Esa simple frase bíblica que los cristianos repiten en el Padre Nuestro, "danos hoy el pan nuestro de cada día" es la motivación diaria de los internos que trabajan en la panadería social de la Unidad Penal Nº 1.
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Esa simple frase bíblica que los cristianos repiten en el Padre Nuestro, "danos hoy el pan nuestro de cada día" es la motivación diaria de los internos que trabajan en la panadería social de la Unidad Penal Nº 1.
El salón de venta al público del Servicio Penitenciario de la Provincia, ubicado en calle Pueyrredón, convoca cada mañana de lunes a viernes a partir de las 6.30 a una importante cantidad de vecinos de los barrio Luján y Gorriti y otras zonas aledañas quienes llegan en buscan de ese preciado alimento, el pan.
"Nuestra misión es poder rehabilitar a los internos que se encuentran purgando alguna pena por haber incurrido en algún delito" afirmó el director de Trabajo, Producción y Obra, subprefecto Daniel Díaz a El Tribuno de Jujuy.
"Desde el Servicio Penitenciario intentamos proporcionarle a una persona privada de la libertad de una herramienta que le posibilite encarar una nueva vida en el momento de tener que enfrentar la calle, una nueva vida", remarcó Díaz mientras nos acompaña a la "cuadra" ubicada en el Penal Nº 1 de barrio Gorriti.
Cuando el oficial penitenciario se refiere al trabajo que se realiza en esa unidad penal en relación a los diferentes talleres existentes en el lugar su expresión se modifica totalmente, porque comienza un detallado recorrido por cada uno de esos lugares, en los que junto al jefe del Servicio Penitenciario y con el aporte del Gobierno de la Provincia se trabaja arduamente para su reactivación.
Hay talleres de carpintería, herrería, zapatería, talabartería, tapicería y otros que necesitan de materia prima, ya que el aporte del Gobierno por el momento no es suficiente para la compra de hierro, madera, cuero y otros insumos necesarios para su reactivación.
Pan de Navidad
En la amplia cuadra, lugar de elaboración de los productos de panadería, nos espera el ayudante de 3º Sergio Gustavo Aramayo, encargado y responsable de la capacitación y elaboración del pan acompañado de ocho internos por turno.
Ingresar al lugar implica respirar el aroma de productos en elaboración y en especial en esta época del año disfrutar de la dulce fragancia del pan de Navidad.
Reconforta observar como los internos desarrollan su tarea en un marco de paz y dedicación, atendiendo cada uno de los detalles y "secretos" revelado por el "maestro panadero" Aramayo para que el producto sea de óptima calidad, porque para cada uno de los ayudantes es casi sagrado pensar que están elaborando "el pan de cada día".
Modernos hornos
El establecimiento cuenta con modernos hornos rotativos eléctricos y a gas y otros grandes hornos a gas, donde se elaboran todo tipo de productos como bizcochos, pan tira, mignones, prepizzas, facturas y minifacturas que serán puestos a la venta con un precio de solo un veinte por ciento más económico que el de las panaderías comerciales.
Cada día los internos y el personal de guardia consume el pan de la panadería de la "cárcel", el remanente que se comercializa, solo alcanza para unas pocas personas capaces de llegar hasta la esquina de Hugo Wast y Pueyrredón casi de madrugada.
Función social
"Es importante la función social de "nuestra" panadería" afirmaron los "muchachos" mientras trabajan. Agregando uno de ellos que "desde que estoy trabajando en la panadería mi vida tuvo un vuelco importante, es sentirme muy útil especialmente cuando mis compañeros valoran y reconocen nuestro trabajo".
En la "cuadra" como en muchos otros lugares el mate circula sin cesar, junto con las bromas y las risas y tal vez sea para ellos el mejor momento cuando te invitan a degustar algunos de "sus" productos.
El pan nuestro de cada día
La panadería del Penal sin lugar a duda que es un espacio destinado a que el interno no solo se capacite sino, y tal vez lo más importante, deje de tener horas "ociosas".
Cuando se refieren a la función social también expresan la necesidad de poder contribuir con las familias más carenciadas, especialmente aquellas que están conformadas por varios niños.
"Nosotros sabemos lo que es el hambre" nos dice uno de los ayudantes de panadero, agregando que "ese es nuestro sueño, nuestra meta, nuestro objetivo que se pueda elaborar una mayor cantidad de pan, para de esa manera poder beneficiar a mucha más gente".
El subprefecto Daniel Díaz acotó que "lamentablemente se nos tildó de la peor manera, pero no somos una competencia desleal porque hoy en día son muchas las personas que venden bollos caseros, pan dulce en un carrito o en la calle".
Cumplen todas las normas
El producto es elaborado cumpliendo con todas las normas de higiene y seguridad que se imponen para el tratamiento de alimentos para el consumo humano, contando todos los trabajadores con el correspondiente carné sanitario.
Las paredes recubiertas con cerámicos, toda la maquinaria y los elementos de uso cotidiano perfectamente higienizados, además de tener dependencias destinadas al "personal" con duchas y sanitarios en un lugar apartado.
Cada mañana trabajan "soñando" que en algún momento podrán proveer del "pan del penal" a varios hogares jujeños.