No es casual que, en la cultura andina, las puertas del Carnaval estén dedicadas a las Comadres.
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No es casual que, en la cultura andina, las puertas del Carnaval estén dedicadas a las Comadres.
Cuarenta y ocho horas antes de que se desentierre al Diablito, columnas de talco se alzan por sobre los alegres, se baten las banderas y los negocios ofrecen a sus clientas ramos de albahaca.
ALEGRÍA / COMADRES DEL HOSPITAL “SALVADOR MAZZA” EN HILERA POR LAS CALLES.
En el medio de la fiesta los compadres las invitan a una cerveza, a riesgo de ser regañados, se ganan las calles en hilera y, ya en la noche, se sumarán los bailes.
Y vaya si son alegres, enflorando a los que se acercan a fotografiarlas y gozando del privilegio de festejar casi al inicio de las nueve noches.
SIEMPRE UNIDAS / CON BANDERAS Y SERPENTINA LAS COMADRES SE ORGANIZAN.
El viernes embromarán a los compadres porque convocó más gente, y así empieza esta celebración que es por la fertilidad y la cosecha.