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La economía revive el peor antecedente para Cambiemos

Domingo, 31 de marzo de 2019 01:02

El brusco aumento de la pobreza y la nueva escalada en el precio del dólar encendieron todas las alarmas dentro del Gobierno nacional de cara a las elecciones primarias de agosto. El nerviosismo que rodea al presidente Mauricio Macri tiene que ver con un dato irrefutable: desde la vuelta de la democracia, ningún oficialismo retuvo la presidencia en medio de una grave crisis económica.
¿Realmente está en los planes de Macri adelantar las elecciones para evitar que la catástrofe económica siga carcomiéndole las chances de reelección? La idea, que ya está circulando en los despachos oficiales, sería muy difícil de llevar a cabo sin pagar un alto costo político. Cambiar las reglas del juego a sólo cuatro meses de las Paso implicaría admitir que está en juego la institucionalidad de la Argentina, lo que sería responsabilidad pura y exclusivamente de este Gobierno.
Según las proyecciones de casi todos los economistas, la inflación tendría un piso este año del cuarenta por ciento y podría ser más elevada si se sigue depreciando el peso. Como se descuenta que la mayoría de los trabajadores conseguirá aumentos salariales bastante inferiores a eso, en 2019 se profundizará la pérdida del poder adquisitivo de la gente, lo que agravará la conflictividad social y profundizará el malestar en la opinión pública. 
Hace casi un mes que el Gobierno no realiza ningún anuncio destinado a mejorar la calidad de vida de la sociedad en medio de la tormenta financiera. El último fue en la apertura de sesiones del Congreso, cuando Macri informó una suba del 46 por ciento en la Asignación Universal por Hijo. En un intento por revertir parcialmente ese panorama, la Casa Rosada decidió postergar hasta diciembre el incremento en las facturas de gas, para evitar un nuevo mazazo en medio de la campaña.
“Es imposible ganar una elección dando sólo malas noticias. El problema es que no hay plata para realizar anuncios grandilocuentes que mejoren nuestra situación electoral”, aseguró a El Tribuno un influyente hombre del Gobierno que pidió reserva de su identidad.
La golpeada imagen de Macri, que sigue por debajo de Cristina Kirchner en las encuestas, provocó esta semana que renazcan las versiones sobre una eventual candidatura de María Eugenia Vidal al sillón de Rivadavia. ¿Tiene eso asidero o es parte de una estrategia electoral para subir aún más la imagen de la gobernadora? Hoy por hoy, en la Casa Rosada juran que ese escenario es imposible y que Macri será sí o sí candidato a la reelección: “No hay plan B”, aseveran. 
En el entorno del mandatario nacional hay un dato que les da confianza pese a la pésima situación en la que se encuentra el país. Los sondeos de opinión marcan que sería muy difícil que en noviembre no haya balotaje y que es sumamente improbable que pueda entrar a la segunda vuelta otro candidato que no sean Macri y Cristina. Ese mano a mano es hoy el gran objetivo de Marcos Peña y Jaime Durán Barba, ya que es el único escenario que podría darle la reelección a Macri. 
Más allá de esas definiciones, el presidente sabe que si no hace una buena elección en la provincia de Buenos Aires será muy difícil que pueda seguir en su cargo. Nadie que más que Vidal le garantiza un buen resultado -aunque no necesariamente una victoria- en ese populoso distrito a Cambiemos, ya que los otros referentes oficialistas bonaerenses no son competitivos para ninguna de las encuestas. Candidatear a la gobernadora a la presidencia dejaría huérfana la oferta electoral del Gobierno en la principal provincia del país, lo que implicaría un riesgo de impredecibles consecuencias políticas.

