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La Sociedad Argentina de Pediatría desaconseja el uso casero de pirotecnia

Además de generar inconvenientes a niños con trastornos del espectro autista, puede provocar graves lesiones a quienes manipula, como así también a los espectadores. 

Jueves, 19 de diciembre de 2019 16:30

Con la época de Fiestas, comienzan a circular artefactos de pirotecnia hogareña: estrellitas para los más chicos, algún petardo explosivo para la diversión de los adolescentes y los fuegos más elaborados, reservados para las reuniones familiares. Parecería ser un hábito difícil de erradicar, a pesar de los numerosos y graves riesgos que conlleva su uso. Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), recomiendan que no se manipule pirotecnia de manera casera, sino que su uso sea reservado para espectáculos oficiales con operadores entrenados.

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Con la época de Fiestas, comienzan a circular artefactos de pirotecnia hogareña: estrellitas para los más chicos, algún petardo explosivo para la diversión de los adolescentes y los fuegos más elaborados, reservados para las reuniones familiares. Parecería ser un hábito difícil de erradicar, a pesar de los numerosos y graves riesgos que conlleva su uso. Desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), recomiendan que no se manipule pirotecnia de manera casera, sino que su uso sea reservado para espectáculos oficiales con operadores entrenados.

“Los fuegos de artificio y elementos similares pueden provocar quemaduras y daños oculares en las personas, asustar y lastimar a los animales y afectar el medio ambiente”, alertó la Dra. Ingrid Waisman, médica pediatra neonatóloga e integrante del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP.

Expertos advirtieron sobre los riesgos en los más chicos asociados al uso de pirotécnica. Recomiendan que solamente aquellos operadores entrenados manipulen estos productos.

“Los niños representan una parte desproporcionadamente grande de los lesionados por pirotecnia: son cerca del 50% de las víctimas y el grupo de 10 a 15 años es el más afectado. Los menores no pueden entender el peligro de los fuegos artificiales, carecen de la capacidad de reacción necesaria para eludir el riesgo de incendio o explosión o actuar adecuadamente en caso de emergencia”, afirmó por su parte el Dr. Rubén Zabala, médico pediatra y Secretario del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP.

Esta información surge del ‘Manual de Prevención de Lesiones’ elaborado por la Sociedad Argentina de Pediatría en el año 2012, que representa un verdadero compendio que ilustra sobre los principales accidentes a los que se ven expuestos los niños y adolescentes, con el objetivo de lograr prevenir las situaciones que pueden suponer un riesgo para la salud.

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría señalan que entre otros factores culturales, favorecen la mayor incidencia de accidentes en niños la creencia arraigada de que la pirotecnia es un juego, la irresponsabilidad de los adultos en permitir su manipulación o su incapacidad de proteger a niños espectadores cuando los utilizan.

Los artículos pirotécnicos pueden provocar lesión por acción térmica directa (llama, eyección de chispas, partículas y escorias calientes), por fuego de un incendio iniciado por el artefacto, explosión excesiva, elementos cortantes o restos del contenedor o de elementos que se utilizan como sostén o caja de resonancia (botellas).

Los fuegos artificiales y elementos similares pueden provocar quemaduras y daños oculares en las personas, asustar y lastimar a los animales y afectar al medio ambiente.

 

Todo tipo de artefacto pirotécnico puede producir lesiones: los petardos, bengalas, artefactos aéreos y artefactos ilegales son los más frecuentemente implicados, pero ninguno es inofensivo, hasta las “estrellitas” pueden incendiar la ropa o lesionar los ojos.

“No solamente están expuestos quienes los manipulan, sino que entre el 25% y el 50% de los lesionados son solo espectadores u observadores que no manejan ni encienden artefactos pirotécnicos. En menores de 5 años la proporción de lesionados en forma pasiva es mayor (70 a 100%). Hay espectadores con lesiones graves en los ojos que permanecían a una distancia de hasta 30 metros de lugar del artefacto”, detalló el Dr. Rubén Zabala.

Entre las lesiones habituales se encuentran las oculares, que pueden ser quemaduras, laceraciones o abrasión en la conjuntiva, córnea o párpados, lesiones penetrantes y cuerpos extraños. Los artefactos pirotécnicos más frecuentemente implicados en este tipo de lesiones son los de uso aéreo.

