Son dos máquinas. Una es la encargada de congelar la pantalla de vidrio para separarla del dispositivo, a través de un motor Stirling de helio con temperaturas criogénicas de hasta -180 ºC.
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Son dos máquinas. Una es la encargada de congelar la pantalla de vidrio para separarla del dispositivo, a través de un motor Stirling de helio con temperaturas criogénicas de hasta -180 ºC.
El segundo paso consiste en pegar el nuevo cristal a través de otra máquina que combina vacío, calor y presión. Su función principal es fijar la pantalla en el equipo.
El sistema se conecta a una app móvil que controla los valores vinculados a la presión y el tiempo para cada modelo de celular. La primera máquina tarda entre 3 y 8 minutos, según el smartphone, en hacer su trabajo. La segunda, entre 8 y 10 minutos.
Si la máquina reparadora detecta que se usa un panel de vidrio (cada uno vale 10 euros) que no le corresponde al equipo, bloquea el proceso.
Las dos máquinas y el compresor son vendidos por 10.000 euros. Desde la empresa que lo comercializa han dicho que es un precio al costo. Su negocio es distribuir las piezas de los dispositivos rotos a las empresas que reparan.