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Historia de la Virgen de Copacabana y del Abra de Punta Corral

En los Andes, es la única advocación de la Virgen María que toma el nombre de un antiguo ídolo prehispánico.

Domingo, 14 de abril de 2019 01:03

Antonio René Machaca es un antropólogo tilcareño que contradice el prejuicio académico de pretender que un científico deba extrañarse del objeto de su estudio. En sus estudios sobre las bandas de sikuris y la Virgen del Abra de Punta Corral, aúna su bagaje científico, aumentado con una maestría sobre Educación Intercultural Bilingüe, con su experiencia como sikuri. He aquí la riqueza de su visión.

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Antonio René Machaca es un antropólogo tilcareño que contradice el prejuicio académico de pretender que un científico deba extrañarse del objeto de su estudio. En sus estudios sobre las bandas de sikuris y la Virgen del Abra de Punta Corral, aúna su bagaje científico, aumentado con una maestría sobre Educación Intercultural Bilingüe, con su experiencia como sikuri. He aquí la riqueza de su visión.

"La devoción a la mamita Virgen tiene raíces profundas que provienen de dos vertientes: la espiritualidad indoamericana y la religiosidad católica. Copacabana es un pueblo emplazado a orillas del lago Titicaca, en la hermana República de Bolivia. Los españoles que llegan ahí en el siglo XVI asumen la importancia que tiene este lugar, como centro de cultos de vitalidad milenaria para los pueblos originarios de la región, e instalan rápidamente la devoción mariana.

Así, el 2 de febrero de 1583, en la celebración a la Virgen de la Candelaria, se entroniza la imagen tallada por Francisco Tito Yupanqui, que empieza a ser conocida como ‘Virgen de Copacabana‘.

En los Andes la Virgen de Copacabana es la única advocación de la Virgen María que toma el nombre de un antiguo ídolo prehispánico. María ‘sustituye‘, según el cronista Antonio de la Calancha, al ídolo Copacabana, apoderándose de su nombre, cosa no usual, pues indica que ‘no (se) halla que haya en la cristiandad imagen de la Virgen que tenga el nombre del ídolo que en aquella parte se adoraba‘.

Copacabana puede traducirse del quechua como ‘santuario de turquesa‘ (kkopa, turquesa o piedra azul verdosa, y kkhapa o kkapak, sagrario o santuario). En lengua aimara sería Qutaqhawaña, ‘mirar fijamente el lago desde un lugar‘. Siguiendo este mismo razonamiento, según Jesús Lara, deriva de qöpaqhawana, ‘mirador desde donde se contempla una perspectiva azul turquesa‘. En puquina, lengua ya extinguida, según Rodolfo Cerrón-Palomino, Copa hace referencia a elemento y lugar muy sagrado.

El sacerdote agustino Ramos Gavilán, que permanece en Copacabana a partir de 1618 (es decir, estuvo durante la extirpación de idolatrías) menciona que el ídolo era de ‘piedra azul vistosa‘, y que miraba hacia la Isla del Sol (lugar desde donde partieron Manco Cápac y Mama Ocllo, padres míticos fundadores del Cusco, la capital de los Incas), como dando a entender que de allí le venía el bien.

Varios elementos permiten establecer que Copacabana aparece ligada a las piedras sagradas, elementos rituales muy importantes de los pueblos surandinos. En la leyenda que narra la aparición de la Virgen de Punta Corral, aparece la piedrita como elemento central: ‘Diz que la Virgen era una piedra y di áhis’hizo imagen. Diz que lo ha llamado al primer esclavo. En el cerro lu ha llamado. Y él ha visto que era la piedrita‘, cuenta Venancio Segovia en 1968.

En calvarios y apachetas de los caminos que llevan hacia los Santuarios del cerro, los peregrinos ofrecen piedritas que simbolizan la fuerza, el sacrificio, la solidaridad y la unidad, entre otros valores que evocan la costumbre milenaria que tienen los pueblos andinos originarios de rendirle culto a las apachetas y a la Pachamama. También persiste la creencia de que los milagros de las imágenes de Punta Corral y de Abra de Punta Corral, proceden de las piedritas que cada una guardaría en su interior".

