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De La Quiaca a Quebec, un cambio de vida en 10 años

Se fue hace una década, Olga se casó y tuvo una hija. Pondera la eficacia y puntualidad de los canadienses.
Domingo, 27 de enero de 2019 01:02

Olga Rodríguez es docente, nació en La Quiaca y hace una década decidió apostar por otra ciudad obnubilada por su cultura. Eligió Quebec (Canadá) y allí vive actualmente. Formó una familia y tuvo una hija, reparte el tiempo entre su trabajo, un voluntariado y volvió a visitar a su familia en Jujuy.

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Olga Rodríguez es docente, nació en La Quiaca y hace una década decidió apostar por otra ciudad obnubilada por su cultura. Eligió Quebec (Canadá) y allí vive actualmente. Formó una familia y tuvo una hija, reparte el tiempo entre su trabajo, un voluntariado y volvió a visitar a su familia en Jujuy.

 

Partió el 18 de noviembre de 2008 y al llegar comenzó a estudiar francés que el Gobierno le dio durante nueve meses.

Fue mientras trabajaba como docente de Historia, en el Instituto de Formación Docente de Tilcara que decidió irse a Canadá tras participar de una conferencia sobre Quebec que se realizó en la capital jujeña y guiaban sobre los papeles que debían presentar, el dinero y las condiciones que debían tener para ir. Comenzó el trámite, que duró un año, para obtener una visa como residente permanente autónoma, que eligió luego de investigar por internet sobre Canadá, España y Australia.

 

"Elijo Canadá, porque yo daba historia de Latinoamérica y como Quebec tiene francés, raíz latina también", explicó Olga de 46 años. Partió el 18 de noviembre de 2008 y al llegar comenzó a estudiar francés que el Gobierno le da de nueve meses, de modo que le permita integrarse, se estableció por su cuenta y pasó por un control médico, contaba con un título universitario.

A partir de entonces hizo muchos cursos para integrarse, porque le gustaba la cultura. Revalidó su título pero debido a que el sistema es diferente, y el trámite es más largo para la docencia hizo una reconversión por lo que estudió para secretaria y gestión de personal, que es a lo que se dedica. Hace voluntariado, quizás vuelva a dar clases de gimnasia, va a los teatros y conciertos, incluso pudo ver a los Rolling Stones.

Ponderó por ello el programa de ayuda del Gobierno que facilitó que estudiara, con un préstamo; y la rigurosidad de la asistencia, que aprovechó y pudo avanzar e insertarse laboralmente, ya que actualmente trabaja desde hace tres años en un organismo comunitario que se dedica a ofrecer servicios a ancianos. Es que la pirámide poblacional allá es invertida en relación a la Argentina, y cuenta con mucha población mayor y es poca la activa.

Luego de los estudios hizo un impasse profesional en su vida en la que se casó en 2010 con un ciudadano canadiense de Quebec, Roger Sirois y tuvo a su hija en 2011, Lorette Luna Siroise Rodríguez. "Mi esposo me ayuda un montón sobre todo a integrarme, a conducir sobre la nieve, hacer las compras, las farmacias son distintas y el primer regalo que recibí de él fue un auto y lecciones para conducir sobre nieve. Esas son cosas importantes para mí, explicó.

Sin embargo, relató que en ese cambio de vida al que supo adaptarse en cuanto al idioma y otros factores, lo que más le costó fue el desarraigo, de la familia que quedó en Argentina. También le costó el cambio en cuanto a la comida y las costumbres, ya que en Canadá percibió por ejemplo que no usan otro mantel que el de papel descartable; en el horario ya que se almuerza sólo en un impasse en el trabajo un sándwich con un café mientras que la comida fuerte es la cena luego de las 5 de la tarde, una vez que salen del trabajo y se reúnen en familia. Es que el horario de trabajo es de 8 a 17, mientras que los niños también llevan su lunch.

También le costó adaptarse al clima extremadamente frío. De hecho, comentó que por estos días la sensación térmica era de - 40ºC, y aunque todos los inviernos debe cuidarse mucho por el asma, ya se adaptó.

Entre lo positivo que percibe y que le gusta está la "eficacia" que los canadienses tienen en distintos planos, no sólo en los trabajos, en el estudio, responsabilidad y la puntualidad. "La gente es muy abierta y dice sí o no, no estira el tiempo. No puedo generalizar igual", afirmó.

Otro fue el individualismo a nivel público, asumiendo que no hay tanto "sindicalismo", la cuestión comunitaria no existe. Sin embargo, aseguró que en el plano familiar no le agrada tanto el individualismo y es que a modo de ejemplo sólo se reúnen en las fiestas la familia nuclear, y no con los tíos ni los abuelos, ya que sienten que es una intromisión. Es que en su vida valora la ayuda que pueda darle su familia en la crianza de su hija, como ocurre en Argentina, y que allá no se da.

Su visión de la provincia de Jujuy a la distancia

EN FAMILIA / OLGA CON SU ESPOSO E HIJA EN LA CIUDAD CANADIENSE DE QUEBEC.

Consultada sobre su visión de la provincia de Jujuy, tras su alejamiento de una década, Olga Rodríguez comentó que en ese lapso vino tres veces a la provincia a visitar a su familia: en el 2011, en el 2017 y en el 2018.
La primera vez llegó con su marido y no pudo arribar a su ciudad natal por los cortes de ruta, y persistía la turbulencia que había vivido en su etapa de estudio en la ruta de La Quiaca.
Entonces aseguró que en el Consejo de Educación había manifestaciones que entendía que había docentes que no trabajaban y requerían pago de vacaciones; lo que se repetía en Tilcara por lo que debían caminar kilómetros para tomar otro vehículo, soportar insultos y demás.

Parque y ambiente familiar

“El año pasado cuando fui a Jujuy vi una plaza iluminada, otro ambiente, y este último (2018) vi el Xibi Xibi parquizado, clima de familia, juegos, me gustó mucho”, indicó.
“Vivo con la esperanza que se establezcan mejor las cosas, como inmigrante luego de diez años de no haber estado ahí”, apuntó.
No obstante “en las oficinas encontré lo mismo, el retraso en los trámites, la gente no es puntual, es algo que ya conocía y que los jujeños deben ajustar”, precisó.
Otro cambio que percibió es que con el nuevo Gobierno puede enviar dinero de Canadá a la Argentina, antes se podía pero era muy caro, y ahora se puede.