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La adoración de los pastores, de Gerrit van Honthorst

Este día marca el final de la decoración navideña y la última noche para adorar delante del pesebre y cantar los villancicos.
Martes, 08 de enero de 2019 01:03

En las Navidades, que precisamente termina con la fiesta de reyes o Epifanía, nos pilla a medias, entre compras apresuradas, preparativos para la espera de los camellos, los regalos para los más pequeños, la preparación del Roscón de Reyes y los últimos detalles, a veces hasta todo, para los espíritus más espontáneos o poco aferrados a las costumbres.

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En las Navidades, que precisamente termina con la fiesta de reyes o Epifanía, nos pilla a medias, entre compras apresuradas, preparativos para la espera de los camellos, los regalos para los más pequeños, la preparación del Roscón de Reyes y los últimos detalles, a veces hasta todo, para los espíritus más espontáneos o poco aferrados a las costumbres.

Total que la noche del 5 de enero, la noche más importante del año para los niños en los países hispanohablantes, nos encuentre en familia, contentos de estar juntos.

También este día marca el final de la decoración navideña y la última noche para adorar delante del pesebre y cantar los villancicos populares como el "Huachi Torito", "Campana sobre campana" o "Los peces en el río".

Hemos hablado de la música de Navidad, como los villancicos de diferentes partes del mundo tienen ritmos diferentes, colores diversos pero hablan de lo mismo, el nacimiento del Niño Dios. Claro, esto referido a los villancicos tradicionales.

En Inglaterra se cantan villancicos en las calles, haciendo honor a la gran tradición coral inglesa, donde grupos de amigos deleitan al público con obras polifónicas.

En Alemania, las iglesias ofrecen oratorios de Navidad en concierto y también cantos corales donde el público y la feligresía cantan junto a una orquesta formada por jóvenes profesionales de la música. En España la zambomba es la protagonista de la música navideña.

Sin embargo, vemos como los villancicos modernos, venidos de EE UU en su mayoría, tratan otros temas, son más bailables o con una gran influencia del jazz y de la música popular estadounidense.

Seguro que nuestro lector los conoce, como el villancico de la nariz roja del reno Rudolf. Si no conoce el original, seguro conoce la versión adoración, que sonará cada noche a partir del 24 de diciembre. Es esa extraordinaria capacidad de los músicos populares jujeños de adaptar música de otros países.

Esperemos que también redescubran los villancicos del renacimiento y en especial del barroco sudamericano, que se prestan más para la danza y tienen que ver con nuestra historia. Así, las famosas negrillas de Navidad, obras corales bailables, de las cuales estoy seguro, nacieron nuestras adoraciones.

No es sobre música sino de pintura

Pero el motivo de este artículo no es hoy la música sino la pintura.

En la vorágine posnavideña, en medio de la agitación y el apuro de comprar regalos o ropa o prepararnos para las vacaciones de verano podemos descansar y recrear nuestra mirada con una obra maestra de la pintura barroca holandesa.

La "Adoración de los pastores", del año 1622 es una de las obras maestras del mundo. Fue pintada por el pintor holandés Gerrit van Honthorst y forma parte de las 1.001 pinturas que deben verse en la vida, según los expertos.

Desde Jujuy y gracias a internet y a este columnista, podremos ver algunos detalles y acercarnos a esta maravillosa obra de arte del barroco europeo.

Se encuentra en el museo "Wallraf Richartz" de la ciudad de Colonia, Alemania. Es mi ciudad de residencia y me gusta recomendar su visita, pues ofrece en poco tiempo, innumerables posibilidades culturales así como de ocio.

La genialidad de este pintor reside en crear luz en sus pinturas de manera magistral. También las expresiones de los pastores y hasta los gestos de San José y la Virgen.

Tal virtuosismo nos recuerda a un fotógrafo, pues es tal la nitidez y la fidelidad que nos parece una foto que una pintura.

Esta obra fue rescatada por expertos de arte que luego de terminada la guerra se hicieron a la búsqueda de obras de arte robadas o confiscadas por los nazis durante la época del Nacionalsocialismo.

Quizás al obsérvala, podamos tener unos minutos de reposo y reflexión, para recordarnos qué hermoso es el arte, cuánto nos reconforta y cuánto bien nos hace bien al alma.

Una canción, una pintura, una foto, todo nos muestra la belleza y nos inspira o nos hace felices, aunque sea por unos minutos, o tal vez para siempre.

Amigo lector: ¿tienes alguna obra favorita del barroco? ¿O un pintor o escultor preferido? ¿Por qué te gusta?