Precisiones sobre el culto


ANTONIA COLPARÍ VIUDA DE CÁRDENES/ JUNTO A LA IMAGEN CON LA QUE PEREGRINOS TILCAREÑOS SUBIERON EN 1971 Y 1972.

“La imagen de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral es entronizada en el nuevo Santuario, en el año 1973. Fue modelada por el artista plástico Edmundo Diego Villareal, siendo su primer estandarte elaborado por el famoso pintor tilcareño Medardo Pantoja. Es propiedad del Obispado de Jujuy y permanece todo el año en la iglesia de Tilcara, desde donde se la sube, quince días antes de la festividad, para bajarla en procesión el Miércoles Santo”, escribió el antropólogo Antonio René Machaca. Agregó que “el origen del Santuario y de la imagen del Abra de Punta Corral, tienen que ver con los sucesos de 1971 y 1972, cuando la fe inquebrantable y la costumbre de subir a Punta Corral por Tilcara, movilizan profundamente a miembros de la Parroquia de Tilcara, devotos y bandas de sikuris que deciden mantener la peregrinación por el trayecto que caminaron por décadas. Como no tenían imagen propia, estos dos años peregrinan con la imagen de la Virgen de Copacabana de Bolivia, que consiguen prestada de la familia Guaranca, de Maimará. Los siguientes testimonios amplían los sucesos de estos años:

"Esa vez llegamos a Punta Corral con la imagen que nos habían prestado. El Santuario estaba cerrado con pircas. Entonces el mismo padrecito abrió el cerco y entramos. Habían sembrado habas, muchos dormimos entre las habas. Como no teníamos adónde velar a la Virgencita que habíamos llevado, nos dirigimos a la casa de ?nao ’Pataicuchi’ y en una piecita que tenía la velamos hasta el otro día", testimonio de Antonio Machaca.

"Esa mañana (Martes Santo de 1972) en el cielo azul limpito aparecieron, de repente, nubes con la forma de la Virgencita. Desde el Abra, esas nubes nos guiaron hasta donde actualmente está el nuevo Santuario. Esta virgen es milagrosa porque tiene una escaya (esquirla) de la piedra original", dijo otro testigo, "Pila" Ayarde.

"Apenas apuntado el alba, partimos de este lugar (desde el antiguo Santuario de Punta Corral) para llegar posteriormente a otro sector del Abra, donde y por decisión de la gente de Tilcara, promesantes, ’Cruzados de la Virgen’, Bandas de Sikuris, y los que nos acompañaban, en especial el padre Coletti, quien, ante una mañana de sol esplendoroso, celebró una misa y bendijo el lugar determinando que allí se construiría la futura capilla del Abra de Punta Corral", recordaba Burgos Aráoz.

Finalmente, con enormes esfuerzos y beneplácito, en 1973, se inaugura el Santuario del Abra de Punta Corral, dentro de la jurisdicción del departamento Tilcara.

La devoción a la Mamita del Cerro expresa, en su historia, esa notable síntesis entre la religiosidad andina ancestral y la evangelización católica. Las peregrinaciones a Punta Corral y Abra de Punta Corral, los rituales ligados a las piedritas en las apachetas-calvarios, la música de los sikuris, los frutos del final de cosecha que se ofrecen, el nombre Copacabana acuñado en lenguas originarias y que pervive hasta la actualidad, entre otros aspectos, son expresiones del sustrato indoamericano. 

Por su parte, la inserción del pueblo y sus múltiples vínculos con la Iglesia, y más precisamente con las Parroquias de Tumbaya y de Tilcara, desde donde se moviliza a una multitud de fieles que participan de la novena, de las misas y del recorrido por las calles, junto con las bandas de sikuris y peregrinos que llegan con fe conmovedora, entre otros matices, encuadran decididamente la devoción en un marco de genuina expresión de la fe popular católica. Así, porque sus raíces son profundas y auténticas, la devoción a la Virgen de Copacabana de Punta Corral y Abra de Punta Corral continúa floreciendo año tras año, acrecentando nuestra fe porque confiamos en la Mamita Virgen y contamos con su protección”.