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19 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Se recordó la figura del eximio médico jujeño

En 1959, fue designado Jefe de la Sección Erradicación de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud.

Martes, 05 de noviembre de 2019 01:00

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CARLOS ALVARADO / POR SU CONTRIBUCIÓN A LA MEDICINA SANITARIA MERECIÓ LA ADMIRACIÓN Y EL RESPETO DEL MUNDO.

Ciertamente, la destacada siembra realizada por el doctor Carlos Alberto Alvarado, una de las más grandes personalidades de la provincia de Jujuy, que se proyectó a todo el país, llegando hasta la Organización Mundial de la Salud, debería ser conocida por las presentes y futuras generaciones. Tal fue el pensamiento del historiador y multidoctor Jobino Pedro Sierra e Iglesias, que dedicó gran parte de su tiempo, para investigar sobre su vida y en 1988, la Universidad Nacional de Buenos Aires, le otorgó el título de Doctor en Medicina por su tesis "Carlos Alberto Alvarado, su contribución a la Medicina Sanitaria Argentina", con una calificación de sobresaliente. El libro fue prologado por Ricardo Tanoni, quien expresó que "cuando alguien quiere saber cómo se hace, cómo se conduce, cómo se administran los recursos públicos, o simplemente cómo se trabaja para la salud de una Nación, ineludiblemente tendrá que recurrir a lo realizado por Alvarado. Lo hecho por Alvarado es un cuadro vivo de la historia épica de la Medicina Social Argentina".

Relata en su libro el doctor Jobino que Carlos Alberto Alvarado nació en San Salvador de Jujuy, un 4 de noviembre de 1904, fueron sus padres Roque Teodoro Alvarado y María Tránsito Romano. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Normal "Juan Ignacio Gorriti" y los secundarios en el Colegio Nacional "Teodoro Sánchez de Bustamante", ambos de su ciudad natal.

En 1923, ingresó a la Universidad de Buenos Aires, egresando en 1928, con el título de doctor en Medicina obteniendo el Diploma de Honor de su promoción. Regresó a Jujuy, escenario de su protagonismo humano y científico. Las primeras actuaciones profesionales las realizó en Tilcara siendo director fundador del hospital de Beneficencia "Plácida Cari".

En 1929, fue becado por la Universidad de Buenos Aires y el Gobierno de Jujuy, para perfeccionar sus conocimientos en un curso de Paludismo en Italia, donde obtuvo la máxima distinción que se otorgaba. Por su compromiso y constancia, la Universidad de Buenos Aires le renovó la beca por un año más. Luego se trasladó a Londres donde obtuvo el diploma de Doctor en Medicina Tropical e Higiene. En 1930 regresó a Jujuy e instaló su consultorio en calle Belgrano donde practicó medicina general.

En 1931, fue designado médico de la Defensa Antipalúdica del Departamento Nacional de Higiene. Entre 1932 y 1933, con motivo de una epidemia de fiebre amarilla selvática en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), fue nombrado Jefe de Profilaxis de la Fiebre Amarilla y organizó en la frontera norte, los servicios de la lucha contra el Aedes Aegypti, transmisor de la enfermedad.

Precedido por el éxito de su campaña contra la fiebre amarilla regresó a San Salvador de Jujuy, y se le confió la Dirección Regional de Paludismo de Jujuy. Durante los dos años siguientes, se dedicó tesoneramente al estudio de la endemia palúdica. De sus experiencias, obtuvo el método de lucha antimalárica a la que llamó "profilaxis específica", denominada también Plan Alvarado, que se constituyó en la base de la organización antimalárica en el país hasta que llegó el DDT (siglas de dicloro-difenil-tricloroetano).

El 26 de abril de 1937, el Poder Ejecutivo de la Nación creó la Dirección General de Paludismo y fijó lugar de residencia en San Miguel de Tucumán. El médico jujeño fue designado al frente y se hizo cargo el 27 de Junio de ese año.

En 1955, la Oficina Sanitaria Panamericana lo designó como asesor de los distintos países del continente y el 27 de febrero de ese año, asumió ese cargo en México. En marzo de 1957, pasó a la oficina central en Washington. En 1959, fue designado Jefe de la Sección Erradicación de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra, Suiza, donde trabajó hasta 1964.

El 16 de agosto de 1966, asumió como Ministro de Salud Pública de Jujuy y el 6 de octubre anunció el Plan de Salud Rural.

En 1980 y abatido físicamente por la hemiplejia, el prestigioso médico debió alejarse de toda actividad científica.

El 28 de diciembre de 1986, la provincia perdió a una de las figuras más notorias de los últimos años, la muerte sorprendió al ilustre médico jujeño a los 82 años de edad.

Por su lucha contra el Paludismo y su contribución a la medicina sanitaria argentina mereció la admiración y el respeto del mundo.

Acto en El Piquete

MENSAJES / ALUMNOS ABORDARON LA ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD.

Como cada año, la comunidad educativa de la escuela primaria Nº 338 “Doctor Carlos Alberto Alvarado”, ubicada en la localidad de El Piquete, tributó un sentido homenaje al médico jujeño, gran benefactor y epidemiólogo del país.
La ceremonia se inició con el ingreso de las Banderas de Ceremonia y de la Libertad Civil y luego de las instancias protocolares con la entonación del Himno Nacional Argentino, llegaron las palabras alusivas a cargo de la docente de séptimo grado Graciela Correa, quien resaltó la obra del doctor en medicina Carlos Alvarado, en lo referente a su lucha contra las enfermedades tropicales, como el paludismo. 

Posteriormente, alumnos del séptimo grado A y B, con ilustraciones explicaron sobre la enfermedad palúdica, poniendo énfasis en los síntomas y cuidados que deben tenerse. 
Los alumnos de quinto grado, también marcaron presencia con la presentación de un acróstico. 
El cierre de la sentida ceremonia, estuvo a cargo de los chicos del último grado, quienes homenajearon al ilustre médico con un coro poético.