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La sombra de Lavagna, un dolor de cabeza para Macri

Domingo, 07 de abril de 2019 01:00

El presidente Mauricio Macri, que ya no encabeza ninguna encuesta seria de opinión, sabe que si no mejoran las expectativas económicas su reelección se transformará en un sueño muy difícil de cumplir. Sin embargo, su estrategia no se basa en la sumatoria de nuevos votantes, sino que continúa centrada en no perder su núcleo duro, amenazado por la eventual candidatura de Roberto Lavagna. Ese treinta por ciento de la sociedad, que no alcanza para retener la presidencia, es el que puede garantizarle a Macri el ingreso a una segunda vuelta o condenarlo al ostracismo en el corto plazo.
Tanto en el Gobierno como en la oposición, la incertidumbre acapara todo el escenario político a sólo cuatro meses de las elecciones primarias de agosto, lo que agrava sobremanera la alicaída marcha de la economía argentina y aumenta la tensión sindical. 
La opinión pública atraviesa un momento de suma confusión a la par de sus dirigentes políticos, que no terminan de definir con claridad cuales serán sus estrategias para enfrentar los comicios de este año. ¿Está realmente desterrada la postulación presidencial de María Eugenia Vidal si se sigue deteriorando la imagen de Macri? El propio presidente lo descartó en Entre Ríos, pero en su entorno continúan las dudas. De todos modos, los rumores de “Vidal presidenta” tienen también una intencionalidad política: la gobernadora bonaerense buscará la reelección en un contexto muy complicado y mostrarla como una dirigente polifacética ayuda a mejorar su imagen de cara a esa contienda clave, donde no hay balotaje.
La convocatoria al radicalismo para ofrecerle la vicepresidencia de la Nación parece más un manotazo de ahogado que una convicción política del presidente. La diáspora en el partido centenario ya es incontenible e integrar una fórmula con Macri no logrará contener a la enorme cantidad de dirigentes desencantados, que utilizarían esa situación para avanzar en el armado político con otras fuerzas.
Hay dos nombres que suenan con fuerza para acompañar al jefe de Estado y que podrían darle un mayor volumen electoral a su candidatura a la reelección. Se trata del gobernador mendocino Alfredo Cornejo, máxima autoridad de la UCR, y del diputado Martín Lousteau, con buenos niveles de aceptación entre sectores más independientes. En el caso de Cornejo podría darse una paradoja: pese a respaldar la continuidad de Cambiemos, el mandatario provincial fue uno de los que más críticas públicas le hizo a Macri. Ocurrió con el tarifazo y también con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, donde en ambas situaciones los popes radicales se enteraron por los medios. 
Con Lousteau el panorama es otro, ya que ni siquiera está clara su pertenencia a Cambiemos. Incluirlo en una fórmula presidencial revelaría instantáneamente las contradicciones del espacio político. Una vicepresidencia de Lousteau le daría mucha más ganancia a Macri que al propio exministro de Economía. 
El alfonsinismo más duro -representado por Ricardo Alfonsín, Federico Storani y Jorge Sappia- está casi decidido a avanzar en una construcción cerca del exministro de Economía Roberto Lavagna, quien ya actúa como candidato pese a no haberse lanzado de manera oficial.
¿Querrán los radicales ser parte de un cogobierno justo cuando la herencia recibida del próximo mandato será tan mala o peor como la del anterior? “Que nos den la vicepresidencia puede ser un arma de doble filo, ya que nuestro poder de disenso será más cuestionado estando adentro de la fórmula que afuera”, dijo ayer a El Tribuno un referente histórica de la UCR bonaerense que pidió reserva de su identidad. 
La disyuntiva que vive la UCR tiene hoy que ver más con una lógica provincial que nacional, ya que muchos intendentes y gobernadores buscarán mantener su poder territorial en octubre.
El enigma Lavagna cada vez tiene menos suspenso: el exministro de Economía ya se mueve como candidato y en su entorno dan esa postulación a la presidencia como un hecho”. “Roberto está logrando cada vez más apoyos y será candidato. Sólo una catástrofe política podría frenar eso”, aseguró a este diario un operador lavagnista.
Los nubarrones también se aprecian en el arco opositor en general y en Alternativa Federal en particular. Lavagna aseguró públicamente que Sergio Massa tiene un proyecto distinto al suyo y puso en duda la unidad de esa tercera fuerza nacional. La sola posibilidad de que Massa y Lavagna sean candidatos por separado son escasas porque dividirían votos que podrían ser definitorios para entrar a un balotaje. 

