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"Pobreza implica mucho más que la falta de ingresos económicos"

Referente del área de política social de Unicef habló sobre la campaña que impulsaron antes de las elecciones denominada "La deuda es con la niñez". Propuso visibilizar a la pobreza desde una mirada multidimensional y entenderla como un problema estructural que debe ser resuelto con más políticas públicas.
Jueves, 07 de noviembre de 2019 01:04

¿De qué se trata la campaña "La deuda es con la niñez"?

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¿De qué se trata la campaña "La deuda es con la niñez"?

Lo que buscamos plantear en ese documento, que apuntó a generar incidencia en la campaña electoral, son desafíos que están pensados en lógicas de medidas de corto, mediano y largo plazo porque el problema de la pobreza en Argentina es claramente un problema estructural. Este año se cumplen 30 años de la Convención de los Derechos del Niño y en esos 30 años nunca logramos perforar un piso de 30 % de pobreza en niñez y adolescencia. Ahora los valores están mucho más elevados.

¿Cuál es su análisis sobre la pobreza en la niñez?

La pobreza en la niñez es un tema multidimensional, aborda un montón de dimensiones. Cuando uno piensa los índices de pobreza del Indec siempre piensa en ese dato, de la pobreza montería, de los ingresos que tiene una familia para comprar una canasta básica. Pobreza implica mucho más que la falta de ingresos económicos, es no poder ir a la escuela, no tener acceso a los sistemas de salud, no contar con una nutrición adecuada, no tener un sistema de cuidados en la primera infancia. Todas esas cosas se relacionan y generan distintas formas de vulneraciones de derechos.

¿Cuáles son los temas centrales del informe "La deuda es con la niñez"?

Analizamos 8 temas centrales en ese documento, uno centrado en el acceso al sistema de protección social; otro ligado a la primera infancia; dos problemas que tienen que ver con educación inicial y adolescente; otros dos centrados en salud, uno al acceso del servicio de adolescentes y el otro con foco en malnutrición; y uno de protección contra toda forma de violencia. Para nosotros es importante resaltar esta mirada multidimensional en la pobreza en la niñez, uno que aborda este tema tiene que ir más allá de la generación de ingresos y poder tomar en cuenta todas estas dimensiones.

¿Cuáles son los temas más preocupantes?

En realidad tenemos desafíos en todas las áreas. Lo que tiene que ver con el sistema de protección social es un tema que nos preocupa mucho, si bien la asignación universal por hijo tuvo muchos avances y logró convertirse en política de Estado y sostenerse en cambios de gobierno, todavía tiene desafíos centrales. Yo creo que hay dos que tienen que ver con el tema de cobertura hacia los sectores más vulnerables que tienen problemas de acceso a la documentación, que quizás viven en zonas rurales aisladas y se les hace muy difícil llegar a un centro urbano para generar los trámites, son chicos que quizás están sin cuidados parentales, no cuentan con toda su familia. Un esfuerzo debe estar ligado en garantizar toda esa cobertura para que todos tengan acceso. Otro desafío central también tiene que ver con las condicionalidades, la Asignación Universal exige esa certificación de que los chicos van a la escuela y que tienen que ir a los controles de salud pero todos los años hay 300 mil chicos y chicas que pierden la prestación porque tienen problemas en certificar el cumplimiento de esas condicionalidades. La mayoría de esos chicos sí están yendo a la escuela y sí están realizando los controles de salud pero el problema es a la hora de presentar la libreta y verificar ese cumplimiento.

En un contexto inflacionario como el que estamos viviendo donde los precios aumentan muchísimo hoy la Asignación no alcanza para que una familia de un niño salga de la pobreza. Hoy cubre un 60 por ciento aproximadamente de la canasta básica alimentaria, la que mide la línea de indigencia y un 25 por ciento de la canasta básica total. Todavía tendríamos que hacer un esfuerzo mayor que nosotros creemos que estaría en torno a una inversión adicional a la que ya se hace de un punto del producto bruto que permitiría llevar a la asignación a niveles para que la familia salga de la pobreza.

¿A que se denomina pobreza estructural?

