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La música de películas

Jueves, 24 de octubre de 2019 09:45

Siguiendo con nuestra columna musical, que en esta ocasión haremos referencia al cine y a algunas series de televisión, veremos que somos más bien visuales.

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Siguiendo con nuestra columna musical, que en esta ocasión haremos referencia al cine y a algunas series de televisión, veremos que somos más bien visuales.

El lector cinéfilo o amante del cine y las películas en general, al ser sincero consigo mismo, qué respuesta daría a la siguiente pregunta: Después de ver una película, ¿recordaremos la música o algunos pasajes musicales o más bien recordaremos las escenas?  La música en las películas, ¿es importante?

 Pues sí. Sin la música no sería posible crear una atmósfera especial. Una película de terror, una comedia, una escena de amor, todas necesitan una música adecuada. Esa música cambia nuestro humor y nos transporta, hace que nuestro pulso se acelere o nos relajemos, que nos sintamos felices o tristes, a veces identificándonos con los protagonistas.

 El mundo de la tecnología, para tristeza de los nostálgicos (o no), hace que una alternativa al cine sea ver pelis en casa, a través de un sistema de streaming. Así, podemos ver en la cocina, nuestras series favoritas actuales o de nuestra niñez, podemos ver series conocidas en otros países, con mucho éxito en el exterior pero menos conocidas en el nuestro. El mundo se ha vuelto pequeño.

 Claro, no se puede comparar con el ambiente del cine: el sonido que nos envuelve, las imágenes inmensas, estar en un lugar diferente del salón de la casa y vibrando o llorando en una sala mágica durante la hora y media que dura la peli.

 Una serie que nos aproxima a una cultura lejana e interesante es “Vikingos”. He tenido la oportunidad de estar varias veces en Noruega y he visitado además de la ópera de Oslo, el famoso museo vikingo.

 Una cultura muy distante de la nuestra, con un idioma de origen germánico, que vivía al otro extremo del mundo y que vemos representados con cuernos y lanzas. Devastadores de ciudades, hordas que se desplazaban por los ríos y los mares en busca de tesoros.

 Pero, ¿qué hay de cierto en esto?

 Pues los vikingos, los antiguos pobladores de Escandinavia (la unión de Noruega, Suecia y Dinamarca) tienen su momento en la historia entre el año 800 y 1050 (D.C). No eran sólo guerreros y grandes marineros sino también excelentes comerciantes. Se destacaron en la construcción de barcos, con los que se adentraban en los ríos europeos.  Descubrieron y colonizaron Islandia y Groenlandia. Se le adelantaron a Cristóbal Colón en quinientos años, pues se sabe que llegaron a América del Norte.

¿Cómo era esta sociedad? Pues, no sólo eran germanos los que poblaban las tierras vikingas. Puesto que eran comerciantes y ávidos navegantes, tenían contacto con diferentes culturas. Entre sus esclavos y esposas o esposos que se llevaron consigo, habían españoles, portugueses y rusos. Es por eso que muchos noruegos tienen el pelo y los ojos oscuros, a diferencia de los suecos y daneses. Quizás por el mayor contacto que tuvieron los noruegos con la península ibérica en los primeros tiempos y luego con la venta del bacalao. Como sabrá el lector ilustrado y el lector gourmand, el bacalao seco se produce en el norte de Noruega y ya salado se exporta a España y Portugal y también a Argentina y otras partes de América Latina.

¿Quién no habrá visto y/u olido) un pedazo de bacalao seco en Semana Santa en el mercado? Pues seguro que venía de Noruega.

Las mujeres vikingas eran por cierto, mujeres muy fuertes e independientes. También podían luchar junto a los hombres. En la imaginación romántica, en especial en la ópera romántica, recordaremos a Wagner. Aquí, las Valquirias son las semidiosas germanas.

 Son mujeres guerreras, que montan a caballo y pueden combatir hombro a hombro con un hombre o llevar a los muertos en guerra al Walhalla, una suerte de Paraíso de la mitología escandinava.

Pero, ¿llevaban el yelmo en la cabeza con los cuernos o las alas de plumas?

 No se conoce un testimonio que nos lo asegure, probablemente no, pero, volviendo a la música, Wagner representará en sus óperas a los vikingos y a los antiguos germanos con cuernos.

Carl Emil Doepler, un diseñador de vestuario alemán, inventó en 1876 los yelmos con cuernos, alas y lanzas para la primera producción de “El anillo de los Nibelungos” en el teatro de Bayreuth, ciclo de óperas de Wagner basadas en la mitología nórdica.

Desde ese momento será el distintivo de estos marineros y comerciantes, cuyo legado cultural tiene repercusión hasta la actualidad. Además de ser inspiración para las grandes óperas de Wagner, siguen siendo inspiración para películas y series de televisión.

 Amigo lector, ¿qué música recuerdas de tu serie favorita?