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El brusco aumento de la pobreza y la nueva escalada en el precio del dólar encendieron todas las alarmas dentro del Gobierno nacional de cara a las elecciones primarias de agosto. El nerviosismo que rodea al presidente Mauricio Macri tiene que ver con un dato irrefutable: desde la vuelta de la democracia, ningún oficialismo retuvo la presidencia en medio de una grave crisis económica.
¿Realmente está en los planes de Macri adelantar las elecciones para evitar que la catástrofe económica siga carcomiéndole las chances de reelección? La idea, que ya está circulando en los despachos oficiales, sería muy difícil de llevar a cabo sin pagar un alto costo político. Cambiar las reglas del juego a sólo cuatro meses de las Paso implicaría admitir que está en juego la institucionalidad de la Argentina, lo que sería responsabilidad pura y exclusivamente de este Gobierno.
Según las proyecciones de casi todos los economistas, la inflación tendría un piso este año del cuarenta por ciento y podría ser más elevada si se sigue depreciando el peso. Como se descuenta que la mayoría de los trabajadores conseguirá aumentos salariales bastante inferiores a eso, en 2019 se profundizará la pérdida del poder adquisitivo de la gente, lo que agravará la conflictividad social y profundizará el malestar en la opinión pública. 
Hace casi un mes que el Gobierno no realiza ningún anuncio destinado a mejorar la calidad de vida de la sociedad en medio de la tormenta financiera. El último fue en la apertura de sesiones del Congreso, cuando Macri informó una suba del 46 por ciento en la Asignación Universal por Hijo. En un intento por revertir parcialmente ese panorama, la Casa Rosada decidió postergar hasta diciembre el incremento en las facturas de gas, para evitar un nuevo mazazo en medio de la campaña.
“Es imposible ganar una elección dando sólo malas noticias. El problema es que no hay plata para realizar anuncios grandilocuentes que mejoren nuestra situación electoral”, aseguró a El Tribuno un influyente hombre del Gobierno que pidió reserva de su identidad.
La golpeada imagen de Macri, que sigue por debajo de Cristina Kirchner en las encuestas, provocó esta semana que renazcan las versiones sobre una eventual candidatura de María Eugenia Vidal al sillón de Rivadavia. ¿Tiene eso asidero o es parte de una estrategia electoral para subir aún más la imagen de la gobernadora? Hoy por hoy, en la Casa Rosada juran que ese escenario es imposible y que Macri será sí o sí candidato a la reelección: “No hay plan B”, aseveran. 
En el entorno del mandatario nacional hay un dato que les da confianza pese a la pésima situación en la que se encuentra el país. Los sondeos de opinión marcan que sería muy difícil que en noviembre no haya balotaje y que es sumamente improbable que pueda entrar a la segunda vuelta otro candidato que no sean Macri y Cristina. Ese mano a mano es hoy el gran objetivo de Marcos Peña y Jaime Durán Barba, ya que es el único escenario que podría darle la reelección a Macri. 
Más allá de esas definiciones, el presidente sabe que si no hace una buena elección en la provincia de Buenos Aires será muy difícil que pueda seguir en su cargo. Nadie que más que Vidal le garantiza un buen resultado -aunque no necesariamente una victoria- en ese populoso distrito a Cambiemos, ya que los otros referentes oficialistas bonaerenses no son competitivos para ninguna de las encuestas. Candidatear a la gobernadora a la presidencia dejaría huérfana la oferta electoral del Gobierno en la principal provincia del país, lo que implicaría un riesgo de impredecibles consecuencias políticas.

El radicalismo

Sumado al mal momento que atraviesa el macrismo, su principal aliado está cada vez más preocupado por el efecto electoral que tendrá la crisis en las provincias donde los radicales competirán por la gobernación y las intendencias.
Ante eso, crece el disconformismo de sectores críticos de la UCR que ya hablan abiertamente de postular a Martín Lousteau para la presidencia. El debate en el radicalismo es tan importante que el vicepresidente del partido, Federico Storani, no descartó que la UCR abandone Cambiemos. Pese a eso, trascendió que la cúpula radical -Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Mario Negri, entre otros- le habrían garantizado a Macri que no habría fisuras para apoyarlo.
El objetivo central de la conducción radical es ganar la mayor cantidad de elecciones provinciales e incrementar el peso territorial del partido para tener más presencia dentro de Cambiemos. “Ya no nos va a servir acompañar todo a libro cerrado, si queremos que el radicalismo vuelva a ser una opción de poder real tenemos que aprovechar ahora, sino el Pro seguirá manejando Cambiemos a su antojo”, señaló un referente del partido centenario en un estricto off the récord. 
Los socios fundadores de Cambiemos están fogoneando también una eventual alianza con Roberto Lavagna que incluya a sectores del socialismo y del peronismo no kirchnerista. La estrategia de Enrique “Coti” Nosiglia sería que el exministro de Economía sea candidato a presidente, que Sergio Massa dispute la gobernación bonaerense y que Martín Lousteau le peleé la jefatura de gobierno porteño a Horacio Rodríguez Larreta. 
Sea cual sea la decisión orgánica del partido, está muy claro que la UCR tendrá una posición dividida en las elecciones presidenciales, aunque aún queda por ver cuál de las posturas se consolidará con mayor firmeza.