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Vargas Llosa: "El peronismo convirtió un país del Primer Mundo en uno del Tercero"

"Espero que los argentinos no cometan el desatino de votar de nuevo por el peronismo". Sin medias tintas, Mario Vargas Llosa da su veredicto y su opinión sobre el futuro político inmediato en nuestro país.

Viernes, 18 de octubre de 2019 08:48

De lo que está seguro el Premio Nobel es que, si eso ocurriera, sería un golpe muy duro no sólo para su visión de la Argentina sino para el papel que juega en la región y para el futuro de los países que la integran.

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De lo que está seguro el Premio Nobel es que, si eso ocurriera, sería un golpe muy duro no sólo para su visión de la Argentina sino para el papel que juega en la región y para el futuro de los países que la integran.

"Si ganara el peronismo -dice- en Venezuela celebrarían mientras que para los venezolanos que están luchando por recuperar la democracia en su país sería un golpe muy duro". Convencido, como está, de que instalado en la Casa Rosada daría apoyo "descarado" al régimen de Nicolás Maduro.

De lo que también está seguro es de que si la fórmula de Alberto y de Cristina Fernández se impone, no será el ex jefe de gabinete el que ejerza el poder desde la Casa Rosada sino "la señora Kirchner por interpósita persona". Y subraya la afirmación con el gesto natural en quien cree exponer lo obvio.

En su espacio de trabajo

Vargas Llosa recibe a LA NACION en el chalet que habita en las afueras de Madrid. Una intimidad protegida de curiosos por un enorme portón corredizo y un alto muro, en el que se adivinan las cámaras de seguridad.

Entramos en su luminoso y ordenado espacio de trabajo. Una sala enorme en la que todas las paredes disponibles están íntegramente recubiertas con estanterías de biblioteca. No hay agobio sino sensación de serenidad en la pulcritud con que están dispuestos los cientos de volúmenes.

Hay madera, alfombras nobles y una mesa de cristal, sobre la que el escritor deposita su lapicera fuente negra y su teléfono móvil del mismo color, antes de sentarse en uno de los sillones de pana clara. El aparato no suena ni una vez durante la charla, aunque parece dar alguna que otra señal de vida. Un síntoma que su cortés dueño ignora.

Vargas Llosa es un apasionado por América latina. "Un territorio extraordinario para un escritor, pero no siempre amable para vivir", admite.

Está en gira de promoción de su nueva novela, Tiempos Recios, reveladora de una trama política real, que define como "el primer y más eficaz uso de las fake news en América latina".

Tanto, que fue la cobertura que terminó amparando y revistiendo de un "falso relato de legitimidad" al golpe de estado que, impulsado por los Estados Unidos, terminó con el gobierno democrático del ex presidente Jacobo Arbenz.

Ese fue, desde su perspectiva, el error que marcó todo lo que vendría después en América latina. Desde el desencanto por la democracia y el abrazo de la simpatía comunista en miles de jóvenes estudiantes -tal vez, él mismo- además de empujar a Fidel Castro en la misma dirección.

La violencia en la bella Guatemala y las implicaciones del fallecido dictador Rafael Trujillo -el mismo de La fiesta del Chivo- sumergen en un mundo de conspiraciones regionales.

"Lo bueno es que mucho de lo que pasó y que cuento en la novela.. ¡parece una novela!, aunque fue la más pura verdad", dice, sonriendo.

Elecciones en la Argentina

Con ese mapa, la charla arranca con su mirada sobre la Argentina y el futuro inmediato.

"Están los argentinos ante una elección crucial -arranca- Espero que los argentinos no cometan el desatino de dar el poder al peronismo. Si eso ocurriese, la Venezuela de Nicolás Maduro recibiría un apoyo descarado de un gobierno peronista y eso para América latina será muy grave. La Argentina, con el presidente Mauricio Macri ha jugado un papel vital en defensa de la democracia y en solidaridad con los venezolanos que tratan de recuperarla para su país. Y debe seguir haciéndolo.

-¿Y para la Argentina? ¿Qué significaría?

-Será gravísimo también. Se han olvidado que el país que recibió el gobierno de Macri era un país en ruinas.

