América Latina vivió este 2019 una serie de estallidos sociales producto de las profundas desigualdades sociales, la corrupción y los gobiernos de oídos sordos.
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América Latina vivió este 2019 una serie de estallidos sociales producto de las profundas desigualdades sociales, la corrupción y los gobiernos de oídos sordos.
Todos han puesto en jaque a los gobiernos democráticos que han visto tambalear sus estructuras de poder y han reaccionado de diferentes manera, no siempre satisfaciendo los reclamos generales.
Por ejemplo, por estos últimos días del año se vieron manifestaciones de descontento en Chile, precedido en octubre por una serie de protestas violentas en Ecuador, Honduras y Haití, y que ha influido en las recientes elecciones de Argentina, Bolivia, Uruguay y Colombia. Este estallido latinoamericano se une a la actual protesta global con características propias: denuncia de una escandalosa desigualdad, estancamiento económico y descrédito del sistema democrático.
La reciente publicación del Barómetro de las Américas reveló que solo el 57,7% de los ciudadanos de la región apoya la democracia como mejor forma de gobierno, una cifra que ha disminuido 10 puntos en los últimos seis años.
El Proyecto de Opinión Pública de América Latina es un proyecto de investigación multinacional especializando en el desarrollo, implementación y análisis de encuestas de opinión pública. Fundado por el Dr. Mitchell A. Seligson hace más de dos décadas, el proyecto se centra principalmente en los ciudadanos y la democracia en América Latina. El Barómetro de las Américas es la encuesta más conocida producida por dicho proyecto. Es la única encuesta que cubre el continente americano (América del Norte, Centroamérica, América del Sur y el Caribe). La encuesta mide los valores y comportamientos democráticos en el continente americano usando muestras probabilísticas nacionales de la población adulta en edad de votar.
Las encuestas muestran que la falta de equidad es un polvorín social que puede estallar en cualquier momento y que la miseria que se veía en las orillas de la autopista de peaje que une el Aeropuerto Internacional "Arturo Merino Benítez" con el centro de Santiago de Chile no era un elemento más del paisaje típico sudamericano.
La rabia de las protestas no se ha alimentado solo del estancamiento económico o la ceguera política. Para el jurista peruano José Ugaz, "la corrupción es un factor fundamental en el descontento que se vive en la región". "En Ecuador, los ajustes de tarifas tienen que ver con prácticas corruptas que se le imputan al expresidente (Rafael) Correa y su Gobierno; en Guatemala, Honduras, Perú y Brasil, las crisis por escándalos de corrupción ha sido mayúsculas. Lo que está ocurriendo en Chile tiene que ver también con la falta de legitimidad de las Fuerzas Armadas y carabineros a raíz de graves casos de corrupción que han sido ventilados recientemente", explica a EFE el procurador Ad-Hoc peruano en el caso Fujimori-Montesinos. El caso de Bolivia tiene otros ribetes asociados esencialmente a las profundas diferencias de la vida interna de ese país, más allá de lo económico.