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Entre el pasado y presente del movimiento peronista

Viernes, 18 de octubre de 2019 01:04

La notable movilización de trabajadores acontecida el 17 de octubre de 1945 dio lugar al nacimiento de uno de los movimientos políticos más importantes de la historia argentina contemporánea: el peronismo. Los hechos que se sucederían en adelante, a partir de la liberación de Juan D. Perón en la noche de aquella jornada, su candidatura y posterior triunfo en las elecciones presidenciales del año siguiente, marcarían el inicio de una nueva y particular etapa en la relación entre el Estado y la sociedad.

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La notable movilización de trabajadores acontecida el 17 de octubre de 1945 dio lugar al nacimiento de uno de los movimientos políticos más importantes de la historia argentina contemporánea: el peronismo. Los hechos que se sucederían en adelante, a partir de la liberación de Juan D. Perón en la noche de aquella jornada, su candidatura y posterior triunfo en las elecciones presidenciales del año siguiente, marcarían el inicio de una nueva y particular etapa en la relación entre el Estado y la sociedad.

Si bien el gobierno peronista formó parte de aquellas experiencias populares, nacionalistas e intervencionistas que tuvieron lugar en América Latina en los años de 1930-1950 (como los de Lázaro Cárdenas en México o de Getulio Vargas en Brasil), en nuestro país -como quizás en ningún otro lado- su impronta se ha mantenido firme en el escenario político. Aunque no es el partido más antiguo (como la Unión Cívica Radical o el Partido Socialista), el peronismo se ha constituido ciertamente en la identidad política popular más persistente de la Argentina.

A lo largo de casi una década de gobierno (1946-1955), el peronismo instauraría un Estado de carácter industrialista, benefactor, nacionalista y planificador. La distribución del ingreso nacional fomentada por esta administración mejoraría los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores de un modo significativo e inédito hasta entonces. Así, esta política estatal proclive a garantizar el pleno empleo y la "justicia social", se constituiría en una impronta del peronismo difícil de diluir a lo largo del tiempo.

En la actualidad, el peronismo es uno de los temas más estudiados por los investigadores de las ciencias sociales en el mundo occidental. La Revolución Mexicana y la Revolución Cubana, tal vez pueden equiparar en lo cuantitativo aquel interés. Los aspectos analizados son diversos e involucran un abanico de análisis que recorren la esfera política, social, cultural y económica de aquella experiencia popular. Esta producción académica ha crecido de modo exponencial, en el país como en el extranjero, siendo actualmente casi imposible estar al tanto de todos los libros que se publican asiduamente.

Pero la permanencia del peronismo trasciende el mundo académico, haciéndose patente asimismo en el escenario político. Para sus críticos más acérrimos, como sucedió también en el pasado, no ha dejado de ser señalado como aquel "hecho maldito". Un caso representativo de ello, tal vez sea la insistente asociación con la corrupción hacia todo aquello que esté vinculado a este gobierno popular. Con este criterio totalizador, se dejaron de lado o minimizaron valiosas políticas que produjeron notables avances, como en el campo de la salud, educación o ciencia y tecnología, y que hoy experimentan un claro retroceso.

En Jujuy, hace cuatro años, el peronismo perdía por primera vez, desde su surgimiento, la gobernación en elecciones libres y sin proscripciones. A nivel nacional, la misma derrota se sumaba a otras dos elecciones presidenciales (1983 y 1999). En vísperas de una nueva contienda electoral, y dentro de una alarmante crisis económica y social, nuevamente el peronismo vuelve a ocupar el centro de la escena política. No sólo el principal candidato a presidente de la oposición pertenece a este espacio político, sino que el Frente Juntos por el Cambio contará en su fórmula asimismo con un viejo dirigente peronista.

Las razones de esta permanencia del peronismo sin dudas responden a varios factores, que en otro escrito podríamos ocuparnos de desmenuzar más detenidamente. Pero, por el momento, podemos aseverar que uno de ellos reside en su capacidad transformadora y de adecuación a los cambios de la sociedad y de sus nuevas demandas a lo largo del tiempo.

Con todo, resulta evidente cómo, a 74 años de su nacimiento, el peronismo -pese a sus múltiples transfiguraciones, cuestionamientos y vilipendios-, vuelve una vez más a exhibir, tanto en el campo académico como político, una notable y persistente vigencia.