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En la naciente del vino con pequeños productores

En la vendimia de este domingo, cosecharon cuatrocientos kilos de uva, que dará unos doscientos litros.

Martes, 30 de abril de 2019 01:00

La Asociación de Vitivinicultores de la Quebrada de Humahuaca reúne cerca de sesenta pequeños productores de vino. Siguiendo el tradicional modo de la minga, este domingo se reunieron en la casa de la familia Zumbaino, en el barrio tilcareño de Cerro Chico, para colaborar con la vendimia y los primeros pasos de la vinificación, tras lo que los anfitriones los agasajaron con un almuerzo, donde pudimos probar su rico moscatel Warmikuna.

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La Asociación de Vitivinicultores de la Quebrada de Humahuaca reúne cerca de sesenta pequeños productores de vino. Siguiendo el tradicional modo de la minga, este domingo se reunieron en la casa de la familia Zumbaino, en el barrio tilcareño de Cerro Chico, para colaborar con la vendimia y los primeros pasos de la vinificación, tras lo que los anfitriones los agasajaron con un almuerzo, donde pudimos probar su rico moscatel Warmikuna.

Mientras se desarrollaban las tareas, conversamos con algunos de ellos. María Victoria Avalos de Gómez dijo que "trabajamos uvas malbec, syrah, sauvignonblanc, que son cepas que suelen tener azúcar en abril, mayo, y así las podemos vinificar, pero las uvas criollas son más tardías. El vino de la uva criolla tiene menos cuerpo, es más líquido pero tiene un color muy bonito y un sabor agradable".

Agregó que la "asociación funciona desde el 2005, y seguimos con el entusiasmo de ir aprendiendo, mejorando. No tenemos ayuda del gobierno, aunque hemos tenido en un principio. Como somos pequeños productores complementamos con verduras, con frutales, y aunque en muchos casos ya lo hacían nuestros mayores, era para el consumo familiar. Ahora tenemos la idea de poder producir para la venta".

Dijo que "estamos haciendo un buen vino, y el turista, cuando llega, siempre pide vino del lugar. Yo me dije que tengo que hacer algo para ofrecerles un vino quebradeño, conocí otros lugares donde producen vino y pensé que nuestras características climáticas son buenas. Por eso entré en la Asociación, y en mi caso ahora tengo la etiqueta El Hornocal".

Recordó que "antes vinieron del Instituto Nacional de Vitivinicultores, nos censó, nos daba la estampilla, controlaba los vinos, pero después dijeron que no había presupuesto. Ahora en ese trabajo nos ayuda la Facultad de Ciencias Agrarias de la Unju".

PROCESANDO LAS UVAS

Ruth Zumbaino, de la familia anfitriona, sostuvo que "el trabajo de la uva tiene más tiempo que nosotros. Mi papá, en el año 1988, compra esta quinta y ya estaban los parrales del dueño anterior, algunas ya enterradas por el tema del río. Con la crisis del 2001 nos vinimos a vivir a acá, pero nosotros éramos chicos y no le dábamos valor salvo por la fruta. Mi papá se puso a hacer vino, pero solito, como él creía".

Recordó que "no supimos valorar lo que estaba haciendo. Teníamos las uvas, mi papá ya no estaba, y vienen a invitarnos de la asociación. Papá hacía sus dos, tres ollitas, pero no le veíamos otro potencial, hasta que nos sorprendimos con mi hermana haciendo unos veinte litros, empezamos a ir a las reuniones para tener más ideas, fuimos a capacitaciones, y se nos fueron abriendo los ojos sobre el tema del trabajo del vino".

Dijo que "hasta el 2015, llenábamos cajones de uva y los llevábamos al mercado, pero vimos que estábamos regalando lo que puede tener otro valor más alto. Empezamos con dos tachitos, y en 2017 ya hicimos cantidad, aún sin tener todos los materiales. La Asociación nos ayuda con otros elementos, y empezamos a hacerlo como un oficio. Así hicimos la etiqueta Warmikuna, y estamos haciendo el trámite para inscribirnos en el INV para poder comercializarlo".

En la vendimia de este domingo, cosecharon cuatrocientos kilos de uva, que dará unos doscientos litros, pero nos dice que "como tenemos una prensadora manual no podemos recuperar todo el jugo. Hoy tenemos uva moscatel. Una cosa que la Asociación necesita es una filtradora, eso hace que a la vista no sea muy gustoso, pero siempre tiene la ventaja que sabés que es un vino de acá. Ahora estamos tratando de fortalecer la Asociación y seguir creciendo".

Norma Guerrero, actual presidente de la asociación, dijo que "estamos desde Tumbaya hasta Humahuaca, con productores pequeños. Para nosotros es un complemento, no es el único cultivo y rotamos, dejando una parcela para la uva. Hay superficie pero, sin un sistema de goteo, es difícil emprender un proyecto, así que seguimos con las uvas que hay".

El proceso

Santos Clemente se está capacitando. Mientras termina sus estudios en la escuela Agrotécnica de Humahuaca, proyecta seguir la licenciatura de Enología.

Él es quien explicó que "en los blancos, se fermenta sin cáscara, en cambio en los tintos se macera con cáscara. La primera fermentación de los tintos sería así de siete días, y después viene una fermentación lenta de quince días, y sigue otra de otros quince, tras lo que se pone clarificante como la clara de huevo".

Dijo que "si queda más tiempo en el tacho, va tomando aromas de alguna fruta, según el ambiente donde se realice o que rodean a la planta, como manzanas o molle, que le da un buen gusto al vino. Es mejor que esté más tiempo. Después se lo puede guardar, depende del alcohol. Nuestros vinos tienen un buen gusto, bastante aroma y el color del sol que le da todos los días. Ayudan mucho los factores climáticos".

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