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La reelección de Macri, en jaque por la economía

Domingo, 17 de marzo de 2019 01:03

Las variables económicas continúan sin control y todo hace prever que influirán de manera determinante en el resultado de las elecciones presidenciales. ¿Significa eso que Mauricio Macri no tiene chances de quedarse con la reelección? En absoluto, lo que quiere decir es que la sociedad llegará a las urnas en un contexto de vacas flacas y bolsillos vacíos, lo que políticamente siempre es un combo explosivo con inciertas repercusiones en el corto plazo. 
La inflación acumula casi siete por ciento en dos meses, el dólar estuvo cerca de los $43 a principios de semana, las tasas de interés suben casi todos los días y la recesión en las empresas se profundiza con despidos, cierres y suspensiones. Sin embargo, el Gobierno nacional continúa apostando casi exclusivamente a un discurso voluntarista de que todo se irá acomodando a medida que se calmen las variables económicas. Primero fue el famoso “segundo semestre” de 2016, luego el “tercer trimestre” de 2017 y ahora cuando se “despeje la inestabilidad del proceso electoral”, tal como dijo Macri en Jujuy ante una pregunta de El Tribuno. Los dos primeros pronósticos estuvieron a años luz de cumplirse y tampoco suena muy creíble que haya una recuperación económica sólo por la certidumbre política que traerán los comicios de octubre. Tanto 2016 como 2018 fueron dos años sin actividad electoral en los que la economía padeció sus peores registros en todos los sectores. Como dice el refrán, es difícil tener distintos resultados con las mismas políticas. 
En lo que va del año, el único anuncio que hizo Macri para estimular el consumo popular fue subir 46 por ciento la Asignación Universal por Hijo, pero no hubo ninguna medida concreta para la clase media y no se flexibilizó el acceso al crédito para la subsistencia de industrias y comercios. Además, desde el comienzo del mandato del presidente se viene hablando de la elevadísima carga tributaria que tiene el país, pero eso nunca fue corregido en más de tres años de Cambiemos. La famosa reforma tributaria que haga más equitativa la distribución de las cargas sigue brillando por su ausencia.
Macri, que está en campaña hace mucho tiempo, aún no reveló ninguna propuesta electoral distinta a lo que se vino haciendo hasta ahora. Plantea que el ajuste fiscal debe continuar, que la inflación va a bajar sin aclarar cómo y no se escuchó ninguna iniciativa de cara a recomponer el poder adquisitivo del salario, pulverizado el año pasado con un 47 por ciento de inflación. 
La propuesta de Cambiemos es básicamente una: “No volver al pasado”. “La mayoría de la gente está sufriendo la crisis pero no quiere una vuelta de Cristina. Creemos que ese rechazo a la figura de la expresidenta acrecenterá nuestras posibilidades en las elecciones”, reflexionó ante El Tribuno un estrecho colaborador del jefe de Estado. 
Pese al agravamiento de la crisis económica, por estas horas el Gobierno parecería cómodo en su posicionamiento electoral, ya que el peronismo podría llevar dos o tres candidatos a presidente y asegurarle a Macri el ingreso a un balotaje. ¿Podrá la oposición justicialista acordar un candidato único para pelearle la presidencia a Macri? Hoy, ese escenario aparece como sumamente improbable teniendo en cuenta la eventual postulación de Cristina, la de Roberto Lavagna y la de Sergio Massa. Probablemente, de esos tres candidatos queden dos, augurando un panorama electoral dividido en dos tercios mayoritarios y un tercer tercio con menor volumen de votos. El jueves se lanzó oficialmente la candidatura presidencial de Daniel Scioli, quien venía teniendo un perfil muy bajo luego de que su exnovia siembre dudas sobre el origen de su patrimonio. La de Scioli parece más una postulación testimonial que una definitiva: su estrategia es estar bien posicionado ante un eventual abandono de Cristina de pelear por la presidencia. El exgobernador bonaerense, al igual que Lavagna, buscan presentarse como los candidatos de la unidad, aunque eso hoy esté a kilómetros de distancia de llevarse a cabo. Esta semana Cambiemos recibió un golpe durísimo en Córdoba, la provincia que le posibilitó a Macri llegar en 2015 al sillón de Rivadavia. La interna entre Ramón Mestre y Mario Negri por la gobernación terminó rompiendo el frente político y allanando el camino a una reelección del gobernador Juan Schiaretti, alineado con Alternativa Federal.
Si bien es cierto que ese escenario no se repitió en otras provincias, aún no queda claro si también habrá internas en el oficialismo por la candidatura presidencial. El radicalismo más alejado del Gobierno, conducido por el eterno Enrique “Coty” Nosiglia, insiste en que Martín Lousteau vaya a una Paso contra Macri. En caso de concretarse, todo indica que el presidente no tendría mayores problemas en imponerse en esa disputa, pero sin dudas lo expondría a un proceso de duras críticas internas que el macrismo no quiere atravesar. 

