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Un abrazo unificador y solidario que cierre grietas

Sabado, 02 de noviembre de 2019 01:01

Parece que ya es una costumbre en nuestro país que en épocas electorales florezcan, en especial en las redes sociales, múltiples ataques entre personas que buscan imponer su forma de pensar, y lejos de hacerlo con fundamentos coherentes, lo hace con agresiones y mentiras que no solo restan, sino también generan violencia.

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Parece que ya es una costumbre en nuestro país que en épocas electorales florezcan, en especial en las redes sociales, múltiples ataques entre personas que buscan imponer su forma de pensar, y lejos de hacerlo con fundamentos coherentes, lo hace con agresiones y mentiras que no solo restan, sino también generan violencia.

Esta mala costumbre que fomenta el odio nos aleja de la realidad, nos divide más y nos desinforma. Hace que nos alejemos de la realidad y que centremos nuestra energía en criticar solamente olvidándonos de lo que más importa que es la acción.

Pensar en política es pensar en el destino de la patria, en el día a día de los argentinos y la forma en la que vivimos. Todos podemos mirar distinto a esas cuestiones y ponernos camisetas diferentes a la hora de pensar en política. Camisetas que no precisamente deben estar ligadas a un partido político en especial, sino a ideologías que van mucho más allá.

La cuestión es que cometemos errores graves como caer en la agresión y en la banalidad de pensar que solamente vas a colaborar con el destino de la patria yendo a votar y opinando en redes sociales.

Tras las elecciones, el martes pasado, se publicó en nuestro matutino un análisis de Néstor Martiarena, especialista en psicología política que hace alusión a esto sosteniendo la idea de que "pensar que la política sólo corresponde al Gobierno es un gran error" y que también existe "la sociedad civil, las organizaciones sociales, la acción comunitaria, la participación ciudadana y muchas instituciones o procesos que forman parte de la política y que deben estar incluidos en la dinámica política y en la participación de los ciudadanos".

No sólo voy a adherir a las palabras del psicólogo sino también voy a invitar a la población a que pruebe con participar un poco más en el espectro social enarbolando cualquier bandera y en cualquier espacio.

Pero algo que se debe incorporar para dar ese paso son valores como el de la empatía y solidaridad. Valores que involucran al otro y a todos porque pensar en el otro, en el que sufre es también pensar en uno mismo y en los que nos rodean. Obrando de esa forma podemos estar más unidos y sellar cualquier grieta.

Si sos de colaborar con un comedor todos los días o una vez al mes, si haces lo propio con perros callejeros o si te guardás la basura y no la arrojás en la vía pública, o si militás para un partido político o una organización social, si te sumás a las marchas o movilizaciones para reclamar por tus derechos o el de los sectores más vulnerables, si sos de darle abrigo o comida a un hombre que vive en situación de calle o si acompañás a una mujer que sufrió violencia a hacer una denuncia, o si simplemente, cada vez que se te presenta la oportunidad de ayudar lo haces, ya sea ayudando a cruzar la calle a una persona no vidente o dándole el asiento a una embarazada en el colectivo, estás participando y contribuyendo para una mejora social.

De corazón

Pero tiene que ser de corazón, tiene que ser porque realmente deseas cambiar la realidad y no por alguna conveniencia económica o personalista para beneficio propio.

Y así como esas, hay múltiples opciones para involucrarte y demostrar que todos podemos poner nuestro granito de arena.

Estaría bueno romper con estigmas o mentiras que nos impiden involucrarnos.

Estigmas o mentiras que tienen que ver con los prejuicios establecidos por la sociedad sobre las organizaciones sociales, los partidos políticos o las ongs.

No todas las personas que participan allí son iguales, hay quienes lo hacen realmente por una causa y con el corazón.

Es difícil pensar en unificar cuando el egoísmo es lo que prima en una persona, por eso sería muy conveniente sacarse ese antivalor y dar ese paso hacia el camino de la solidaridad, de la empatía, del amor, sin dejar de endurecerse cuando es necesario y exigirles a nuestros gobiernos que hagan bien su trabajo e incluyan a todos, en especial a los sectores más vulnerados.