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Bicentenario de la prisión de Álvarez Prado en Tilcara

Conversamos con Mario Concepción Vega sobre aquellos hechos y sobre la importancia de la memoria.
Martes, 09 de abril de 2019 01:00

El miércoles 3 se cumplieron doscientos años de la captura del coronel Manuel Álvarez Prado, al pie del conocido Churqui Histórico de Tilcara. Aprovechamos la oportunidad para conversar con el gaucho y cultor de la memoria, Mario Concepción "Poroto" Verga, quien empezó por decir que "muchas veces se confunde al coronel con quien fuera gobernador en 1875, pero se trata de otra persona y de otro tiempo".

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El miércoles 3 se cumplieron doscientos años de la captura del coronel Manuel Álvarez Prado, al pie del conocido Churqui Histórico de Tilcara. Aprovechamos la oportunidad para conversar con el gaucho y cultor de la memoria, Mario Concepción "Poroto" Verga, quien empezó por decir que "muchas veces se confunde al coronel con quien fuera gobernador en 1875, pero se trata de otra persona y de otro tiempo".

"Lo queríamos recordar porque se cumple el bicentenario de este hecho, que cae para la misma fecha que la batalla de Volcán, pero con algunos años de diferencia. El de Volcán fue en 1817 y este en 1819. Los realistas habían vuelto a invadirnos con la intención de ir hasta Buenos Aires, para lo que tenían que vencer en Jujuy, Salta y Tucumán. Pero el escollo era, aquí, Álvarez Prado".

Relató que "si lo cercaban y lo eliminaban, ya tenían la vía libre hasta Jujuy. Las tropas de Olañeta, en la vanguardia, han cercado Tilcara, de noche, y aunque Álvarez Prado tenía su custodia, no eran muchos y defendió hasta que pudo. Así que de la plaza tuvo que disparar para arriba, y se refugió en el churqui. Así lo tomaron prisionero, a él y a sus segundos, a Giménez, y los llevaron a Tupiza".

Explicó que "Güemes tenía, en general, toda esta defensa, en Humahuaca designó al coronel Manuel Eduardo Arias, ahora general Arias, pero aquí, en esta zona de la Quebrada, a Manuel Álvarez Prado. Yo un poco me quiero figurar cómo habrá sido en esos tiempos, porque uno anda y se dice: ¿aquí han peleado? Qué sangre, qué fortaleza de esta gente! Ellos bajaban como nada de Potosí, y nosotros tenemos que pensarlo diez mil veces para hacerlo en colectivo". Entonces recordó que "lo tuvieron en Tupiza, y como no les convenía dejarlo para que no vuelva a la lucha, se lo llevaron con ellos. Llegó a Yala, donde aprovechó un descuido y se fugó. Fue dos años después. A la celebración del bicentenario de su caída como prisionero, fue una delegación de la escuela primaria, los Talleres Libres, los concejales, gente que se interesa en conocer".

MARIO CONCEPCIÓN VEGA

Dijo que "hay mucha gente que no quiere recordar, y uno se pone a analizar. No es recordar por el solo hecho de que él haya movido tanta gente para defender esto. ¿Qué ha defendido? ¿La patria? ¿Qué es la patria? El comerciante defendía su interés, y eran hijos de españoles, se iban a arreglar. Muchos no se ajustaron al Bando de Belgrano, pero ¿quién es el que sufre la consecuencia? Volvemos a caer en lo mismo: el pobrerío". Agregó que "con lo poquito que tenían, han tenido que obedecer, y el sentimiento que tiene esta gente humilde, no es lo mismo que tiene la gente de arriba. Aún ahora lo percibo perfectamente bien, entonces lo que yo pretendo que se recoja es lo que ha vivido, lo que ha sentido, la gente. Que busquen el por qué ese arrendero ha tenido que ir a la guerra, presionado o porque el patrón le ha obligado, o por salvar sus dos, tres ovejas y su sembradito, porque el enemigo venía por ahí, y el valor ese, el valor más interno, el valor que nos hace vivir. Es la vida. Cuando vamos a desfilar a León, para mí es recordar esa marcha. Es hermoso, nos encontramos todos, pasamos un momento lindo, pero ese momentito para mí es diferente, como el 23 de agosto es diferente. Por eso lo organizamos desde el Centro Gaucho que lleva el nombre de Álvarez Prado, y el 29 tenemos el aniversario de su fallecimiento". Concluyó que "piensen lo que ha sido esta zona para alimentar un ejército enemigo de cuatro mil, cinco mil hombres, no habrán dejado nada, se lo comían todo. Habrá sido como el paso de la langosta, y al que se oponía, lo mataban. Para ellos cortar la cabeza era como nada, no gastaban ni una bala. ¿Cuántos habrán muerto? No lo sabemos, no sabemos si los han enterrado. Y así se hizo la patria".

Recordó, de cuando era niño, "cuando se ha inaugurado el Monumento a los Héroes de la Independencia, en Humahuaca, año cincuenta, nosotros hemos ido porque éramos changuitos. No era como ahora: che, ¿querés ir? Nuestros padres nos decían: vos agarrá el caballo, vos esto, y ellos se han ido en tren. Nosotros por la playa, con el avío de un poco de mote, un poco de carne, tarde hemos llegado".

Así, memorando, dijo que "nos han dado una lata de dulce de durazno, y nos echaron llave en una pieza porque al otro día había sortija y, como éramos changos, sabían que lo íbamos a hacer bien. Al otro día era la inauguración del monumento, y se ha ido, en esos tiempos. El único medio era el caballo. Y entonces uno piensa cómo habrá sido entonces, en 1819".