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Luis Miguel sigue siendo el rey, lo demostró en su recital en Córdoba

El astro brilló en Cordoba y renovó sus lazos con el público argentino.

Sabado, 02 de marzo de 2019 01:01

Los recitales de Luis Miguel son rituales especiales colmados de un pintoresco folclore donde la protagonistas son las fans. El show del artista en el Orfeo de Córdoba no fue la excepción y legiones de admiradoras de distintos puntos del país se congregaron en la ciudad mediterránea para ingresar a la dimensión paralela a la que transporta Luismi durante sus presentaciones en vivo. Así, cientos de mujeres enardecidas llegaron al predio con las clásicas banderas y vinchas y enfundadas de rojo -tal como era la consigna para el encuentro en Córdoba-, cantaron, gritaron, esperaron horas, días, semanas haciendo fila, con la certeza que todo valía con tal de ver al Sol.

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Los recitales de Luis Miguel son rituales especiales colmados de un pintoresco folclore donde la protagonistas son las fans. El show del artista en el Orfeo de Córdoba no fue la excepción y legiones de admiradoras de distintos puntos del país se congregaron en la ciudad mediterránea para ingresar a la dimensión paralela a la que transporta Luismi durante sus presentaciones en vivo. Así, cientos de mujeres enardecidas llegaron al predio con las clásicas banderas y vinchas y enfundadas de rojo -tal como era la consigna para el encuentro en Córdoba-, cantaron, gritaron, esperaron horas, días, semanas haciendo fila, con la certeza que todo valía con tal de ver al Sol.

 

El astro se presentó el martes en Córdoba, y anoche y esta noche la cita era en Buenos Aires, completando el tour.

Finalmente el momento añorado llegó y el ídolo no decepcionó. Luismi durante el recital en Córdoba fue todo simpatía, se lo vio feliz, exultante, entregado y comprometido con su gente demostrando con su repertorio imbatible, que sigue siendo el Rey. La gira del astro se llama "México en la piel" pero ni una canción de su último disco entró en su primer recital en Argentina pero sí estuvieron todos sus hits con los que fortaleció el vínculo que tiene con sus seguidoras.

Tras un retraso de casi una hora de gran incertidumbre, las luces del domo cordobés definitivamente se apagaron y el grito voraz y ensordecedor de desahogo de la multitud se hizo oír. Y tras un video en el que Luis Miguel, de elegante traje sube por unas lujosas escaleras, llega ÉL,, de carne y hueso, comienza a observar sonriente a su público y recorre en silencio el espacio saludando y emanando ese fulgor que solo tienen las estrellas acostumbradas a ocupar el centro de la galaxia.

Comenzó con el tema "Si te vas" y siguió con "Tú sólo tú", " Amor, amor, amor" y "Devuélveme el amor". El delirio que rosaba el éxtasis era palpable. Continuó con "Suave", y °como explicar la magia que tiene su manera...°, la ovación fue desesperada. Prosiguió con "Por debajo de la mesa" y "No sé tú". Y luego subió el termómetro a temperaturas insospechadas y cualquier atisbo de resistencia de las 1o,000 almas presentes cedió totalmente y comenzó el desenfreno, una marea humana avanzó hacia el escenario para escuchar un popurrí de inolvidables temas vintage como "Un hombre busca una mujer", "Cuestión de piel", "Oro de ley", "Culpable o no", "Te necesito", "Amante del amor", "Más allá", "Fría como el viento", "Tengo todo excepto a ti", "Entrégate", "Hasta que me olvides", que fueron banda de sonido excluyente de muchas adolescentes adoradoras del Sol en los °80 y °90.

Muchas de las mencionadas canciones el año pasado tomaron nuevos bríos gracias a la exitosísima bioserie que Luis Miguel autorizó para Netflix, tal como lo hicieron otras de su época de niño prodigio que también fueron parte de la set list en la oportunidad. Así el artista emocionó hasta las lágrimas con una seguidilla de oldies que incluía "No me puedes dejar así", "Palabra de honor", "1+1= 2 enamorados", y "Directo al corazón" y por un instante vimos al nene de rubio y largo cabello lacio que le caía sobre los ojos.

Luego llegó la estocada al alma, la puñalada al corazón cuando interpretó magníficamente uno de sus clásicos : "La incondicional" mientras en la pantalla se veía el famoso clip que Micky grabó con solo 18 años, un coro multitudinario estalló de alegría acompañando las estrofas del famoso tema.

Fue una primera parte absolutamente arrolladora y el show siguió con otra selección demoledora, esta vez de boleros que con su estilo adquieren una dimisión sublime. Aquí haciendo alarde de su magnífica voz enloqueció a la multitud con embriagadores juegos vocales cantando "No me platiques más", "La barca", "Contigo a la distancia", "La mentira", e "Historia de un amor", al lado del piano.

En otro segmento del concierto incluyó "Tu y yo" y "Será que no me amas" para el placer de una platea mayormente femenina conformada por las incondicionales de siempre, las nuevas fans advenedizas que redescubrieron al ídolo tras la repercusión de la serie y también aquellas niñas que, porque no decirlo, tal vez tenían la fantasía de encontrar a Diego Boneta en escena. Y cabe hacer mención a los hombres presentes, más de los que prejuiciosamente se podía llegar a suponer y que se dedicaron a disfrutar y a cantar a la par de las "chicas" histéricas embelesadas por la luismiguelmanía.

El espectáculo entró en los tramos finales y con energía avasalladora desafió la cordura de muchas y volvió a apelar a la nostalgia entonando "Decídete", "Los muchachos de hoy", "Ahora te puedes marchar", "La chica del bikini azul" e "Isabel".

Y el delirio culminó cuando luego de una breve salida retornó a escena con "Cuando calienta el sol" para finalmente despedirse, sin bises, y retirarse luego de tocar ansiosas manos y regalar rosas blancas a la platea.

Y el hechizo se deshizo, la magia se desvaneció, la realidad volvió. Porque Luis Miguel trasporta a sus fans a un estado de fascinación singular, muy difícil de definir y entender. Sus seguidoras simplemente lo adoran por lo que significa como artista, lo veneran como un ídolo ubicado en su correspondiente pedestal, porque su voz acompañó a muchas en los últimos 35 años, porque él dio sueños que atesoran en algún lugar del corazón. Verlo íntegro en escena las impulsa a seguir. Y al oírlo cantar por unos instantes retornan a ese cuarto juvenil tapizado de posters, a ese momento en el que todo estaba por venir, la emoción de esos instantes regresa.