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El folclore en la música clásica

Jueves, 14 de febrero de 2019 11:26

En estos días en que la preparación para el carnaval a fin de mes, donde el calor del verano nos recuerda que va a llegar el Carnaval, no podemos sino pensar en las fiestas populares, la música popular, los carnavalitos y el ritmo del pim pim o arete guasu, la alegría y la libertad nos liberarán por un tiempo, permitiendo divertirnos con derecho antes de la llegada del Miércoles Santo y la Cuaresma, donde  pensaremos en la Semana Santa y en la música que escucharemos en ese tiempo.
 Nuestro lector y seguidor de esta columna semanal, a quien damos gracias por leernos, seguramente está familiarizado con el folclore. Festivales regionales, encuentros de amigos y de familia, programas de televisión, ocasiones donde una guitarra y un bombo legüero hacen en un instante un grupo musical. Tenemos el Festival de Cosquín, un clásico  de festivales de música folklórica, como el Doma y Folklore de Jesús María.
El que nos lee desde su casa sabe que la música clásica es la que motiva las manos que escriben esta columna desde otro lugar del mundo pero no por ello vamos a desdeñar la música folclórica, la que está bien compuesta, claro. Es que mucho se escribe y se compone, pero calidad primera es algo que sólo el tiempo lo dirá. En estos días en que todo se decide por participación directa del púbico nos confirma que cantidad no es sinónimo de calidad. La música, o mejor dicho, sonidos, que escuchamos por las calles, las radios y televisión, como los grandes éxitos, sólo porque una parte de la población lo ha decidido nos parece tan tirano como que un grupo de personas en un estudio de grabación decide dentro de la música clásica moderna, que algo será un hit. Sobre todo en los momentos actuales, donde se compone como se quiere, que no deja de ser interesante por la libertad que otorga al compositor.
 El lector aficionado a la música clásica, siguiendo la tradición europea que impregnó la Argentina, quizás crea en una división entre la música clásica y la folclórica. Quizás sí o probablemente no.
 Hemos visto el cómo: autores como Manuel de Falla, Turina y García Lorca (sí, además de poeta era un consumado músico) ahondaron en el folclore de España para crear su música clásica propia, llevada a las orquestas, pianos y hasta a la guitarra clásica.
 Aires típicos fueron armonizados por ellos y dieron lugar a una música clásica nacional.
 En América también tenemos compositores que se nutrieron de la música autóctona, desde Estados Unidos hasta Argentina, surgiendo los movimientos nacionalistas.
 La música clásica no es sólo Mozart, Beethoven o las óperas italianas (que muchas tienen un cierto componente folclórico sobre todo las de Verdi) sino también la música que se inspiró en la música típica o en la herencia musical que estuvo desde los inicios de los tiempos en cada cultura.
 Incluso la música folclórica de América Latina tiene su origen en parte, en la música barroca que vino con los colonizadores. Los ritmos son el punto de conexión.
 En Argentina y principalmente en el norte argentino, quisiera tomar la figura de Manuel Gómez Carrillo, quien naciera en Santiago del Estero en 1833 y que murió en 1968.
 Quizás muchos lo asocien con el folclore argentino pero algunos lo asociamos con la música clásica nacional argentina, y sobre todo jujeña.
Fue pianista y director de coro, interesado en la música clásica y de formación clásica pero con gran interés en la música folclórica (en un momento en que la división entre éstas era muy pronunciada). 
 Su obra de investigación y armonización para el piano es muy importante, sobre todo de la música de su Santiago del Estero pero también de nuestro Jujuy, donde comenzó un encargo de recopilación de música tradicional que le fuera encargada.
 Sus “Danzas y cantos regionales del norte argentino” son un verdadero testimonio y legado de la música popular con acompañamiento de piano.
 Muchos de estos cantos son aires recogidos en Tilcara y en la Quebrada de Humahuaca. 
 El yaraví famoso “Dos palomitas” es de su autoría así como bailecitos y zambas, interpretadas por grandes cantantes de trayectoria internacional.
Sus hijos formaron el cuarteto Gómez Carrillo. Estrenaron obras a cappella (sin acompañamiento) del folklore argentino pero adaptado para cuatro voces, magníficamente armonizados, siguiendo la técnica polifónica del renacimiento y barroco.
 Amigo lector, ¿te animas a encontrar en algún canal musical en internet la música de Gómez Carrillo? 

