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20 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Un terrible accidente no lo hizo abandonar su pasión por la música

Estuvo al borde de la muerte y le amputaron una pierna. Es docente, músico y la pelea a diario para salir adelante.
Lunes, 16 de diciembre de 2019 17:33

Ernesto Mamaní, tiene 29 años y es del barrio Alto Comedero, en marzo sufrió un accidente vial que lo llevó al borde de la muerte, pero logró salir adelante tras la amputación de una de sus piernas. Es músico y docente, y quiere seguir ejerciendo ambos oficios para cumplir los propósitos que tiene en la vida.

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Ernesto Mamaní, tiene 29 años y es del barrio Alto Comedero, en marzo sufrió un accidente vial que lo llevó al borde de la muerte, pero logró salir adelante tras la amputación de una de sus piernas. Es músico y docente, y quiere seguir ejerciendo ambos oficios para cumplir los propósitos que tiene en la vida.

Cuando estuvo internado recibió maltratos por parte de algunos médicos, luego se recuperó y volvió a subirse a un escenario aunque aún no puede regresar a la docencia.

"Esto no te tiene que limitar en tu vida, ni cambiar nuestra forma de ser. Debemos seguir siendo la misma persona y perseguir esos sueños y ambiciones que siempre tuvimos. Pensé que nunca más me iba a poder subir a un escenario, pero en agosto volví con mi discapacidad pero con mucha más fuerza. Hay que aceptarse y amarse a uno mismo demostrando que somos capaces", mencionó, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

Trabajaba como maestro en el norte, en zonas rurales y en marzo tuvo el accidente, "iba por Tres Cruces en motocicleta, antes de llegar al control policial, en la curva de Esquina Blanca, un colectivo se cruzó de carril y me llevó puesto, yo iba con una prima", dijo.

En ese sentido, comentó que "a raíz del accidente sufrí triple fractura por debajo de la rodilla en la tibia y peroné. Demoraron en atenderme, estuve más de una hora y media tirado en la ruta. Me tuve que arrastrar como 15 metros para salir de la ruta, todo herido. Me deberían haber llevado a Abra Pampa, que era más cercano pero me llevaron a Humahuaca".

"Se cerraron en que no tenían con qué atenderme, ahí se demoraron más y me llevaron al "Pablo Soria". Llegué en situación crítica, desgraciadamente todo el traumatismo derivó en una infección", añadió.

Tuvo el accidente el 18 de marzo, "doce días después caí en terapia intensiva porque fui perdiendo tejido y los médicos no sabían qué infección era. Después descubrieron qué tipo de infección tenía y era una que te mata a los 15 días", sostuvo.

Asimismo indicó que "acepté que me corten la pierna porque quería vivir, así le dije a la médica. Además pasé muchas cosas emocionales y espirituales estando internado, fue la presencia de Dios que me anticipó que eso me iba a pasar. Estaba aislado y en un pozo depresivo en el hospital".

Fue muy duro porque "dependía de la paciencia, de la voluntad y capacidad de un médico, y había algunos que me trataban re mal. Cuando llegué el "Pablo Soria" un médico me insultó y me dijo que seguro iba a perder la pierna. Le pedí un poco de sensibilidad y me echó la culpa del accidente, me dijo que ni yo me quería", señaló.

Explicó que antes de entrar al quirófano, los médicos le habían anunciado a sus familiares que podía perder la vida debido a que existía probabilidad de que la infección hubiera avanzado hacia otros lugares de su cuerpo.

Prejuicios y creencias erróneas

Desde que salió del hospital comenzó una “lucha incasable con los prejuicios y creencias erróneas que tiene la gente”, aseguró Ernesto Mamaní.

 El 29 de abril le dieron el alta pero hasta el día de hoy continúa con controles por otras consecuencias que tuve del accidente.

Al respecto manifestó que “luchar con la gente fue tremendo también, con doctores en especial. Una vez una doctora me dijo ‘papito que pecado estarás pagando para que Dios te castigue de esta manera’, yo le dije que está muy equivocada porque Dios no actúa de esta manera, hay violadores, asesinos y ladrones que están en una prisión con las dos piernas y brazos. También la gente habla del karma, son personas ignorantes que lastiman. En la calle las personas te miran y los que te conocen agachan la cabeza y no saludan. Se limitan a hablarnos por miedo y nos ignoran”.

Los cambios de tocar y cantar tras la operación

“Con respecto a mi rol en la música todo cambió bastante, yo antes tocaba de pie, bailaba y me movía en el escenario. Expresaba mucho a través del cuerpo, hoy en día lo hago sentado. De todas formas la primera vez que subí al escenario me sentía muy debajo de mis colegas músicos”, explicó Ernesto Mamaní.

Siguió diciendo que “traté de compensar eso, y empecé a expresar más con mi rostro, con la música en sí. Me hice hacer un banco especial que me dé más altura. Ojalá cuando tenga la prótesis pueda estar parado, bailar y transmitir con mi cuerpo lo que siento cuando hago música. Yo tengo temas propios y con mis canciones expresó muchas cosas”.

También me costó la parte de “la dependencia, siempre fui muy independiente y reservado con lo que hago. Hoy en día a donde voy a tocar siempre necesito que alguien me acompañe, gracias a Dios tengo a mi mamá, papá, a mi cuñado y hermanos que me hacen el aguante. Siempre necesito ayuda y esa sensación de dependencia es nueva para mí”, añadió.

“Obvio que una vez que empiezo a hablar o cantar en el escenario todo eso se me olvida. Tenía miedo de que me hija no me recuerde, tengo una hija de 8 años. A ella y a mi familia le compuse muchos temas, le di mucho más valor a mi música, a mis letras y canciones. Hice el trámite de registrar legalmente mis canciones por si alguna vez se repite esto, un accidente o lo que sea, mi hija sepa la historia contaba por mí, por mis canciones y poemas que yo escribí. Para que ella tenga un amplio panorama de quien soy. Tomé la música mucho más en serio después del accidente, porque eso soy, un músico y artista”, agregó.

“Los docentes somos claves”

Con respecto a la docencia, junto a la consultora de discapacidad se encuentran tratando ese tema y lo más probable es que se jubile. “Lloré mucho porque amo lo que hago, porque ser docente es lo que decidí hacer desde los 17 años. Es mi proyecto de vida y tengo la convicción de que la sociedad se cambia desde la educación. Que los docentes somos claves para cambiar la sociedad, amo ser docente. Más allá de enseñar contenidos, yo enseño valores. Yo quiero volver a la docencia, quiero ser algún día un director y hacer una carrera”, sostuvo Mamaní.

Por último remarcó que “con la docencia y la música son los aspectos que yo aporto para crear un mundo mejor, y no lo digo hoy porque estoy en esta situación, lo digo desde hace mucho tiempo atrás”.