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Las variables económicas continúan sin control y todo hace prever que influirán de manera determinante en el resultado de las elecciones presidenciales. ¿Significa eso que Mauricio Macri no tiene chances de quedarse con la reelección? En absoluto, lo que quiere decir es que la sociedad llegará a las urnas en un contexto de vacas flacas y bolsillos vacíos, lo que políticamente siempre es un combo explosivo con inciertas repercusiones en el corto plazo. 
La inflación acumula casi siete por ciento en dos meses, el dólar estuvo cerca de los $43 a principios de semana, las tasas de interés suben casi todos los días y la recesión en las empresas se profundiza con despidos, cierres y suspensiones. Sin embargo, el Gobierno nacional continúa apostando casi exclusivamente a un discurso voluntarista de que todo se irá acomodando a medida que se calmen las variables económicas. Primero fue el famoso “segundo semestre” de 2016, luego el “tercer trimestre” de 2017 y ahora cuando se “despeje la inestabilidad del proceso electoral”, tal como dijo Macri en Jujuy ante una pregunta de El Tribuno. Los dos primeros pronósticos estuvieron a años luz de cumplirse y tampoco suena muy creíble que haya una recuperación económica sólo por la certidumbre política que traerán los comicios de octubre. Tanto 2016 como 2018 fueron dos años sin actividad electoral en los que la economía padeció sus peores registros en todos los sectores. Como dice el refrán, es difícil tener distintos resultados con las mismas políticas. 
En lo que va del año, el único anuncio que hizo Macri para estimular el consumo popular fue subir 46 por ciento la Asignación Universal por Hijo, pero no hubo ninguna medida concreta para la clase media y no se flexibilizó el acceso al crédito para la subsistencia de industrias y comercios. Además, desde el comienzo del mandato del presidente se viene hablando de la elevadísima carga tributaria que tiene el país, pero eso nunca fue corregido en más de tres años de Cambiemos. La famosa reforma tributaria que haga más equitativa la distribución de las cargas sigue brillando por su ausencia.
Macri, que está en campaña hace mucho tiempo, aún no reveló ninguna propuesta electoral distinta a lo que se vino haciendo hasta ahora. Plantea que el ajuste fiscal debe continuar, que la inflación va a bajar sin aclarar cómo y no se escuchó ninguna iniciativa de cara a recomponer el poder adquisitivo del salario, pulverizado el año pasado con un 47 por ciento de inflación. 
La propuesta de Cambiemos es básicamente una: “No volver al pasado”. “La mayoría de la gente está sufriendo la crisis pero no quiere una vuelta de Cristina. Creemos que ese rechazo a la figura de la expresidenta acrecenterá nuestras posibilidades en las elecciones”, reflexionó ante El Tribuno un estrecho colaborador del jefe de Estado. 
Pese al agravamiento de la crisis económica, por estas horas el Gobierno parecería cómodo en su posicionamiento electoral, ya que el peronismo podría llevar dos o tres candidatos a presidente y asegurarle a Macri el ingreso a un balotaje. ¿Podrá la oposición justicialista acordar un candidato único para pelearle la presidencia a Macri? Hoy, ese escenario aparece como sumamente improbable teniendo en cuenta la eventual postulación de Cristina, la de Roberto Lavagna y la de Sergio Massa. Probablemente, de esos tres candidatos queden dos, augurando un panorama electoral dividido en dos tercios mayoritarios y un tercer tercio con menor volumen de votos. El jueves se lanzó oficialmente la candidatura presidencial de Daniel Scioli, quien venía teniendo un perfil muy bajo luego de que su exnovia siembre dudas sobre el origen de su patrimonio. La de Scioli parece más una postulación testimonial que una definitiva: su estrategia es estar bien posicionado ante un eventual abandono de Cristina de pelear por la presidencia. El exgobernador bonaerense, al igual que Lavagna, buscan presentarse como los candidatos de la unidad, aunque eso hoy esté a kilómetros de distancia de llevarse a cabo. Esta semana Cambiemos recibió un golpe durísimo en Córdoba, la provincia que le posibilitó a Macri llegar en 2015 al sillón de Rivadavia. La interna entre Ramón Mestre y Mario Negri por la gobernación terminó rompiendo el frente político y allanando el camino a una reelección del gobernador Juan Schiaretti, alineado con Alternativa Federal.
Si bien es cierto que ese escenario no se repitió en otras provincias, aún no queda claro si también habrá internas en el oficialismo por la candidatura presidencial. El radicalismo más alejado del Gobierno, conducido por el eterno Enrique “Coty” Nosiglia, insiste en que Martín Lousteau vaya a una Paso contra Macri. En caso de concretarse, todo indica que el presidente no tendría mayores problemas en imponerse en esa disputa, pero sin dudas lo expondría a un proceso de duras críticas internas que el macrismo no quiere atravesar. 

 

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