Gracias al Universo Cinematográfico de Marvel, el cine de superhéroes ha logrado ocupar un lugar de privilegio en la cultura popular contemporánea y que hoy con “Avengers: Endgame”, llegue el final de esta saga que inició en 2008 y que cuenta con 22 películas, genera sensaciones de duelo y de nostalgia, sobre todo en los fanáticos que acompañaron con vehemencia a los personajes en estos 11 últimos años.
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Gracias al Universo Cinematográfico de Marvel, el cine de superhéroes ha logrado ocupar un lugar de privilegio en la cultura popular contemporánea y que hoy con “Avengers: Endgame”, llegue el final de esta saga que inició en 2008 y que cuenta con 22 películas, genera sensaciones de duelo y de nostalgia, sobre todo en los fanáticos que acompañaron con vehemencia a los personajes en estos 11 últimos años.
El filme dirigido por los hermanos Anthony y Joe Russo, implica la culminación de una era, significa decir adiós a este universo fantástico que consiguió una proeza: modificó la manera de ver y hacer películas basadas en superhéroes. Sin duda este estreno es el acontecimiento cinematográfico de toda una generación.
Por lo dicho la experiencia de participar en este cierre puede resultar demoledora para muchos pero no defrauda porque afecta de varias maneras. Desde lo visual porque la producción nos brinda un magnífico espectáculo de efectos digitales y desde lo emocional por el rumbo que toman los queridos personajes que tienen cada uno su momento de lucimiento.
La historia tiene tres partes la conmoción por lo sucedido anteriormente, la misión imposible y la epopeya final. Thanos devastó la mitad del universo y arrasó con la población de la tierra. Los Vengadores y compañía intentan un último esfuerzo.
La acción, el drama y el humor conviven en el metraje en su justa medida por lo que el disfrute, que no decae en las tres horas que dura el filme, tiene dimensiones épicas.
Pero la conclusión es inevitable, sin la escena post créditos a la que ya estábamos acostumbrados la realidad del final cae con todo su peso, las luces se encienden, la sala queda vacía y nuestros corazones también.