Una vecina comentaba de aquella mujer que, confundida, bendijo el domingo un ramo de albahaca en vez del propio de olivo, y más allá de la broma uno puede quedarse pensando en este pueblo que transita cada uno de los momentos de su calendario. Así, desde la mañana de ayer, las bandas de sikuris se acercaban a la iglesia de Tilcara para entrar arrodillados y recibir la bendición.
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Una vecina comentaba de aquella mujer que, confundida, bendijo el domingo un ramo de albahaca en vez del propio de olivo, y más allá de la broma uno puede quedarse pensando en este pueblo que transita cada uno de los momentos de su calendario. Así, desde la mañana de ayer, las bandas de sikuris se acercaban a la iglesia de Tilcara para entrar arrodillados y recibir la bendición.
El son de los sikureros se entrelaza desde entonces por las calles, sumando las melodías que los acompañarán al cerro, y no falta quien se cruza con una inquietud meramente estadística: "¿Sabés cuántas bandas subieron ya?" La cantidad, sin duda, hace al orgullo local, pero los peregrinos, con sus cañas, su matraca, su redoble, su bombo y su estandarte piensan, más bien, en el camino que les queda por andar.
Por las calles, también, la gente con bastones. Lo cierto es que las bandas de sikuris entran al templo arrodilladas, de frente al altar mayor, y se vive un momento íntimo que precede a la subida al cerro. El padre pasa entre ellos, rociándolos con agua bendita, repite sus recomendaciones, realza la fe, suena la matraca y, andando hacia atrás, los sikuris empiezan a salir del templo soplando alguna de sus melodías.
En una coreografía casi mecánica de tanto repetirla año a año, los que salen siguen andando de espaldas hacia la izquierda del atrio, formando una cruz con la banda que entra, a su vez, para ser bendecida, y luego toman el camino hacia la puerta para ascender por la calle Alverro hacia la ribera del Huasamayo.
Bajará mañana
A los sikureros se los oye partir, perdiéndose ya el sonido entre los de otras bandas, y pronto se los verá subir por las Siete Vueltas, suerte de puerta del cerro, por donde se sucederán durante toda la noche.
Y allí van, en busca de la “Mamita”, para traerla de regreso el miércoles a las calles de su pueblo, donde bendecirá a los fieles por el resto del año.
Semana Santa
De esta manera la feligresía tilcareña transitará junto a la “Mamita” una nueva Semana Santa incluido el Vía Crucis con ermitas el Viernes Santo.
En Tumbaya
La Virgen de Copacabana de Punta Corral que descendió el domingo a Tumbaya permanecerá en la parroquia hasta el sábado 18 de mayo.
Hasta entonces cada día habrá misas y se pedirá por distintas intenciones.
El último día, a las 6 será la misa de despedida, a las 7 la partida de la imagen hacia el Santuario de Punta Corral y a las 18 se oficiará la misa a la llegada de la Virgen al Santuario.
Así lo dio a conocer la Comisión de Devotos y la Asociación de Peregrinos respecto al programa de actividades del 2019.