, "siempre estuvo mal que le peguen a un niño o a un mujer pero ante la mirada social no era algo muy castigado. La mirada social ya no aguanta que exista un ámbito privado o familiar donde el padre o madre digan que "el hijo es mío y con él hago lo que quiero", finalizó.

Contención emocional para el niño violentado

En relación al niño que es violentado aseguró que lo principal es contenerlo dentro de su hogar, pero que en situaciones graves deben extraerlo de ahí.

Explicó que la ley habla de un “centro de vida” que es lo más importante que ellos poseen. En general, el mismo se encuentra dentro de la familia. 

“Las políticas públicas que la ley manda a hacer, en casos difíciles, ayudan a la familia para que puedan contener al menor. Eso es hasta un punto y si no funciona lo que sigue es una medida excepcional que entra por parte del Poder Ejecutivo, donde pueden extraer al niño de su hogar y brindarle otro lugar que lo contenga”, mencionó Eduardo López.

Continuó diciendo que “si hay una situación de una madre o padre que es disfuncional con el pequeño, también se puede superar yendo a un psicólogo, no específicamente refiriéndome al caso de La Quiaca. La primera herramienta es parar la violencia entre los padres”.

“Nuestro marco contextual es muy importante, la visita al psicólogo debe estar acompañada del apoyo familiar. Ahí debe frenarse la violencia para que el chico salga adelante. Hay que evaluar el contexto en el que vive el niño y si la agresión es extrema se deben tomar otras medidas”, agregó el especialista.

En los casos más duros hay que llevar al chico con su familia ampliada y desde ahí trabajar sobre las consecuencias que pueden tener.

Por último, comentó que “el niño nace como una propiedad privada de la familia, y no tiene ninguna posibilidad de escapatoria si sus padres son agresivos con él. Considera que las instituciones gubernamentales o no, cuando antes lleguen al nacimiento de ese niño y sepan lo que pasa, será mejor”.

“La sociedad debe hacerse cargo”

El Cepif realiza acciones dirigidas a la infancia y a la familia dentro de la Fundación “Darlocab”. 

Es un grupo de profesionales que trabajan en la contención de niños y adolescentes.

Un tema que se está debatiendo actualmente es la baja de la edad de imputabilidad a 15 años tras un anuncio del Gobierno nacional sobre un proyecto de ley que tiene como arista principal cambiar a esa edad.

La posibilidad de hablar

En ese sentido indicó que “yo me inclino a pensar que siempre en un niño o adolescente está la posibilidad de poder hablar, hacer terapia, ofrecerles vivencias distintas o modelos nuevos de adultos en los que se pueda identificar y pueden cambiar esos malos comportamientos”. 

Remarcó que privar de la libertad a un adolescente tiene que ser la última opción, “nos tenemos que hacer cargo de todo lo que creamos en la sociedad”.

Por último, explicó que la agresión y la violencia son algo que se dan por contagio o repetición, y la sociedad también está encargada de generar, lamentablemente, cierta frustración que la persona la siente como agresión. 

Se da más en los niños, absorben el hecho de no tener algo que otro niño tiene y sufren, pasa lo mismo con un adulto que queda desempleado. A esas situaciones las expulsan desde la violencia.