El Dr. Zabala explicó que “las estadísticas muestran que alrededor del 40% de las lesiones son en la cabeza (el ojo es el lugar lesionado en el 15 a 30 % de los casos); en miembros superiores, las manos y dedos son afectados el 20 a 40% y el resto de lesiones se producen en miembros inferiores (algunos en pie por pisar artefactos), tronco y genitales (artefactos pirotécnicos en bolsillos). Las lesiones graves en manos suelen corresponder a quemaduras, fracturas, luxaciones, amputaciones y lesiones neurovasculares que requieren complejas técnicas de reparación (microcirugía, colgajos, etc.). Las lesiones en los ojos en su mayoría son leves y temporales, pero algunas llegan a ser severas y pueden provocar la pérdida del ojo en alrededor del 2% a 4% de los casos y pérdida de visión severa en el 15 a 30 %1”.

Por otra parte, los estruendos provocados por estos productos pueden afectar especialmente a aquellas personas que presentan hipersensibilidad, como por ejemplo quienes tienen trastorno del espectro autista. En ocasiones, ellos sostienen que las Fiestas son eventos de sufrimiento y soledad en vez de ser una época de alegría. En las personas con TEA existe una sensibilidad exacerbada a los ruidos y las explosiones de los fuegos de artificio provocan en ellos reacciones desmedidas de angustia, y hasta ataques de pánico. El oído puede sufrir trauma acústico por pirotecnia, ya que las detonaciones de los petardos alcanzan hasta 190 decibeles, superior a los 85 decibeles que corresponden al límite aceptable en materia de salud sonora.

Al menos el 25% de los accidentados son espectadores. Se han reportado casos de lesiones graves en los ojos a una distancia de 30 metros del artefacto explosivo.

Se suelen sentir zumbidos o silbidos luego de la detonación y, si bien luego disminuye su intensidad, puede no desaparecer totalmente. Los niños están más expuestos porque su sistema auditivo es más vulnerable y también las mascotas suelen sufrir los efectos de las explosiones y demás ruidos extraños ajenos a sus rutinas.

“El uso casero de pirotecnia está prohibido en numerosos países, especialmente en el primer mundo, donde sí se llevan a cabo espectáculos públicos con bellísimos fuegos artificiales manipulados por expertos y en lugares debidamente habilitados. En Argentina, al menos una provincia (Neuquén) y numerosos municipios han establecido legislaciones restrictivas sobre el uso parcial o total de pirotecnia. En Córdoba, en la ciudad de Río Cuarto, por ejemplo, contando con el asesoramiento de la SAP, se presentó y aprobó una ordenanza que prohíbe el uso, fabricación, almacenamiento y comercialización de artefactos pirotécnicos, y que este año se hizo extensiva también a municipios que conforman el Gran Río Cuarto”, destacó la Dra. Waisman.

Ante una lesión o quemadura por pirotecnia, la recomendación de la SAP es lavar la zona con agua fría, colocar paños humedecidos en el lugar de la quemadura (sin aplicar presión) y acudir al servicio de emergencia más cercano. No se debe remover la piel resquebrajada, reventar las ampollas, ni colocarse cremas, ungüentos, dentífrico, alimentos congelados, ni grasa, porque estos pueden empeorar el cuadro.

“Entre las recomendaciones tradicionales para evitar lesiones en niños, siempre figuraba la de permitir a los niños mayores manejar pirotecnia con supervisión de adultos y evitar que los más pequeños jueguen con fuegos artificiales. Sin embargo, la evidencia muestra que esta no es una estrategia suficiente para prevenir lesiones. Otra recomendación tradicional es la de evitar utilizar artefactos ‘ilegales’. Si bien se ha observado que los accidentes con artefactos clandestinos causan lesiones generalmente más graves, las víctimas de este tipo de pirotecnia representan una proporción menor (4 a 10%) del total, por lo que es una medida útil, pero insuficiente”, señaló el Dr. Zabala.

“Otro concepto mayoritariamente aceptado es considerar algún tipo de pirotecnia como de “bajo o moderado riesgo” o “sana y segura” (bengalas, estrellitas y candelas) permitiendo su venta libre a particulares. Sin embargo, vemos que todo tipo de artefacto pirotécnico puede producir lesiones, ninguno es inofensivo. La punta de una bengala se quema a una temperatura de más de 537º C, suficiente para causar quemaduras de tercer grado y las ‘estrellitas’ generan una lluvia de chispas que puede incendiar la ropa o lesionar los ojos”, concluyó.