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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Álvaro Cormenzana presentó sus poemas en la sala de Culturarte

Reedición de sus libros "Los poemas del gigante" y "Algo por el estilo".
Viernes, 01 de marzo de 2019 01:00

Si. Era un homenaje post mortem al recordado poeta y músico jujeño fallecido hace cinco meses. Pero Álvaro Sebastián Cormenzana, estuvo ayer en Jujuy y asistió en Culturarte al acto de presentación de reediciones de sus libros "Los poemas del gigante" y "Algo por el estilo". Estuvo de muchas maneras: a través de un video en el que recitaba algunos poemas entre citas de escritores notables y reflexiones filosóficas y literarias. Estuvo en las presencias de sus amigos y admiradores, como quien esto escribe, que tuvo la suerte de compartir con él un par de años en las épocas del secundario, en el Colegio Nacional Teodoro Sánchez de Bustamante. Ya entonces Álvaro era el muchacho rebelde, naturalmente disconforme y aportante de una mirada crítica y distinta en cada discusión de aquella juventud todavía fresca. Después fue imposible no seguirlo a Álvaro, aún desde la distancia. Leyendo sus escritos, mirándolo inclinado sobre su violín en alguna memorable actuación de la Orquesta Sinfónica de Tucumán (donde se había radicado), en el viejo teatro Alberdi. O simplemente, cruzándolo de tanto en tanto en los eternos carnavales de Maimará, donde se refugiaba entre profundos silencios y explosivas apariciones.

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Si. Era un homenaje post mortem al recordado poeta y músico jujeño fallecido hace cinco meses. Pero Álvaro Sebastián Cormenzana, estuvo ayer en Jujuy y asistió en Culturarte al acto de presentación de reediciones de sus libros "Los poemas del gigante" y "Algo por el estilo". Estuvo de muchas maneras: a través de un video en el que recitaba algunos poemas entre citas de escritores notables y reflexiones filosóficas y literarias. Estuvo en las presencias de sus amigos y admiradores, como quien esto escribe, que tuvo la suerte de compartir con él un par de años en las épocas del secundario, en el Colegio Nacional Teodoro Sánchez de Bustamante. Ya entonces Álvaro era el muchacho rebelde, naturalmente disconforme y aportante de una mirada crítica y distinta en cada discusión de aquella juventud todavía fresca. Después fue imposible no seguirlo a Álvaro, aún desde la distancia. Leyendo sus escritos, mirándolo inclinado sobre su violín en alguna memorable actuación de la Orquesta Sinfónica de Tucumán (donde se había radicado), en el viejo teatro Alberdi. O simplemente, cruzándolo de tanto en tanto en los eternos carnavales de Maimará, donde se refugiaba entre profundos silencios y explosivas apariciones.

LUIS MEDINA ZAR, JORGE MONTESINOS Y PABLO BACA / EVOCANDO A ÁLVARO CORMENZANA.

Ayer, Jorge Montesinos, amigo y editor de los trabajos de AC, el poeta jujeño Pablo Baca y la sobrina del escritor Oinhoa Cormenzana, junto al secretario de Cultura de la Provincia, Luis Medina Zar, ocuparon el estrado para evocar a Álvaro. Montesinos, desgranó su admiración exaltando la profunda sencillez del poeta muerto. Pablo Baca, explicó hasta qué límites, la personalidad del homenajeado se expresaba de diferentes maneras: en la oralidad, con una fluidez maravillosa, plena de citas a las que recurría de manera interminable para fortalecer sus propios conceptos; en la palabra escrita, tan diferente a la oral, sobre la que había confesado que hablaba de todo lo que no podía escribir (o dictar), y viceversa. Y finalmente, a través de la música, que lo había llevado a ser considerado uno de los primeros violines clásicos de la región. Sin embargo, con la misma maestría de los escenarios de la "música culta" Álvaro ejecutaba su música con la idéntica entrega en los boliches maimareños o en una estación de servicio capturando la atención, la admiración y el aplauso de los trabajadores y automovilistas.

Por eso esa noche, en Culturarte, Álvaro estuvo sentado entre la gente. Y mirándose a sí mismo desde un cuadro del pintor Juan Carlos Entrocassi que había retratado genialmente su gesto penetrante e interpelador. Y en la música que al término del acto interpretó un cuarteto de cuerdas y flauta traversa. Estuvo regalando sus libros a grupos literarios y escritores jujeños, a través de un excelente gesto de la Secretaría de Cultura. Estuvo allí, sentado entre todos, con su luminosidad irreverente y el talento perenne de los que se fueron antes de tiempo, dejando la certeza de que tenía tanto todavía para entregar.

Tanto es así, que antes del acto, el ingeniero Emilio Coronel hizo entrega a Oinhoa Cormenzana, del texto mecanografiado de una novela inédita que Álvaro había dejado en manos de su familia, sin saber seguramente, que sería un legado que ahora se convertirá en otra entrega que ratifique que el poeta, el músico, el rebelde talentoso, no se ha muerto. Que sigue andando por aquí.