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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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En San Martín de Burzaco no se olvidan de Emanuel Ortega

En mayo se cumplen cuatro años del fallecimiento del jujeño. Su compañero Federico Scurnik usa, antes de los partidos, una remera con su foto.

Jueves, 24 de enero de 2019 21:20

El lunes 4 de mayo de 2015 quedó grabado como una fecha muy triste para el fútbol argentino. Emanuel Ortega, jugador de 21 años, chocó su cabeza contra el paredón perimetral de la cancha de San Martín, que enfrentaba a Juventud Unida por el torneo de Primera C, y sufrió doble fractura de cráneo.

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El lunes 4 de mayo de 2015 quedó grabado como una fecha muy triste para el fútbol argentino. Emanuel Ortega, jugador de 21 años, chocó su cabeza contra el paredón perimetral de la cancha de San Martín, que enfrentaba a Juventud Unida por el torneo de Primera C, y sufrió doble fractura de cráneo.

Tras permanecer internado varios días, Ortega -cuyo pase pertenecía a Banfield, que lo había cedido a préstamo al club de Burzaco- falleció el 14 de mayo. Luego de su muerte, la AFA resolvió suspender toda la actividad del siguiente fin de semana. Y se les exigió a los clubes de ascenso colocar colchones protectores en las paredes laterales que sujetan los alambrados.

Pasaron los años y en San Martín no lo olvidan. Federico Ruso Scurnik, arquero del equipo de Burzaco, lleva una remera con la foto de Emanuel Ortega y la frase "El fútbol es mi vida", tomada de un textual del fallecido futbolista en su cuenta de Facebook.

"Esa remera la uso desde el partido siguiente al fallecimiento de Emanuel, en 2015 cuando se reanudo la competencia. Desde entonces la sigo usando siempre, en mayo va a cumplir cuatro años. Salgo a la cancha y la tengo hasta que arranca el partido. También tengo la imagen de Emanuel en la cinta de capitán", cuenta Scurnik.   

El experimentado arquero, con anterior paso por Comunicaciones, Lamadrid, Deportivo Paraguayo, Ituzaingó, UAI Urquiza, Dock Sud y Laferrere en los campeonatos de Primera C y D, asegura: "Los recuerdos de Emanuel son los mejores Era un chico muy humilde, muy sencillo, muy educado, muy respetuoso. Vino de Banfield, donde estaba en la Primera, y nunca se sintió mal por haber bajado de categoría. Acá tenía que lavarse la ropa y no puso mala cara por eso, decía que estaba acostumbrado porque vivió en la pensión de Banfield cuando llegó de Jujuy, y ahí se tenía que lavar la indumentaria".

"Con la remera y la cinta -afirma Scurnik-, trato de mantenerlo vivo en el recuerdo, es la mejor forma. Lo que pasó tuvo impacto en su momento, pero fue por poco tiempo, hasta que pasó otra noticia y el tema quedó atrás. Nosotros, sus compañeros y amigos, que estuvimos y lo vivimos en primera persona, no lo olvidaremos nunca". Agrega además: "Hoy tengo una relación muy cercana con su familia, compartí su sufrimiento durante estos años. Son gente maravillosa y me han enseñado un montón de cosas. Lo malo es que los conocí de una manera para nada deseada".

"La familia sufrió -se lamenta- mucho tiempo hasta cobrar el seguro de vida. Los encargados de agilizar ese trámite no aportaron lo suyo en tiempo y forma y los hicieron padecer tres años y medio hasta que pudieron cobrarlo". 

El Ruso Scurnik, de 34 años, resalta: "A Emanuel lo citamos cada vez que podemos. El club tuvo un muy lindo gesto, poniéndole su nombre a la platea. No sé cuánto me queda de carrera pero mientras siga jugando voy a llevar siempre esa remera antes de los partidos. Emanuel se lo merece, era un chico que persiguiendo su sueño terminó de la peor manera. Y no merece quedar en el olvido". 

Sentencia Scurnik: "Cada vez que me buscan para hablar del tema, los recibo con los brazos bien abiertos. Uno a veces se siente en deuda, es inevitable tener esa sensación tan contradictoria: yo sigo haciendo lo que le gusta y Emanuel no lo pudo hace más. Ante cada vivencia y experiencia que me sigue regalando esta profesión siempre lo tengo presente. Es un referente que me brinda motivación permanente. Cada vez que me siento frustrado porque las cosas no me salen en el plano deportivo enseguida pienso en él y me da fuerzas para salir adelante".

¿Cambió el escenario desde aquella tragedia? Poco, para el gusto de Scurnik. "En algunas canchas terminaron los acolchados pero la realidad es que no hubo cambios tan significativos. Pensar que si hubieran estado en ese momento se habría amortiguado el golpe y por ahí las consecuencias hubiesen sido diferentes... Pero lo que pasó quedó bastante en el olvido".

Claro: el arquero y capitán de San Martín y sus compañeros no lo olvidaron. El recuerdo de aquel pibe jujeño cargado de ilusiones y muy querido en el plantel mantiene su vigencia, en una remera, en una cinta y en el corazón. 

 

Fuente: Clarín