Sin lugar a dudas, quienes eligieron la sublime misión de educar en las aulas, tienen ganado un espacio en el corazón de miles de alumnos porque dejaron grabados a fuego recuerdos y anécdotas que permanecen en el tiempo.
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Sin lugar a dudas, quienes eligieron la sublime misión de educar en las aulas, tienen ganado un espacio en el corazón de miles de alumnos porque dejaron grabados a fuego recuerdos y anécdotas que permanecen en el tiempo.
Una noche pletórica de emotividad vivió el personal de la escuela de Comercio "Doctor José Ingenieros", durante el tradicional acto que realiza cada institución educativa, para tributar el sentido homenaje a quienes habiendo cumplido con su tesonera labor comienzan una nueva etapa de jubileo.
El escenario elegido para la velada, fue el salón de actos, donde marcaron presencia personal directivo, docentes, familiares de los homenajeados, alumnos, exalumnos, hoy ya profesionales, que se sumaron al feliz acontecimiento. Los flamantes jubilados Víctor Rubén Taglioli, Ramón Alberto Rossel, Ermelinda Espinosa, Alba Soria, Berta Cejas, Rosa Raquel Vacaflor, Norma del Socorro López, Juan Antonio Vergara, María Teresa Ruiz, Leila Palma, Julia Erminia Reyes, Nélida Evelia Romero, Oscar Alfredo Schuster y Marta Beatriz Valdez, quienes cumplieron su labor en las aulas, en secretaría y como auxiliares de la educación, fueron invitados a ocupar las primeras filas.
LA QUERIDA ERMELINDA / ES SALUDADA POR UN EXALUMNO, EL JUEZ HUGO ZAMAR.
El momento fue propicio para retrotraerse en el tiempo y evocar recuerdos de la siembra realizada. Tras la recepción de los invitados, se entonaron las estrofas de la Marcha de la Escuela de Comercio, luego se sucedieron los mensajes, entre ellos, los del equipo directivo, en los que agradecieron la labor cumplida que da paso a una nueva etapa de sosiego, de mayor libertad y de júbilo, haciendo votos para que cada uno de ellos, con mayor tranquilidad, siga escribiendo nuevas historias en el libro de su vida.
La ceremonia continuó con la entrega de presentes a los flamantes jubilados por parte de quienes fueron testigos de las huellas imborrables que dejaron a su paso.
Entre lágrimas y abrazos, los jubilados recibieron cada ofrenda que vino acompañada por sentidas palabras que le imprimieron mayor emoción a la despedida. Manuel Cabello, egresado del año 1962, quien llegó desde Francia especialmente para compartir la velada, también rememoró aquellos años de la época de estudiante.
La música se hizo homenaje y llegó con la interpretación de dos temas, para finalmente compartir un brindis de honor.