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La Chaya de los Músicos en la casa de Tukuta Gordillo

Este encuentro que reúne a artistas de todo el país cada año, se reeditó el martes.
Jueves, 07 de marzo de 2019 01:00

La Chaya de los Músicos, en medio del Martes de Chaya, ya es una tradición entre las tradiciones.

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La Chaya de los Músicos, en medio del Martes de Chaya, ya es una tradición entre las tradiciones.

 

La Chaya de los Músicos tiene la profundidad de un ritual que fortalece. Es convocado cada año por Tukuta Gordillo.

A la puerta de la casa del músico Tukuta Gordillo, en la Plaza Chica de Tilcara, se comparte el arte con una generosidad que no se repite tan a menudo.

Por la Chaya han pasado nombres más que apreciables de nuestro arte, y lo siguen haciendo, año a año, con la profundidad de un ritual que fortalece.

En esta última, tras las piezas del folclorista carmense Bruno Arias, se sucedieron cantidad de propuestas que acaso nombrarlas peca de olvidar alguna, pero estuvieron las voces de Adriana Tula, con fuerza y calidad intactas, y la del mismo anfitrión junto a la guitarra virtuosa y llena de humor de Peter Würschmidt.

TUKUTA GORDILLO / EL ANFITRIÓN DE LA TRADICIONAL CHAYA DE LOS MÚSICOS.

Se sumaron también las coplas de Silvia Barrios, cuya obra excede la de su voz para abrazar el más fiel rescate del arte indígena, así como las presencias de la vientista, cantante y coplera Micaela Chauque; la folclorista Maryta de Humahuaca; el tucumano Claudio Sosa; y el charango de Juan Cruz Torres (hijo del recientemente desparecido Jaime Torres).

Entre los mesones, no sólo la música. Raúl Gordillo pudo adelantarnos una descripción de sus nuevos dibujos tanto como Luz Repucci sus bocetos para un mural en la Facultad de Humanidades, y el arte de compartir pronto se volvió danza mientras las comparsas se acercaban, recorriendo alegres las calles, ante su descanso hasta el entierro del Diablito en el Domingo de Tentación.

Sostener una invitación así es terquedad de Tukuta Gordillo, que disfruta del arte de cada invitado incitando al aplauso, y de Carlos West Ocampo, cuyo amor por el arte nuestro ya ha sido probado tantas veces. El resto lo pusieron los tantos que se acercaron a disfrutar de un momento de calidad, donde la ofrenda a la Pachamama no es sólo un enunciado.