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Semblanza de una destacada docente

Trabajó en Huacalera, Humahuaca y por más de veinte años en Mina Aguilar, donde fue directora de la Nocturna. 

Jueves, 07 de febrero de 2019 01:00

Se fue Anatilde Saavedra de Ávalos Sosa, la humahuaqueña que abrazó la docencia con gran dedicación. Tras recibirse en 1953 de maestra normal regional, inició su labor en la escuela primaria de Huacalera en 1954, para luego hacerlo en su pueblo natal, Humahuaca, y por más de veinte años en la primaria 134 de la Veta Mina Aguilar. 

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Se fue Anatilde Saavedra de Ávalos Sosa, la humahuaqueña que abrazó la docencia con gran dedicación. Tras recibirse en 1953 de maestra normal regional, inició su labor en la escuela primaria de Huacalera en 1954, para luego hacerlo en su pueblo natal, Humahuaca, y por más de veinte años en la primaria 134 de la Veta Mina Aguilar. 

Fue además la directora fundadora de la Escuela Nocturna de Adultos Nº 167 “Doctor Cástulo Aparicio”, establecimiento que comenzó a funcionar en 1958 en el campamento minero de Veta Mina Aguilar. La Compañía Minera Aguilar premió su compromiso con la escuela de adultos, donando la suma de un millón de pesos con los que se construyó el edificio propio y equipó las salas de estudios con mobiliario adecuado y una biblioteca de cultura general. De esta manera y sumada la solvencia pedagógica de sus docentes, la Nocturna 167 ganaba prestigio. En 1975 se agregó el turno diurno para beneficio de los trabajadores mineros que no podían asistir a clases por la noche.

Su cuaderno de actuación profesional contiene reconocimientos a su labor, entre ellos el del director de la Escuela Nacional 119 de El Aguilar, Rafael Toranzo, que el 1 de abril de 1961 escribió que Saavedra sembró “con cariño las semillas del saber en la niñez”, habiendo contribuido “a forjar para la patria futuros ciudadanos buenos y honrados”. 

En 1965 recibió un premio de diez mil pesos instituido por la firma Della Penna SA, con la colaboración de la Fundación Rocca Techint SA, e Industria Pirelli SA, para reconocer la actuación de los docentes de zonas desfavorables.
En 1975, el entonces supervisor escolar nacional Ernesto Hermosilla escribió que Anatilde Saavedra “en su preparación general se muestra ampliamente informada en todas sus disciplinas. En su preparación profesional evidencia capacidad para asumir sus funciones en cualquier instante. En su capacidad para desarrollar aptitudes, crear hábitos o asesorar y controlar al personal, que lo hizo con exactitud y brillo en la paz de asesoramiento y conducción. En la participación en la obra social, cultural escolar y extraescolar se mostró permanentemente dispuesta a la tarea que tomó con gran entusiasmo. Por lo expresado, mis felicitaciones por la labor cumplida y por los valores evidenciados”.
Inspirada por su profunda fe católica, una vez retirada y radicada en el barrio Ciudad de Nieva de la capital provincial, desarrolló una noble tarea solidaria como parte de la comunidad religiosa de la Iglesia Nuestra Señora de Nieva.
Casada con el docente Jorge Ávalos Sosa, tuvo tres hijos: Jorge Aristóbulo, César David y Ana Fabiola del Valle. Falleció el 30 de enero de este año en San Salvador de Jujuy.