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En estos días en que la preparación para el carnaval a fin de mes, donde el calor del verano nos recuerda que va a llegar el Carnaval, no podemos sino pensar en las fiestas populares, la música popular, los carnavalitos y el ritmo del pim pim o arete guasu, la alegría y la libertad nos liberarán por un tiempo, permitiendo divertirnos con derecho antes de la llegada del Miércoles Santo y la Cuaresma, donde  pensaremos en la Semana Santa y en la música que escucharemos en ese tiempo.
 Nuestro lector y seguidor de esta columna semanal, a quien damos gracias por leernos, seguramente está familiarizado con el folclore. Festivales regionales, encuentros de amigos y de familia, programas de televisión, ocasiones donde una guitarra y un bombo legüero hacen en un instante un grupo musical. Tenemos el Festival de Cosquín, un clásico  de festivales de música folklórica, como el Doma y Folklore de Jesús María.
El que nos lee desde su casa sabe que la música clásica es la que motiva las manos que escriben esta columna desde otro lugar del mundo pero no por ello vamos a desdeñar la música folclórica, la que está bien compuesta, claro. Es que mucho se escribe y se compone, pero calidad primera es algo que sólo el tiempo lo dirá. En estos días en que todo se decide por participación directa del púbico nos confirma que cantidad no es sinónimo de calidad. La música, o mejor dicho, sonidos, que escuchamos por las calles, las radios y televisión, como los grandes éxitos, sólo porque una parte de la población lo ha decidido nos parece tan tirano como que un grupo de personas en un estudio de grabación decide dentro de la música clásica moderna, que algo será un hit. Sobre todo en los momentos actuales, donde se compone como se quiere, que no deja de ser interesante por la libertad que otorga al compositor.
 El lector aficionado a la música clásica, siguiendo la tradición europea que impregnó la Argentina, quizás crea en una división entre la música clásica y la folclórica. Quizás sí o probablemente no.
 Hemos visto el cómo: autores como Manuel de Falla, Turina y García Lorca (sí, además de poeta era un consumado músico) ahondaron en el folclore de España para crear su música clásica propia, llevada a las orquestas, pianos y hasta a la guitarra clásica.
 Aires típicos fueron armonizados por ellos y dieron lugar a una música clásica nacional.
 En América también tenemos compositores que se nutrieron de la música autóctona, desde Estados Unidos hasta Argentina, surgiendo los movimientos nacionalistas.
 La música clásica no es sólo Mozart, Beethoven o las óperas italianas (que muchas tienen un cierto componente folclórico sobre todo las de Verdi) sino también la música que se inspiró en la música típica o en la herencia musical que estuvo desde los inicios de los tiempos en cada cultura.
 Incluso la música folclórica de América Latina tiene su origen en parte, en la música barroca que vino con los colonizadores. Los ritmos son el punto de conexión.
 En Argentina y principalmente en el norte argentino, quisiera tomar la figura de Manuel Gómez Carrillo, quien naciera en Santiago del Estero en 1833 y que murió en 1968.
 Quizás muchos lo asocien con el folclore argentino pero algunos lo asociamos con la música clásica nacional argentina, y sobre todo jujeña.
Fue pianista y director de coro, interesado en la música clásica y de formación clásica pero con gran interés en la música folclórica (en un momento en que la división entre éstas era muy pronunciada). 
 Su obra de investigación y armonización para el piano es muy importante, sobre todo de la música de su Santiago del Estero pero también de nuestro Jujuy, donde comenzó un encargo de recopilación de música tradicional que le fuera encargada.
 Sus “Danzas y cantos regionales del norte argentino” son un verdadero testimonio y legado de la música popular con acompañamiento de piano.
 Muchos de estos cantos son aires recogidos en Tilcara y en la Quebrada de Humahuaca. 
 El yaraví famoso “Dos palomitas” es de su autoría así como bailecitos y zambas, interpretadas por grandes cantantes de trayectoria internacional.
Sus hijos formaron el cuarteto Gómez Carrillo. Estrenaron obras a cappella (sin acompañamiento) del folklore argentino pero adaptado para cuatro voces, magníficamente armonizados, siguiendo la técnica polifónica del renacimiento y barroco.
 Amigo lector, ¿te animas a encontrar en algún canal musical en internet la música de Gómez Carrillo? 

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