Nuestra Señora de la Candelaria es la patrona de la localidad de Maimará, a quien la comunidad quebradeña celebra cada 2 de febrero. Algunos memoriosos recuerdan que, décadas atrás, la procesión se realizaba una Octava después de la humahuaqueña, y que el Gobierno provincial habilitaba el tren que llenaba las calles de fieles.
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Nuestra Señora de la Candelaria es la patrona de la localidad de Maimará, a quien la comunidad quebradeña celebra cada 2 de febrero. Algunos memoriosos recuerdan que, décadas atrás, la procesión se realizaba una Octava después de la humahuaqueña, y que el Gobierno provincial habilitaba el tren que llenaba las calles de fieles.
La celebración patronal está incluida en el calendario de actividades culturales de la temporada turística estival.
Este año, bajo nubes que desdibujaban los cerros, la procesión comenzó ayer, pasado el mediodía, a las puertas de un templo que, recuerdan, cumplió su primer siglo en el 2000.
PROCESIÓN / LA BANDA DE SIKURIS PRECEDE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CANDELARIA EN MAIMARÁ.
Acompañada por imágenes de comunidades vecinas, tras la bendición de las velas la anfitriona fue alzada para comenzar a recorrer las calles, donde el barro recordaba la lluvia de estos días, para detenerse en mesas que le ofrecían los vecinos, ser sahumada y continuar, tras el traqueteo de la matraca, al son de los sikuris.
DEVOCIÓN / LA PATRONA ACOMPAÑADA POR IMÁGENES DE COMUNIDADES VECINAS.
A mediodía, la procesión recién comenzaba su andar con su bendición por los barrios.
Devoción compartida
Maimará y Humahuaca comparten la protección de esta veneración mariana al igual que la fecha cívica de su desfile central, el 9 de Julio.
El paso lento de los promesantes, tras un acto protocolar que se realizó en el interior de la iglesia dada la amenaza de lluvia, demoró el desfile en honor de la Virgen hasta horas de la tarde, precediendo a la doma nocturna a que convocaban, en la víspera, desde el Centro Gaucho.
Las calles engalanadas con globos y guirnaldas, esquinas con las mesas llenas de flores y bellas ermitas que recibían a las imágenes, y un cerro de piedra y nubes enmarcaban a una localidad que, desde media mañana, acompañó los bautismos y los rezos de su santa patrona.
La Comisión Municipal colaboró con lo necesario para que la festividad se desarrolle de la mejor manera y los vecinos, como los visitantes, manifiesten su fe y devoción.