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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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La odisea de una familia venezolana para llegar a Jujuy

Los padres decidieron irse porque no había remedios para su hijo enfermo. Viajaron un mes pasando duros momentos.
Miércoles, 27 de marzo de 2019 01:01

Emanuel Barandica de 30 años, Keily Villegas de 27 y sus hijos de 2, 3 y 4 años dejaron su país, Venezuela, que atraviesa una difícil situación para buscar un futuro mejor. Durante un mes viajaron por cuatro países pasando días muy tristes en los que el sufrimiento y el dolor no le dieron tregua.

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Emanuel Barandica de 30 años, Keily Villegas de 27 y sus hijos de 2, 3 y 4 años dejaron su país, Venezuela, que atraviesa una difícil situación para buscar un futuro mejor. Durante un mes viajaron por cuatro países pasando días muy tristes en los que el sufrimiento y el dolor no le dieron tregua.

Llegaron a Jujuy la semana pasada, estuvieron varados en la Terminal de ómnibus durante dos días, pero la ayuda de los jujeños no tardó en llegar. Pronto les abrieron las puertas de la iglesia Maranatha ubicada en Campo Verde, donde actualmente viven.

Están muy contentos de estar en la provincia ya que fueron bien recibidos por personas solidarias que les brindaron colaboración. Siguen precisando ayuda, ya que no tienen nada más que un poco de ropa que pudieron traer.

Lo que más los motivó para irse de Venezuela fue la enfermedad de uno de sus niños, el más pequeño, que se encontraba con un problema intestinal y allá no encontraban medicamentos.

Además de eso, el hecho de afrontar la incesante crisis económica que impactaba profundamente en la comida de cada día, hizo que decidieran irse del país, así como lo hacen miles de venezolanos.

Salieron de Venezuela el 17 de febrero con un poco de ropa y con mucha esperanza, una vez que el pequeño logró estabilizarse un poco con su enfermedad que fue producto de la mala alimentación que sufrió estando allá.

Su destino no estaba asegurado, en un principio pensaron en llegar hasta Uruguay pero luego las cosas fueron cambiando. Primero llegaron a Colombia, después pasaron por Perú, Ecuador y Bolivia, hasta llegar a Argentina.

Durante más de un mes estuvieron a la intemperie buscando un techo para pasar la noche, así debieron afrontar días de intenso calor y lluvia que sumado al hambre y la triste mirada de los chicos, no los dejaba en paz.

Pero el optimismo y la fe de encontrar un nuevo lugar prevalecieron en todo momento en Emanuel que intentó siempre darle ánimos a su esposa para que no pierda la esperanza.

"Fueron muchas cosas que allá están paralizadas, como el alimento y los medicamentos. La situación es muy difícil, los sueldos solamente alcanzan para comprar un kilogramo de queso. Hay trabajo pero lo que te dan es muy poco", mencionó Emanuel Barandica, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

En ese sentido indicó que fueron varios los factores que los movilizaron para tomar la difícil decisión de dejar todas sus pertenencias y seres queridos, y partir rumbo a lo desconocido. "Lo primero que pensamos fue en viajar a Uruguay pero llevábamos mucho tiempo de mochileros pidiendo comida a la gente, estábamos muy cansados de viajar y de ver a los chicos que tenían que soportar todo eso", comentó.

Al llegar a Jujuy sintieron algo distinto: "acá la gente es muy buena y nos brindó mucho apoyo, nos sentimos cómodos y seguros, por eso nuestra idea es quedarnos a vivir".

Fueron muchas "emociones encontradas: dejar nuestra familia, las costumbres, las amistades, fue muy difícil. Dejamos todo lo que teníamos allá, nuestra casa, nuestros electrodomésticos, todo quedó allá", añadió Keily Viilegas.

Triste realidad de Venezuela

Además de la falta de dinero para comer, los sueldos bajos y la escasez de medicamentos en los hospitales, contaron que se observa mucha violencia en las calles.

"Son muchas cosas que nos inspiraron a dejar el país. Yo trabajaba de panadero pero no podía hacer nada ganando tan poco", explicó Barandica.

Lo peor fue "cuando llevamos a nuestro hijo al hospital y no tenían ni para darle hidratación. Nos dijeron que compremos un medicamento que era muy caro y encima en las farmacias no había tampoco", remarcó Keily Viilegas.

Siguió diciendo que "la única forma de conseguirlos era a través de personas que compran los medicamentos y los revenden muchos más caros".

“Sentimos mucho miedo”

Por más que la situación de Venezuela ameritó que la familia Barandica tome la decisión de irse, la incertidumbre de no saber qué les podía pasar y más teniendo hijos tan pequeños, les generó mucho temor.

Al respecto, Keily Villegas aseguró que “lo que más sentimos fue mucho miedo de no saber qué nos podía pasar, de lo que nos íbamos a encontrar, de donde íbamos a dormir y miedo de no tener para comer”.

Se sintieron contenidos al saber que no eran los únicos que tenían la necesidad de irse, “en la vía, cuando íbamos a pié nos encontramos con muchos venezolanos que también emigraban del país por la crisis”.

El cálido abrazo de los jujeños que los cobijó

Fue durante más de un mes y fueron cuatro los países donde probaron suerte, pero en nuestra provincia sintieron algo distinto: “estamos muy agradecidos con la gente de Jujuy porque se portaron bien con nosotros, nos abrieron las puertas y nos trataron mejor que en otros países”, sostuvo Emanuel.

Sobre lo que necesitan, Villegas aseguró que “tenemos un techo gracias a la iglesia Maranatha, ellos nos ayudan pero necesitamos buscar una vivienda. Hay una fundación que nos puede ayudar con el alquiler, pero lo que más precisamos ahora es comida”.

Se puede donarles mercadería en general, electrodomésticos, camas, colchones, frazadas, ropa o todo aquello que pueda servirles, se encuentra disponible el siguiente número de teléfono: 388- 154688397.

“Queremos quedarnos a vivir acá, ya decidimos eso y estamos arreglando los papeles para empezar lo más rápido posible a trabajar”, añadió.

Sobre el recibimiento de los jujeños, dijo que “la mayoría de las personas que se acercaron a nosotros fueron muy buenas. Nunca nos negaron un plato de comida, por eso estamos muy agradecidos con ellos, hubo una familia jujeña que nos ayudó, nos dieron alojamiento en Palpalá y nos consiguieron ropa”.

Tras haber pasado por duros momentos afirmó que se sienten muy tranquilos en la provincia y que todo es muy distinto desde que llegaron porque durante su viaje en muchas ocasiones debieron pasar la noche en la calle. “En Colombia nos tocó dormir en un lugar que era prácticamente un basurero. Donde nos agarraba la noche tirábamos una frazada y dormíamos”, manifestó. 

“Los chicos siempre nos preguntaban cuándo íbamos a llegar a casa y nosotros solamente le decíamos que ya faltaba poco, que había que esperar y que todo eso era para que ellos tengan un mejor futuro. Nosotros sabíamos que algo mejor nos esperaba”, concluyó la mujer.