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Una testigo comprometió seriamente a los imputados

Antes de ingresar a la sala una testigo fue amenazada por una hermana, hecho que fue denunciado al Tribunal.
Jueves, 14 de noviembre de 2019 01:00

Se inició el juicio por el asesinato de un hombre ocurrido en la madrugada del 25 de febrero de 2018, en un sector del barrio Belgrano, hecho protagonizado por siete miembros de una familia.

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Se inició el juicio por el asesinato de un hombre ocurrido en la madrugada del 25 de febrero de 2018, en un sector del barrio Belgrano, hecho protagonizado por siete miembros de una familia.

 

Julio Cesar Armella y su esposa Rita Saavedra pidieron justicia y protección para la familia por las constantes amenazas de los Vargas

 

Las graves diferencias entre los hermanos Vargas y la víctima Ramón Bernardo Armella terminó desencadenando uno de los hechos de sangre que permanecerá en la memoria y en la historia del barrio que los vio transitar por años sus calles.

Los hermanos Mauricio Gastón y Walter Rodrigo Vargas están imputados por homicidio simple, en tanto que Lautaro Joaquín Vargas como partícipe necesario del delito de homicidio simple del asesinato de Ramón Bernardo Armella.

Habiendo llegado a esta instancia los tres imputados privados de su libertad.

Como partícipes necesarios del delito e imputados en libertad, lo hicieron Ivana Romina Vargas, Sandra Viviana Valdéz y el matrimonio constituido por Inés Beatriz González y Eduardo Saavedra, quienes llegaron al juicio en libertad.

Un desgarrador relato escucharon ayer los miembros del Tribunal Criminal Nº 2 por parte de la cuñada de Ramón Armella, violentamente asesinado en la madrugada del 25 de febrero de 2018 en un sector de la avenida 1 de Mayo de barrio Belgrano.

Rita Yolanda Saavedra ingresó a la sala después de ser amenazada en los pasillos del segundo piso de Tribunales por su hermana Deolinda en presencia, de las personas que se encontraban en el lugar y con sus dichos comprometió seriamente a los imputados.

Muchas fueron las desventuras que debió afrontar la familia de la víctima en todo este tiempo, en virtud de que los imputados están relacionados familiarmente con la víctima de este sangriento hecho, y cuyas desavenencias se iniciaron hace muchos años.

El detallado y pormenorizado relato de la testigo Rita Saavedra, quien solicitó que la totalidad de los imputados sean retirados de la sala, contuvo especificaciones muy puntuales, en virtud de haber sido ella la que recibió a su cuñado ensangrentado a sólo un par de metros de su casa, cuando salió a su encuentro ante los pedidos de ayuda que le hizo un vecino que vio a la víctima, que ya presentaba algunas heridas.

En los primeros minutos, se vio a una mujer serena pero al momento de recordar las palabras de su cuñado: "defendeme y ayudame, no quiero morir", rompió en llanto aunque su relato se tornó mucho más firme y contundente, a punto tal que la presidente de trámite Cecilia Sadir en un momento dado le pidió a la defensa que "no confunda a la testigo".

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Recordó que solamente estaba ella frente a la agresión de los hermanos Vargas a la víctima, hasta que llegaron al lugar su esposo Julio Cesar Armella y su yerno, pero a quienes no los dejaron intervenir en defensa de Ramón, que en esos momentos recibía una descarga de bloques por parte de Inés González, Ivana Vargas y Sandra Valdéz.

Pelea de los Saavedra

El relato se completó con la descripción de la pelea que la testigo mantuvo con su hermano Eduardo Saavedra, uno de los imputados.

En su extensa declaración de casi una hora también afirmó que el imputado Eduardo Saavedra le arrojó dos bloques a Ramón Armella que cayeron en el pecho y estómago, hasta que ellos comenzaron a "luchar", ya que desde el suelo y totalmente ensangrentado, su cuñado imploraba que no lo maten.

Inmediatamente después hizo referencia al hecho de que sus tres sobrinos Vargas tenían cuchillos y en el caso de Rodrigo Vargas también un machete con el cual en un momento dado la amenazó.

La testigo además manifestó que sus sobrinos en reiteradas oportunidades le dijeron que no se metiera, hasta que "mi sobrino Lautaro me agarró la cara con la dos manos y me dijo "ya está tía", fue en ese instante que el llanto se convirtió en sollozo a la vez que decía: "ahí me di cuenta que mi cuñado había muerto".

Un rencor de muchos años

Finalmente la mujer recordó que todo esta bronca se inició porque la víctima, Ramón Armella, le había quemado la moto a Rodrigo Vargas, porque este útlimo se había metido con su mujer y por esa razón se fue al sur del país a trabajar y " ya había pagado todos los daños que provocó el incendio".

"Después mi cuñado regresó, especialmente por sus hijos y todo era normal hasta que ese día lo apuñalaron entre los tres y con mucha saña".

Al informarle la jueza Cecilia Sadir que se podía retirar que había concluido con su declaración, la mujer pidió protección para ella y su familia ya que como consecuencia de este hecho, vivía permanentemente amenazada y que temía por su vida y la de sus hijos por familiares y amigos de los imputados Vargas.

Pidió que se le ponga custodia nuevamente y no sabe qué hacer para mudarse del barrio porque viven con miedo permanentemente ya que no cuentan con dinero para salir de ahí.

Apesadumbrada, la testigo le informó al Tribunal que antes de ingresar y en el pasillo delante de todos los presentes había sido amenazada por Deolinda Saavedra, su hermana.

También se presentó a declarar Julio Cesar Armella, esposo de Rita Saavedra quien sólo dijo que a él también lo amenazaron y que no pudo ayudar al hermano ya que a punta de cuchillo le impedían el acceso cuando él decía que lo dejen pasar para llevarlo al hospital.

En su declaración, el hombre afirmó que persiguieron con el cuchillo a su hermano menor cuando llegó a intentar defender a Ramón y "agradezco que no se tropezó porque seguro que lo mataban" ya que apenas pudo llegar a mi casa.

Antes de retirarse pidió justicia en nombre de sus sobrinos, que "se quedaron sin padre y sin una madre que se abandonó y está hoy en situación de calle".

En la sala también estuvo presente Micaela Yanina Benicio, quien esa noche se cruzó con Rodrigo Vargas que portaba piedras en su mano y que dijo en voz alta que había terminado con la víctima y era para que lo escuche su marido que fue atacado en una oportunidad por los Vargas, quienes le quebraron la pierna.

Benicio dijo que a las once de la mañana del 25 presenció cuando detenían a Lautaro, en una casa del barrio portando un cuchillo que tiró a un tacho y dos vinos, para ser entregado a la Brigada que lo buscaba.

El Tribunal Criminal Nº 2 está integrado por Cecilia Sadir, presidente de trámite y los vocales Luis Kamada y Mónica Cruz Martínez.

El debate se inició con un reclamo de la defensa por no haber adherido a la causa la querella, que fue desestimado por el Tribunal en virtud de que la misma constaba en el expediente.