-Macri lleva cuatro años gobernando.

-¡Claro que hubo errores! Cómo no iba a haberlos. Pero el peor error sería dar de nuevo el poder al peronismo. Macri se equivocó en no hacer un ajuste más fuerte cuando todavía era popular. Se inventaron el gradualismo y eso no salió bien.

-¿Qué hubiese cambiado?

-Macri no quiso hacer el ajuste más radical por una cuestión moral. Porque los argentinos ya habían sufrido una situación crítica con la señora Kichner. Pero el gradualismo resultó fatal. Porque no sólo no resolvió los problemas sino que ahora los problemas son atribuidos al gobierno de Macri, que intentó atender de un modo moderado una situación crítica.

-Desde su perspectiva, volvería al poder el gobierno que generó los problemas. ¿No es raro?

-Hay en la Argentina una fascinación con el peronismo. Desde el primer peronismo, que sedujo con medidas demagógicas, ha quedado esa especie de fantasía que le atribuye una justicia social que realmente nunca existió y que además sirvió fundamentalmente para convertir a un país que estaba en el primer mundo en uno del tercer mundo

-Si tanto le atrae, ¿No pensó nunca en escribir una novela sobre la Argentina?

-La Argentina tiene muy buenos escritores y no necesita andar importándolos. Es el país de la región con la más rica tradición cultural. A diferencia de los demás, contó con la ventaja de que hasta la elite está dispuesta a invertir en cultura. Victoria Ocampo es un maravilloso ejemplo. Sin ella, que invirtió su fortuna en una editorial, y sin su mundo, es posible que un escritor como Jorge Luis Borges, que es la gran figura de nuestra lengua moderna, no hubiera funcionado como ocurrió y hubiese sido, posiblemente, un escritor mucho más marginal.

Tiempos recios, su novela, parte de una trama real para amparar un golpe de estado en Guatemala. ¿Cómo se pudo intoxicar tanto con información falsa?

-Creo que la novela cuenta el primer y más eficaz uso de las fake news en América latina. Un personaje real, un publicista que era sobrino de Sigmund Freud, montó una campaña de desinformación en la que hace creer que el gobierno de Jacobo Arbens es instrumento de la infiltración soviética en América latina. Una mentira total.

-¿Cómo logra engañar tanto?

-Para engañar hay que saber mentir. El se informa para mentir y lo hace bien. Pero para hacer que su mentira sea menos sospechosa, hace que la transmita la prensa más progresista de los Estados Unidos. La misma que hoy en día está dando una batalla valiente contra (el presidente Donald) Trump y contra el populismo. The New York Times, The Washington Post y la revista Time.

-¿Qué hubo en aquél pecado periodístico? ¿Ignorancia. soberbia?

-Creo que una gran ignorancia. No sabían ni dónde estaba Guatemala ni qué problemas tenían y en vez de constatar la información que se les preparaba y suministraba, la publicaron. En eso cayeron periodistas tan célebres como la fallecida Flora Lewis.

-¿Podría ocurrir ahora algo así?

-Quisiera creer que no. Aunque no se puede decir. Hemos visto cosas que jamás hubiésemos imaginado. No queda nada de la gaseosa que acompañó la conversación.

Sobre un escritorio amplio e invitador, contra una de las paredes cubiertas de biblioteca, brilla el diseño de un monitor ultramoderno. Y sorprende.

-¿No era que usted escribe con lapicera fuente?

-Sí, y lo sigo haciendo. Yo la computadora la uso como una máquina de escribir. Escribo siempre en papel, con lapicera fuente, y yo mismo lo paso a la computadora. Esa es, en realidad, la primera corrección. Aprendí a escribir con lapicera y moriré escribiendo con ella.

-¿En qué está trabajando ahora?

-Tengo muchos proyectos vagos. Muchos de ellos, ni siquiera escritos, pero que me dan vueltas en la cabeza. Ahora, por ejemplo, no se qué voy a escribir ni cuál será mi proyecto primordial. Pero lo que me tranquiliza es que nunca me faltan proyectos. Tengo más que el tiempo necesario para materializarlos.

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