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Grup ZenCerro, celebracion de nuestra música

Con las enseñanzas de grandes maestros musicales que quedaron grabadas, surge la necesidad de esta banda.Dos hijos de Jaime Torres, uno de Tukuta Gordillo y un sikurero repasando un repertorio que nace de sus orígenes.
Martes, 24 de diciembre de 2019 01:00

Dentro de la literatura budista, el zen y los cerros son referencias muy relacionadas; del mismo modo, los cencerros generan sonidos propios de nuestra vida criolla, y aquí ZenCerro, de quienes Lucas Gordillo dice que "con Juan Cruz arrancamos como un dúo, y con la grabación del primer disco se fueron sumando otros instrumentos, hasta armar el grupo".

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Dentro de la literatura budista, el zen y los cerros son referencias muy relacionadas; del mismo modo, los cencerros generan sonidos propios de nuestra vida criolla, y aquí ZenCerro, de quienes Lucas Gordillo dice que "con Juan Cruz arrancamos como un dúo, y con la grabación del primer disco se fueron sumando otros instrumentos, hasta armar el grupo".

ZenCerro se conforma con Juan Cruz Torres en charango, Manuela Torres con parte de las voces y percusiones, Reinaldo Mamaní con vientos y percusión y Lucas Gordillo en guitarra y charango. Juan Cruz describe que "en el espectáculo comenzamos con el dúo charangos, y a partir de ahí se van sumando Reinaldo y Manuela", y es ella quien agrega que "son algunos temas instrumentales propios y algunos de Jaime Torres".

Gordillo aclara que "tiene que ver con una música que nos gustó siempre, que nos resultó muy natural hacerla y que no tenemos ganas de que se pierda. Queremos mantener ese sonido acústico, un poco más chico, y principalmente la hacemos para seguir escuchando la música con que nos criamos y de la que nuestros padres nos mostraron el camino. No es un peso para nosotros el apellido, es algo que hacemos con cariño, con amor y con respeto. Venimos de ese sonido y vamos a ese sonido".

Mamaní, cuando le preguntamos qué aporta su sonido al conjunto, recuerda palabras de Jaime Torres: "Tierra", dice, "esa es la forma de tocar de un quebradeño. Yo no tengo estudios musicales, toco los instrumentos que aprendí y creo que le aporto ese sonido de tierra, cosa que alimenta mucho a un grupo que hace este tipo de música. No es lo mismo un músico quebradeño que un músico de conservatorio".

Manuela agrega que "es la historia que uno trae encima, está bueno ponerla en valor. Estoy en ese camino, después de muchos años de compartir escenarios con mi papá y no cantar, pasar ahora a cantar temas de su autoría es algo que me llena de orgullo", y Juan Cruz recuerda que "Reinaldo vivió un año en casa, y a Jaime le gustaba que haya una presencia musical de gente del lugar. Entonces lo sumó con sikuriadas. A mi viejo le gustaba eso desde el sentimiento".

Dice que "eso tenía que ver con Jaime. Teniendo la oportunidad de viajar con él al exterior, a mí me queda el recuerdo de gente que se emociona y puede recibir la música como viene, algo que es real, no estamos disfrazados ni fingiendo un folclore, sino que es algo fiel, tiene años que acumulan conocimiento. La felicidad con que tocaba Jaime el charango, la gente lo recibía con felicidad. Esa es nuestra búsqueda y eso es el cencerro: la campana que marca en el cerro un camino a seguir, y que nos dieron nuestros viejos".

Juan Cruz sabe que "hay gente que viene de Buenos Aires y esta música no la escucha, no porque no le gusta sino porque no tiene la posibilidad. Hay gente que redescubre el folclore viniendo a la Quebrada", y Lucas lo explica como que "es una música que trasciende la época, las edades".

Dice que "yo no vengo del folclore, y me reencuentro con amigos de otros ámbitos que quedan alucinados con lo que hacemos. Una cosa es el mercado, pero nosotros hacemos música, que es recibida muy bien donde la toquemos", y Juan Cruz lo resume al decir que "es algo fiel, somos lo que somos, y eso tiene mucho valor. Cuando algo es sincero, es bien recibido por el público. Yo hace veinte años que vivo acá y siento ese amor que, de algún modo, también me transmitió Jaime. Fui concebido en Humahuaca durante un carnaval, me bautizaron en la iglesia local y a los quince años, en la Posta de Lozano, escuché un silencio en el que descubrí la paz".

"En nuestro repertorio hay una visión muy grande y linda sobre Ricardo Vilca, sobre Raúl Olarte, autores y compositores de la Quebrada. Hacemos algunas pocas variaciones", y Lucas dice que "aún las pocas canciones que componemos están dentro del proyecto de sumar repertorio en base a ese sonido".

Después de las palabras, sacan los instrumentos y empiezan a repasar el repertorio: un propuesta sincera y bien urdida que celebra la música de estos rincones cencerrinos.