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La experiencia del té

Lunes, 11 de noviembre de 2019 09:53

Nuestro amigo lector sabrá que los tiempos y los lugares nos pillan sin coincidencia alguna. Los vientos de las circunstancias nos llevan lejos sin saber el porqué. Asuntos del destino. O quizás no.

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Nuestro amigo lector sabrá que los tiempos y los lugares nos pillan sin coincidencia alguna. Los vientos de las circunstancias nos llevan lejos sin saber el porqué. Asuntos del destino. O quizás no.

 El que lee estas líneas sabrá que esta columna se escribe a la distancia y que a pesar del tiempo y espacio nos pilla muy cerca. Es que gracias a los medios y al internet podemos viajar en cuestión de segundos al más recóndito lugar sin tener que tener movernos de nuestros asientos.

 Es así que podemos estar con nuestro pensamiento en Paris, Londres, o San Pedro de Jujuy, a donde el recuerdo nos lleve y nuestros sentimientos nos transporten en un gozo interno que nos arranque una sonrisa o nos regale una lágrima en nuestras mejillas. Una persona, un familiar, una comida, una flor o un paisaje. Algo nos hace viajar en el tiempo y desafiamos así toda ley.

 El recuerdo es nuestra máquina del tiempo y del espacio. Nuestro aliado pero a veces nuestro enemigo. Recordar es ser feliz dos veces pero también puede ser sufrir.  Es por eso que el que olvida lo que no se puede cambiar será feliz.

 Pero, volviendo a nuestro cometido cultural y sobretodo musical esta vez viajaremos a Londres. Si no conocemos la ciudad, viajaremos con la fantasía a esas calles o puentes que hemos visto en las películas, pues se han filmado allí propuestas para todos los gustos de los amantes del cine.

 Quizás asociemos Londres con 007, el famoso agente que sale siempre airado de toda vicisitud pero a la vez vuelve a caer en un estereotipo un poco antiguo, que es el del macho triunfador y seductor de mujeres de cuerpo fantástico y rostro bello. Un estereotipo ya caído en desuso en Europa y que también en nuestra América Latina ha comenzado a menospreciar. En verdad, es que la mujer no es solo un objeto de decoración por lo que tendría que ser bonita, sino es una persona igual al hombre, pues es un ser humano, pero salvando las diferencias que son obvias.

 Músicos ingleses como Adele han contribuido con sus canciones a esta serie, una de las más hollywoodenses producciones de Inglaterra.

 Recordamos a Los Beatles y otros músicos de Inglaterra que han hecho historia. También los lugares por donde ellos pasaron y sus icónicas fotos.

 Pero quizás asociemos esta capital europea con algo imprescindible: el té.

 La historia del té se remonta a la época colonial inglesa, cuando se hicieron con barcos trayendo hojas de té desde Asia. No es menos recordar que el té también causo la pérdida de las colonias norteamericanas, que al otro lado de los mares, extendía el imperio británico y que por la culpa o gracias al te que subía de precio, se inició una revolución.

 Revoluciones sociales como las que estamos viviendo actualmente en Sudamérica, pero no por causa del té.

 Si, el té es el que determina el destino de una nación. Actualmente, la ceremonia del té necesita tiempo. También dinero, según el lugar en el que queramos disfrutar del mismo.

 Pero como nuestra columna es musical, el mejor lugar será el hotel Ritz, donde podemos disfrutar de los scones y la crema característica. Eligiendo claro el tipo de té que queremos. Saborearemos los sándwiches de pepino o los sándwiches de jamón de York que se ponen un etagere o estante de comida.

Disfrutaremos del pianista que con su música nos alegrara la ceremonia, tocando en un piano de cola melodías tradicionales.

 Y ya de vuelta en San Pedro, dejado la fina lluvia que nos acariciaba el rostro en Londres, tomaremos un té con unos scones de la panadería del centro (que por cierto doy fe son de los scones más fidedignos y sabrosos).

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