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Tras el estallido, Chile debate en Cabildos la nueva Constitución

La instancia participativa es "extraordinaria y muy numerosa" con más de mil personas convocadas en una plaza.Los cabildos se hacen en centros culturales, universidades, barrios y comunas se citan para debatir.

Jueves, 12 de diciembre de 2019 01:01

"Esto ya no se detiene; vamos a desmantelar el modelo. No hay declive de las movilizaciones, sino un cambio de eje y el país está en estado de asamblea", señala Marcela Campos, activa participante de los Cabildos y Asambleas que florecen en Chile al calor de las protestas y marcan una nueva etapa política del estallido social desatado a mediados de octubre en el país.

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"Esto ya no se detiene; vamos a desmantelar el modelo. No hay declive de las movilizaciones, sino un cambio de eje y el país está en estado de asamblea", señala Marcela Campos, activa participante de los Cabildos y Asambleas que florecen en Chile al calor de las protestas y marcan una nueva etapa política del estallido social desatado a mediados de octubre en el país.

 

"Esta memoria colectiva permitirá volver a recuperar lo que fuimos como pueblo", coinciden en expresar dirigentes.

 

"Esto va a pasar por diversos períodos, pero la rabia no ha terminado y la frustración tampoco", insiste Campos, magíster en Literatura Chilena e Hispanoamericana de la Universidad de Chile, y partícipe de los Cabildos realizados de Villa Frei, un complejo habitacional en el sector oriente de la capital chilena.

La instancia participativa es "extraordinaria y muy numerosa" con más de "mil personas en una plaza donde la democracia se vivió a fondo", agrega, en diálogo con Télam.

El 18 de octubre último estalló en Chile una protesta social de enormes dimensiones y participación, que tras varias semanas empujó a la clase política a un acuerdo para la elaboración de una nueva Constitución, pero desacuerdos sobre los mecanismos para la elaboración de esta aún mantienen un nivel de descontento popular importante que encontró cauce político en Cabildos y Asambleas ciudadanas.

Consultada sobre el funcionamiento y lógica de estas instancias, la investigadora y docente considera importante establecer una diferencia entre las Asambleas y los Cabildos, por cuanto las primeras operan "en espacios territoriales bien definidos (universidades, centros culturales), mientras los Cabildos tienen un carácter comunal, donde barrios y comunas se citan para debatir".

Ambas son -explica- "convocatorias amplias de participación horizontal democrática en las que quienes convocan integran los mismos espacios donde se está participando". Buscan "responder al destino de Chile. En ellas, ese territorio u organización sienten que tiene algo que decir sobre cuál tiene que ser el nuevo Chile, el Chile que despertó".

Los resultados de las Asambleas son trasladados a los Cabildos y estos "son recogidos y sistematizados para subir luego a la Mesa de Unidad Social (MUS), integrada por cientos de organizaciones sociales y gremiales, y que ha sido por ahora la representación elegida por los manifestantes para dialogar con el Gobierno, ante el descrédito de la clase política".

La mayor parte de los Cabildos está mediado por una metodología de trabajo que consiste en pedir a los participantes que se formen grupos pequeños para responder preguntas acotadas, que después son la base de acuerdos transversales que se hacen públicos al final del Cabildo y que se transforman en un informe que "se sube a la Mesa Social de Unidad", relata Campos.

Catalina, de 24 años, es psicóloga y participa de las asambleas territoriales de Cerro Alegre (en la ciudad portuaria de Valparaíso) y señala que encuentra en ellas "espacios horizontales y circulares de participación democrática, donde se rompe el paradigma de las jerarquías y la concentración del poder propios del modelo neoliberal chileno y patriarcal".

"Ser partícipe del contexto histórico es darle sentido a la vida y materializar tus utopías y tus sueños", dice y subraya que el proceso de asambleas "se transformó en una escuela de lo que significa realmente una democracia".

Victoria Garay, en tanto, que participa en Cabildos del barrio capitalino de Ñuñoa, evidencia su entusiasmo por esta nueva instancia participativa porque en ella "los vecinos hemos podido encontrarnos, conocernos y superar esta desconfianza que el modelo neoliberal nos impregnó".

"La expectativa del primer Cabildo que yo participé era de reunir 40 personas, y llegamos mil, aproximadamente" y allí gente de la tercera edad les habló "de otro Chile", explica, de un país "que tenía un tejido social intenso, donde los vecinos se conocían unos a otros, hacían fiestas en común para la Navidad y se ayudaban. Había solidaridad".

Esta memoria colectiva permitirá "volver a recuperar lo que fuimos como pueblo", vaticina, esperanzada. Consultadas sobre la capacidad del oficialismo de imponer su agenda en una eventual resolución del estalllido, todas admiten preocupación, pero también confianza sobre los cauces que puede tomar la histórica movilización. "Se recuperó una cierta normalidad, pero eso no significa que la voz popular haya vuelto a las coordinadas políticas de resignación anteriores al 18 de octubre", enfatiza Campos, para quien ‘el ethos de participación democrática del pueblo chileno es mucho más clara y poderosa‘. En la misma línea, Garay insiste en que "esto ya no se detiene, esto sigue. Es imperativo desmantelar el Chile que nos legó (Augusto) Pinochet, y todo se lo debemos a los secundarios que encendieron la mecha".