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Llegó a Estados Unidos por una historia de amor

Soledad Tejerina Soberanis comenzó el vínculo por internet. Se casó y vive desde hace 15 años en Denver, Colorado.
Domingo, 24 de noviembre de 2019 01:04

Una historia de amor a través de internet llevó a la jujeña Soledad Tejerina Soberanis a vivir desde hace 15 años en Estados Unidos. Aunque le costó adaptarse a la nueva cultura, costumbres y la distancia con la familia, logró establecerse y espera volver el próximo año a Jujuy a degustar las humitas que no pudo probar desde que se fue.

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Una historia de amor a través de internet llevó a la jujeña Soledad Tejerina Soberanis a vivir desde hace 15 años en Estados Unidos. Aunque le costó adaptarse a la nueva cultura, costumbres y la distancia con la familia, logró establecerse y espera volver el próximo año a Jujuy a degustar las humitas que no pudo probar desde que se fue.

"Llegué acá porque conocí a mi esposo. La historia es un poquito curiosa porque nos conocimos por internet. Yo estaba en ese momento viviendo en Córdoba cuando nos conocimos, tuvimos una relación telefónica por aproximadamente seis meses y luego viajé y nos conocimos", relató Soledad Tejerina Soberanis.

Ella por entonces trabajaba con una heladería que instaló en su casa y luego se fue a vivir por un tiempo en Córdoba donde tenía familiares, hasta que comenzó la relación a distancia y fue cuando le propuso matrimonio.

Su esposo, David es mexicano y llevaba muchos años viviendo en Estados Unidos y por entonces le propuso matrimonio y aceptó. Desde Córdoba volvió a Jujuy para comunicar la novedad a sus padres, la propuesta y luego de un tiempo se fue a Denver, Colorado, donde vive desde entonces. "Con él estamos casados desde que me vine y ya tenemos quince años juntos, no tenemos hijos, sólo somos los dos y tenemos un perrito", recordó.

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Al llegar a suelo estadounidense le costó adaptarse, y lo que más le costó fue pasar la primera Navidad lejos de su familia de origen, por la costumbre tan diferente a la hora de celebrarlo. "Allá todo el mundo celebrando, haciendo cosas y acá eran las doce de la noche y todo el mundo durmiendo porque acá se celebra Navidad y no la Nochebuena", recordó y explicó que allí por el frío la gente está en casa temprano y son otras las costumbres.

No obstante, su esposo la ayudó mucho. A los tres meses de llegar ingresó a la escuela de inglés, comenzó a trabajar muy pronto porque quería estar ocupada en algo. "Fue difícil como todo pero luego me adapté", explicó.

Actualmente es tutora de niños dando tareas y enseñando español, aunque años antes trabajó como administrativa en una oficina.

Otra de las cosas que le costó fue la comida. A modo de ejemplo explicó que el pan que se consume en Argentina allí no existe, no hay mignones ni bizcochos, con lo cual tuvo que aprender a cocinar y elaborar varias cosas, pero extraña comer humitas o tamales.

Pese a ello, por la diversidad de inmigrantes hay una gran oferta gastronómica y fue adaptando por ello su paladar porque hay comida china, mexicana, europea, aunque consideró que es un poco "chocante" que el mayor consumo sea el de comida chatarra, debido a la abundancia de locales de comida rápida.

En los últimos años con la llegada de argentinos que abrieron locales de empanadas, que si bien aseguró no son iguales, le permitió tener una opción para degustarlas, al igual que otro que abrió una panadería y fue entonces que luego de mucho tiempo pudo probar bizcochos y cremonas.

Es que hace años, para poder probar una factura o medialuna debía hacerla pedir a Miami de modo de congelarla, y sólo probaba cuando recibía visitas de sus familiares que le traían las delicias argentinas.

Aún no pudo volver

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Desde que Soledad Tejerina Soberanis partió a Estados Unidos, aún no pudo volver a Jujuy. “Es una asignatura pendiente”, comentó al respecto y aseguró que está en sus planes poder volver a su provincia el próximo año. “Lo que más se extraña es la familia, las costumbres, el Carnaval porque me gustaba mucho ir a Maimará. Y sobre todo la calidez de la gente, porque acá hay argentinos, la mayoría de Buenos Aires, pero la gente del interior es diferente”, agregó destacando la forma de ser de los jujeños.

También extraña las juntadas de viernes con los amigos, las mateadas espontáneas propias de las prácticas argentinas. Y es que en Denver aseguró que se vive tan apresuradamente, se trabaja y al volver a las 5 de la tarde y luego de cenar se van a dormir. Es que a la hora de reunirse, debe ser planificado porque la gente vive muy atada al trabajo. 

En Salvador de Jujuy vive su padre y sus hermanos mayores, Ricardo y Paola, mientras Edgardo y Hugo viven en San Pedro, ciudad donde falleció su madre repentinamente hace un par de años. Tiene por ellos varios sobrinos, y hay dos de ellos que aún no conoce.

Pasó su niñez en Puesto Viejo, departamento El Carmen donde hizo la primaria, y a los 12 años su familia se mudó a San Salvador de Jujuy. Vivió en el barrio Santa Rita, por lo que cursó el colegio secundario en el Bachillerato Nº 6, luego de lo cual comenzó a cursar la carrera de Letras en Humanidades.
 

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