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Le amputaron una pierna, busca trabajo y más inclusión

Tamara Alzueta pide que no la discriminen y menos prejuicios sociales. Creó un grupo de contención.
Martes, 10 de diciembre de 2019 01:01

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TAMARA ALZUETA/ HACE REPOSTERÍA Y PASTELERÍA.

El 8 de diciembre del 2016, la vida de Tamara Alzueta, una joven palpaleña de 26 años, cambió rotundamente porque a raíz de un cáncer debieron amputarle una pierna. Desde ese momento busca inclusión, un trabajo estable y que la sociedad no la discrimine.

 

Se dedica a la repostería y a la pastelería, "si consigo un trabajo sería algo hermoso, me siento capacitada para trabajar", dijo.

Lo que ocurrió fue que le detectaron un cáncer de hueso llamado osteorsacoma en la pierna que se le originó por haberse torcido el pie, "primero no me hice tratar porque pensé que era un golpe, luego me fui a Santa Fe y ahí me descubrieron lo que tenía", mencionó en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

"Me hicieron la biopsia y me salió eso, primero me desesperé porque escuché la palabra cáncer y me imaginé la muerte. Estuve un tiempo internada en Santa Fe, la asistente social del hospital logró tramitar todo para que vuelva a Jujuy porque allá estaba sola y no tenía los medios para volverme", añadió.

En Jujuy le hicieron un estudio específico para localizar con exactitud lo que tenía el 24 de noviembre del 2016 y el 27, cayó internada en coma y muy grave porque tenía los pulmones tomados y llenos de líquido.

El 8 de diciembre de urgencia debieron amputarle la pierna, "no había otro remedio porque si no me moría. Estuve 5 meses de acá para allá hasta que llegó ese momento tan importante para mi vida", dijo.

Asimismo, señaló que "pensé que no iba a poder salir de esa situación, me desperté el 16 de diciembre y ya no tenía la pierna. Tenía conocimiento de lo que podía pasar pero nunca me imaginé que iba a ser tan drástico. Era que me iban a cortar desde debajo de la rodilla pero vieron que la infección había avanzado así que me tuvieron que amputar toda la pierna".

Tras la operación, se despertó el 16 pero recién dos días después tomó conciencia de lo sucedido. Su recuperación fue mucho más rápida de lo esperado y el 30 de diciembre del 2016 le dieron el alta.

"No tenía ganas de vivir"

"De ahí me fui a mi casa, no sentí dolor después de la operación, todo salió muy bien. Lo que sí me sentía mal anímicamente; era todo muy raro y lloraba de noche. No tenía ganas de vivir y le pedí a mi mamá que me maten, me sentía de lo peor. Pensé que nunca iba a poder hacer algo, pero mi madre me hizo cambiar mi cabeza y me dijo que siga porque mucha gente me ayudó y por ellos y mis hermanos debía salir adelante. Desde ahí lo tomé de otra manera", comentó.

En ese sentido sostuvo que "me aferré mucho a mi madre, ella luchó al lado mío en cada momento. Yo soy la mayor y tengo seis hermanos más chiquitos que siguen mis pasos, eso me motivó a no dejarme vencer. Yo me quería demostrar y me demuestro día a día que puedo, porque no soy un extraterrestre".

Su vida cambió por completo desde la operación, en especial cambió "mi manera de pensar y mis ganas de hacer las cosas, le tomé otra mirada a la vida. No es fácil estar así y que tu familia te vea así. Recuerdo que cuando salí de internación mi madre me miraba de noche y lloraba porque no podía creer que esté así", indicó Alzueta.

Logró superar ese dolor refugiándose en su familia y en toda la gente que la acompañó. Ahora lucha por sus derechos y por los de todas las personas con discapacidad.

Ganas de superarse pese a prejuicios

Después de que le amputaran la pierna y le dieran el alta médico, “pensaba mucho en cómo me iba a mirar la gente porque veía que me miraban de una manera morbosa. Hubo familiares y amigos que se me alejaron; es más, el primer día que volví a mi casa, una prima que yo quería mucho me dijo que le daba asco y miedo verme. Eso fue muy triste para mí, me dolió mucho”, aseguró Tamara Alzueta.

Siguió diciendo que “de alguna forma te acostumbras a convivir con gente así que te juzga de una manera muy fea. Hay gente que piensa que lo hice a propósito, que me decían que me hice amputar la pierna solamente por cobrar una pensión. Hay personas que nos miran de forma despectiva y me dicen que no soy normal”.

“Yo ahora necesito trabajar y puedo hacerlo, estando así trabajé pero cuesta mucho tener estabilidad laboral, la gente te juzga mucho. Pero también hay gente buena que me apoya en todo lo que necesito”, agregó.

Se la puede ayudar con una batidora, un horno, una manga pastelera y una bandeja para que ella pueda trabajar de lo que más ama que es la repostería y pastelería. 

Hizo una publicación

En noviembre de este año, Tamara Alzueta decidió hacer una publicación en un grupo de Facebook para contar su situación, habló de lo duro que es cuando la discriminan y se ofreció para trabajar.

A raíz de eso, otras personas con discapacidad se acercaron a ella y crearon un espacio para contener a los que se sienten mal.

Grupo “Huellas de Titanio”


JUNTO A SU FAMILIA/ LA ACOMPAÑARON DESDE EL PRIMER MOMENTO.

Tras la publicación en Facebook de Tamara Alzueta, otras personas con discapacidades similares se acercaron a ella a fin de crear un espacio de contención para todos aquellos que necesiten ayuda y respaldo para afrontar la situación. El nombre del grupo es “Huellas de Titanio”.

Le pusimos ese nombre porque “todas las personas estamos destinadas a dejar una huella en esta vida, en esta tierra, hace algo que nos lleve a trascender como personas para nuestros hijos, nuestra familia y la sociedad. Y el titanio le pusimos porque de ese material están hechas las mayorías de las prótesis, eso nos caracteriza a nosotros porque de titanio sería nuestra huella”, manifestó Ernesto Mamaní, integrante del grupo.

“El titanio no está en la naturaleza como tal, sino que para obtenerlo tienen que atravesar varios procesos muy complicados para surgir. Eso nos pasa a nosotros porque no vinimos a este mundo de esta manera pero tenemos que pasar por diferentes procesos y etapas que nos darán la fortaleza para afrontar todo lo que nos pasa”, añadió.

En ese sentido, mencionó que “la primera contención queremos brindar, que es la más necesaria porque nosotros lo vivimos. Perder un miembro del cuerpo es algo muy duro y no es lo mismo que nos aconsejen médicos o psicólogos porque ellos no están pasando lo que nosotros pasamos, a que te hable una persona que está en la misma situación”.

A mí me sirvió mucho “hablar con gente que está en una situación parecida a la mía, me contacté con una fundación de México que me ayudó muchísimo a salir adelante. Nosotros queremos hacer algo similar. Lo primero que se nos pasa por la cabeza es que toda nuestra vida se acabó”, dijo. Para sumarse se pueden comunicar al 388-154555815 (Tamara Alzueta)