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El presidente Mauricio Macri, que ya no encabeza ninguna encuesta seria de opinión, sabe que si no mejoran las expectativas económicas su reelección se transformará en un sueño muy difícil de cumplir. Sin embargo, su estrategia no se basa en la sumatoria de nuevos votantes, sino que continúa centrada en no perder su núcleo duro, amenazado por la eventual candidatura de Roberto Lavagna. Ese treinta por ciento de la sociedad, que no alcanza para retener la presidencia, es el que puede garantizarle a Macri el ingreso a una segunda vuelta o condenarlo al ostracismo en el corto plazo.
Tanto en el Gobierno como en la oposición, la incertidumbre acapara todo el escenario político a sólo cuatro meses de las elecciones primarias de agosto, lo que agrava sobremanera la alicaída marcha de la economía argentina y aumenta la tensión sindical. 
La opinión pública atraviesa un momento de suma confusión a la par de sus dirigentes políticos, que no terminan de definir con claridad cuales serán sus estrategias para enfrentar los comicios de este año. ¿Está realmente desterrada la postulación presidencial de María Eugenia Vidal si se sigue deteriorando la imagen de Macri? El propio presidente lo descartó en Entre Ríos, pero en su entorno continúan las dudas. De todos modos, los rumores de “Vidal presidenta” tienen también una intencionalidad política: la gobernadora bonaerense buscará la reelección en un contexto muy complicado y mostrarla como una dirigente polifacética ayuda a mejorar su imagen de cara a esa contienda clave, donde no hay balotaje.
La convocatoria al radicalismo para ofrecerle la vicepresidencia de la Nación parece más un manotazo de ahogado que una convicción política del presidente. La diáspora en el partido centenario ya es incontenible e integrar una fórmula con Macri no logrará contener a la enorme cantidad de dirigentes desencantados, que utilizarían esa situación para avanzar en el armado político con otras fuerzas.
Hay dos nombres que suenan con fuerza para acompañar al jefe de Estado y que podrían darle un mayor volumen electoral a su candidatura a la reelección. Se trata del gobernador mendocino Alfredo Cornejo, máxima autoridad de la UCR, y del diputado Martín Lousteau, con buenos niveles de aceptación entre sectores más independientes. En el caso de Cornejo podría darse una paradoja: pese a respaldar la continuidad de Cambiemos, el mandatario provincial fue uno de los que más críticas públicas le hizo a Macri. Ocurrió con el tarifazo y también con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, donde en ambas situaciones los popes radicales se enteraron por los medios. 
Con Lousteau el panorama es otro, ya que ni siquiera está clara su pertenencia a Cambiemos. Incluirlo en una fórmula presidencial revelaría instantáneamente las contradicciones del espacio político. Una vicepresidencia de Lousteau le daría mucha más ganancia a Macri que al propio exministro de Economía. 
El alfonsinismo más duro -representado por Ricardo Alfonsín, Federico Storani y Jorge Sappia- está casi decidido a avanzar en una construcción cerca del exministro de Economía Roberto Lavagna, quien ya actúa como candidato pese a no haberse lanzado de manera oficial.
¿Querrán los radicales ser parte de un cogobierno justo cuando la herencia recibida del próximo mandato será tan mala o peor como la del anterior? “Que nos den la vicepresidencia puede ser un arma de doble filo, ya que nuestro poder de disenso será más cuestionado estando adentro de la fórmula que afuera”, dijo ayer a El Tribuno un referente histórica de la UCR bonaerense que pidió reserva de su identidad. 
La disyuntiva que vive la UCR tiene hoy que ver más con una lógica provincial que nacional, ya que muchos intendentes y gobernadores buscarán mantener su poder territorial en octubre.
El enigma Lavagna cada vez tiene menos suspenso: el exministro de Economía ya se mueve como candidato y en su entorno dan esa postulación a la presidencia como un hecho”. “Roberto está logrando cada vez más apoyos y será candidato. Sólo una catástrofe política podría frenar eso”, aseguró a este diario un operador lavagnista.
Los nubarrones también se aprecian en el arco opositor en general y en Alternativa Federal en particular. Lavagna aseguró públicamente que Sergio Massa tiene un proyecto distinto al suyo y puso en duda la unidad de esa tercera fuerza nacional. La sola posibilidad de que Massa y Lavagna sean candidatos por separado son escasas porque dividirían votos que podrían ser definitorios para entrar a un balotaje. 

De no darse esa contienda interna, las chances de un acuerdo para la candidatura de Lavagna serían aún mayores. El exministro está al tanto que sólo con una parte del peronismo no llegará al sillón de Rivadavia, por eso viene trabajando junto al socialismo, al GEN y a parte del radicalismo. ¿Será Lousteau candidato a jefe de gobierno porteño en las filas de Lavagna? Hoy por hoy, nadie se anima a descartar esa hipótesis. El exembajador en Washington desea hace tiempo reemplazar a Horacio Rodríguez Larreta y su única chance cierta de hacerlo sería por afuera de la estructura de Cambiemos. 
Mientras tanto, Cristina Kirchner continúa con su silencio sepulcral y le sigue dejando a Macri la jefatura de su campaña tal como hizo durante todo el año pasado. Las malas noticias de la economía, que se profundizarán con una inflación cercana al 4% en marzo, son la principal apuesta de la expresidenta. Pese a su complicada situación judicial, ya nadie se atreve a descartar de plano que Cristina pueda retornar al poder a fin de año, aunque hay varias situaciones juntas que deberían darse para concretar ese plan.