Pobreza estructural es cuando uno mira esos datos en una tendencia a largo plazo. Por ejemplo nosotros tomamos como referencia los últimos 30 años que son los años desde la sanción de la Convención de los Derechos del Niño. En esos 30 años cuando uno analiza la tendencia hay variaciones, hay momentos donde los chicos sufren mucho como pudo haber sido la hiperinflación o la crisis del 2001, incluso en los mejores momentos cuando se redujeron esos índices, hay un núcleo duro de pobreza que no podemos perforar que es la pobreza más dura que en los momentos de crecimiento económico o de economía en etapa ascendente, incluso en esas mejores etapas no se logra perforar ese 30 por ciento.

¿Qué medidas se requieren para superar la pobreza estructural?

Este tipo de pobreza precisa otras medidas, el crecimiento económico es una medida necesaria para abordar esta problemática pero lo que los datos nos muestran y la pobreza estructural nos muestra es que esa no es una medida suficiente. Además del crecimiento económico necesitamos políticas factibles de empleo o de protección social. Por ejemplo, los hogares con niños que presentan las tasas de pobreza más elevadas son los monoparentales que por lo general son hogares de mujeres solas. La falta de un sistema público de cuidados sobre todo en la primera infancia limita muchísimo las posibilidades de estas mujeres de acceder a un empleo formal y terminan en algunos informales o de medio tiempo, todo eso tiene consecuencias en los niveles de pobreza de los hogares.

En cuando al ámbito educativo, ¿dónde se debería hacer hincapié?

Una política central tiene que ver con la educativa, ahí tenemos desafíos en las dos puntas del sistema. Por un lado está la educación inicial, que a pesar de los avances, la cobertura todavía no es suficiente. Y en las escuelas secundarias tenemos desafíos, no solamente en lo que implica la cobertura sino también que hay casi 500 mil chicos de 12 a 16 años que hoy en día están fuera de la escuela. Un tema central que debemos abordar para romper con esta pobreza estructural tiene que ver con las trayectorias educativas al interior de esas escuelas y la calidad del aprendizaje. El 34 por ciento de los adolescentes van a la secundaria con sobre-edad y solo uno cada dos de los que ingresan terminan en el período establecido. Es clave transformar la escuela secundaria, pensar cuáles son sus puntos críticos y lo que los chicos tienen que aprender en el marco de los procesos laborales que se están dando en este siglo, y cómo poder generar que esos saberes se aprendan en la escuela y se incorporen para que esos chicos puedan adquirir habilidades para después armar su proyecto de vida e insertarse en el mundo laboral.

En Jujuy, ¿están realizando algún proyecto?

En Jujuy estamos con el tema de las escuelas secundarias. Un punto central es la situación de los adolescentes que viven en zonas rurales donde es muy difícil que haya escuelas secundarias.

Desde Unicef tenemos un proyecto que se llama "Escuelas secundarias mediadas por tecnologías" que busca acercar a través de internet a los parajes rurales la escuela para que los chicos puedan terminar el secundario en sus propias comunidades. Y también seguir estudiando o insertarse en el mercado laboral, es un proyecto que logra muchísimos resultados.

Son 15,9 millones de argentinos

Según datos del Indec, en el primer semestre de 2019 el número de personas por debajo de la línea de pobreza creció al 35,4 %, frente al 27,3 % del mismo período de 2018. La cifra representa unos 15,9 millones de personas en todo el país, cerca de 3,8 millones más que el año anterior, cuyos ingresos no alcanzan para cubrir los servicios básicos.

En tanto, la indigencia, las personas que no tienen ingresos suficientes para hacer frente a las necesidades alimenticias, trepó al 7,7 %, frente al 4,9 % del mismo período de 2018. Se destaca la profundización de la pobreza extrema en el proceso de deterioro de las condiciones de vida, la cual aumenta en un 57,1 %.

En el primer semestre de 2019 el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza es del 25,4%; dentro de este conjunto se distingue un 5,5 % de hogares indigentes. Los indicadores mencionados registran una suba de la pobreza y la indigencia con respecto al 2018.