Hay seres humanos que optaron por un camino distinto al de cualquier otro, quizás por alguna desgracia o por un dolor que nunca lograron superar, decidieron vivir en la calle a pesar de lo difícil que implica eso.
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Hay seres humanos que optaron por un camino distinto al de cualquier otro, quizás por alguna desgracia o por un dolor que nunca lograron superar, decidieron vivir en la calle a pesar de lo difícil que implica eso.
Algunos por rupturas amorosas, y el hecho de no poder vivir sin esa persona que tanto aman, otros por falta de acompañamiento de su propia familia, son algunos de los motivos. Pero también hay quienes no les quedó otra que salir a rebuscárselas sin un techo luchando contra el hambre y la indiferencia social.
Es que todavía existen personas que no contemplan ese dolor y agreden a ese que llaman "ciruja", pero no se dan cuenta que ellos siguen siendo personas que siempre van a necesitar de un manto solidario que los cobije.
Casi sin esperanzas, se refugian en el alcohol o en alguna otra adicción que les acorta el tiempo de ese viaje que ellos tanto esperan porque la vida los golpeó o ellos golpearon tanto a su propia vida.
Pero hay algo que no los deja, y ese algo es el amor. El amor que les ofrecen voluntarios jujeños que cada noche buscan a estas personas para darle lo que más necesitan: un abrazo, una amistad y una charla, además de un rico plato de comida.
Sucede que estos chicos se ponen en su lugar y les dan otra oportunidad. Los quieren sacar de la calle, los aconsejan para que vuelvan a su hogar y que recuperen lazos con sus familias, a los que la tienen todavía. Y a los otros los incentivan para que dejen esos malos hábitos que no los dejan volver a creer en sí mismos.
Para ellos, una simple charla de unos minutos es lo más gratificante que tienen en el día, el calor de otro que piensa en ellos los satisface y los pone contentos. Porque esperan que caiga la tarde solamente para recibir a estos voluntarios que hasta les festejan sus cumpleaños.
Un párrafo aparte merecen estos grupos que emanan empatía y solidaridad para el más necesitado. No importa si llueve, no importa si hace frío o calor, solo importa que sus amigos estén ahí esperándolos.
Lamentablemente cada año sale a la luz un caso de un hombre que perdió la vida a causa del frío. Esas noticias son las que más golpean al voluntario que siente mucha impotencia de no poder llevarlos a un lugar para que al menos pasen la noche.
No sé si el frío o el maltrato de algunas personas es lo que más les duele, ellos solo quieren que el otro entienda que hay seres humanos que no tuvieron las mismas posibilidades para progresar en la vida, para superar una pérdida o un dolor muy grande que siempre está presente.
Algunos de ellos suelen agruparse para gambetear a la soledad, tratan de recrear un ambiente familiar en alguna plaza o baldío donde se cuidan, se prestan abrigo y hasta se contienen cuando alguno se quiebra en llanto.
Ellos quieren ser aceptados o simplemente no recibir más maltrato porque tienen los mismos derechos que cualquier otro ciudadano.