PURMAMARCA. Con la voz quebrada por la emoción tras recibir un homenaje en vida con la inauguración de una escultura en su nombre en la fuente de la plaza 9 de Julio de Purmamarca el último sábado, el reconocido cantautor Tomás Lipán, nacido en el pueblo de los siete colores, agradeció el gran reconocimiento y recordó sus primeros pasos en la música desde niño en la escuela primaria y en la banda de sikuris Santa Rosa de Lima.
inicia sesión o regístrate.
PURMAMARCA. Con la voz quebrada por la emoción tras recibir un homenaje en vida con la inauguración de una escultura en su nombre en la fuente de la plaza 9 de Julio de Purmamarca el último sábado, el reconocido cantautor Tomás Lipán, nacido en el pueblo de los siete colores, agradeció el gran reconocimiento y recordó sus primeros pasos en la música desde niño en la escuela primaria y en la banda de sikuris Santa Rosa de Lima.
¿Cómo te sentiste al ver tu escultura que quedará en Purmamarca por siempre?
Muy emocionado, casi no podía ni hablar y mucho menos cantar. Pero creo que son momentos que nos regalan Tata Dios y la Pachamama, el destino en el camino que uno recibió de un seno familiar muy lleno de amor y de cariño, sin ninguna pertenencia material importante, sino las cosas de la naturaleza que me han envuelto con música y respeto a la madre tierra, a los paisajes, a las personas. Todavía no tengo la dimensión de todo esto, pero sí la emoción y el llanto al ver muchos amigos, gente que vino a compartir este modesto acto que agradezco mucho al comisionado Oscar Tolaba y a todos los alumnos que tuvieron la iniciativa, del Bachillerato Nº 18 de Purmamarca y la Enet Nº 1 de Maimará. Todo esto me hace sentir con algo muy especial en el corazón, en mi espalda, en mi mirada. Es como un compromiso eterno, el de seguir por una senda trazada por el destino, por el aplauso y el cariño de la gente, que me dan el impulso enorme para cantar una copla, una canción, aquí y en cualquier lugar de la tierra.
¿Cómo recordás tu niñez y tu juventud en Purmamarca?
Con mucha ternura, sobre todo cuando venía al pesebre a adorar al niñito Dios, de chiquito, esa es una de las cosas más tiernas que recuerdo, como también pastear las cabras y jugar con mi hermano Domingo de la mano de mi mamita Eduviges, ayudar a labrar la tierra a mi Tata Florencio, todos esos recuerdos imborrables que uno tiene presente.
Después me acuerdo cuando empecé a tocas los sikus aquí en la plaza acompañando la procesión a la mamita Santa Rosa, tocando en la banda de sikuris Santa Rosa, fundada por mi papá Florencio Ríos en el año 1957, yo tenía 8 años y sabíamos tocar sin parar hasta cuando me fui de Jujuy cuando tenía 17 años, después de que terminé la secundaria en Maimará.
También recuerdo cuando jugaba con la pelota de trapo hasta llegar a los 14 años a integrar el cuadro de primera en Santa Rosa de Lima defendiendo los colores de mi pueblo. Ahora que vos me preguntás todos esos recuerdos hacen vivencias que jamás voy a olvidar.
RECONOCIMIENTO / EL COMISIONADO OSCAR TOLABA HACE ENTREGA DE UN DIPLOMA A TOMÁS LIPÁN.
¿Cómo sigue tu vida musical y pensás alguna vez volver a vivir en Purmamarca?
Ojalá pudiera, no tengo casa en Purmamarca ni en otro lugar, soy un hombre privilegiado. Porque cuando uno tiene casa en un lugar ya se aquerencia, pero soy como una golondrina que va de verano en verano, a otoño, estoy donde estoy. Pero con mis años encima quizás en algún tiempo me vuelva al pago, me busque un ranchito por ahí para quedarme en mis últimos días en Purmamarca, tengo mucho cariño y amor a mi pueblo, pero no quiero hacerme ilusiones quisiera volver a mi pago y morir acá pero Diosito lo dirá.
Yo nunca he pensado cantar en un escenario, tener ese cariño que ustedes me dan. Por ahí algunos me preguntan: "¿Cuál es su proyecto?". El proyecto es el destino y quizás mañana grabo un disco, o quizás no lo tengo pensado, o a lo mejor sí.
Por eso agradezco a la vida, al destino, porque yo nunca tuve este propósito de cantar. Nací cantando, pero cantando por cantar, porque antes no teníamos nada, ningún medio de audio para escuchar, ni tocadiscos ni radios, solamente escuchar las coplas a los mayores e imitarlos, o los cánticos de los velorios, los cánticos en las novenas santorales, ahí íbamos de chiquitos a escuchar a cantar e imitar.
También recuerdo cuando venía a la escuela a aprender la Marcha a la Bandera, aprender el Himno, Aurora, ahí fui aprendiendo a pasitos, paso a paso, sin proponernos nada. No tuve escuela de música, de canto, ni de instrumentos, sino que todo lo aprendí así no más por ese maravilloso don que Dios me ha dado.