El director y compositor germano-austríaco Michael Gielen, quien inició su carrera en el Teatro Colón, en donde con sólo 22 años interpretó las obras completas de Arnold Schönberg, murió a los 91 años, en su casa de Austria.
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El director y compositor germano-austríaco Michael Gielen, quien inició su carrera en el Teatro Colón, en donde con sólo 22 años interpretó las obras completas de Arnold Schönberg, murió a los 91 años, en su casa de Austria.
Nacido en Dresde, Alemania, el artista, quien había heredado la vocación de su padre Josef, director del Teatro Real de Viena, se había radicado desde muy joven en la Argentina, cuando su familia debió huir del régimen nazi en 1940.
Gielen, que desarrolló su carrera en óperas de Suecia, Bélgica, Holanda, Alemania y el Reino Unido, y dirigió la orquesta de Francfort entre 1977 y 1987, recibió clases de composición y dirección en el coliseo argentino, en donde mostró especial interés por los creadores de música contemporánea.
En ese contexto, llamó la atención del mundo de la música clásica cuando al cumplirse el 75º aniversario del nacimiento de Schönberg, protagonizó un homenaje con una interpretación de su obra completa.
Tras su labor como maestro repetidor en el Colón, Gielen regresó a Europa, en donde continuó su carrera en la Ópera de Viena.
Entre otras actividades, también fue durante muchos años director invitado de la Orquesta Sinfónica de la BBC de Londres.
El músico había abandonado la actividad en 2014 por serios problemas oculares y, desde entonces, había vivido recluido en su mansión ubicada en la Alta Austria.
En Argentina, el joven Gielen recibió una sólida formación como pianista y compositor. Buenos Aires era, por entonces, un exuberante paraíso para imbuirse en el legado musical de la Segunda Escuela de Viena. No sólo estudió piano con Rita Kurzmann, amiga y colaboradora de Alban Berg, sino también composición con su marido, Erwin Leuchter, que había sido asistente de Anton Webern. Fue compañero de Carlos Kleiber y amigo de Mauricio Kagel. Trabajó como pianista répétiteur para Erich Kleiber y Fritz Busch, en el Teatro Colón, donde también asistió a Wilhelm Furtwängler, en una Pasión según san Mateo, de Bach, y a Tullio Serafin, en una Norma , de Bellini, con Maria Callas. Comenzó a componer y Schönberg se convirtió pronto en su héroe musical. En 1949 tocó un recital, en Buenos Aires, con toda la obra para piano del padre de la atonalidad y del dodecafonismo, como celebración de su 75 cumpleaños.
En Cincinnati, como titular a partir de 1980, impulsó su discografía sinfónica.