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Tomemos conciencia sobre el maltrato animal

Sabado, 30 de marzo de 2019 01:01

En un contexto de crecientes denuncias de maltrato y debates sobre los animales como sujetos de derecho, la protección animal no puede analizarse dejando de lado su relación con la salud pública.

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En un contexto de crecientes denuncias de maltrato y debates sobre los animales como sujetos de derecho, la protección animal no puede analizarse dejando de lado su relación con la salud pública.

Todos los días aparecen informaciones y estadísticas sobre casos de maltrato animal, la gran mayoría por golpes y encierros. Estas denuncias se realizan por infracciones a la Ley de Protección Animal 14.346, que castiga con entre 15 días y un año de prisión a los que someten a malos tratos o actos de crueldad a las mascotas.

De la misma manera, aparecen como frecuentes en las redes sociales, las denuncias por animales dejados en las terrazas y balcones, la mayoría de las denuncias tienen como protagonistas a animales domésticos, los cuales reciben agresiones de personas o de otros animales.

Al mismo tiempo, el aumento desmedido de perros y gatos en las calles plantea problemas de cohabitación (atravesados por factores sociales, económicos, culturales y educativos) que ponen en riesgo a la población en general y precisan una reflexión sobre las interrelaciones que derivan de esta situación.

Pero pensar en el maltrato animal va más allá de perros y gatos, tiene que ver también con las condiciones y controles referentes a la sanidad de los animales en los sistemas productivos agroganaderos y con los ecosistemas en general.

Desde hace tiempo, el debate sobre los derechos de los animales, aunque aún irresuelto, se hace más presente en distintos ámbitos sociales, y esto es importante, porque visibiliza a una sociedad que está tomando conciencia de que debemos hacer algo por ellos, no sólo desde el asistencialismo, sino desde normativas, y desde la educación.

Los derechos nacen dentro de la sociedad, como instituciones para garantizar el orden, la armonía y el bien común. Y sostenernos en ello hace que pensemos en normas que regulen nuestro accionar, con la mirada humanitaria que esto se merece.

La razón, como aquella habilidad de discernir aquello de lo que se cree bueno y de lo que se cree malo, es la que permite al individuo tomar decisiones previendo un resultado. Esto hace que se establezcan normas que permitan convivir. Estas herramientas implican necesariamente tomar la decisión racional de respetarlos.

En varios países se considera a los animales como sujetos de derecho, lo que aún no se ha logrado implementar son estrategias educativas que formen parte de un plan más amplio: la violencia y la crueldad no son aceptables nunca, ni entre seres humanos, ni ejercida sobre otras especies vivas.

El sufrimiento animal producto de actos deliberados por parte del ser humano es algo lamentable, pero ningún debate puede dejar por fuera lo referente a la coexistencia con animales y sus repercusiones en la salud pública para establecer medidas que minimicen los factores de riesgo de enfermedades.