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Duros traumas pero que pueden llegar a superarse

Viernes, 24 de mayo de 2019 01:03

El abuso sexual no es solo un ataque al cuerpo sino también a la sexualidad, a la integridad y a la dignidad de las personas. A todo el ser interior del niño y esto va destruyendo la inocencia, la confianza y la autoestima, explicaron desde la Fundación "Luz y Vida" que aborda esa problemática en Jujuy.

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El abuso sexual no es solo un ataque al cuerpo sino también a la sexualidad, a la integridad y a la dignidad de las personas. A todo el ser interior del niño y esto va destruyendo la inocencia, la confianza y la autoestima, explicaron desde la Fundación "Luz y Vida" que aborda esa problemática en Jujuy.

Gabriela Muñoz, referente de la institución, en diálogo con El Tribuno de Jujuy mencionó que "es fundamental el abordaje de las víctimas que sufre no solamente por agresión sino también porque alrededor encuentran como un ámbito de indiferencia. Muchas veces de culpa y de silencio que les está haciendo mucho daño también. Es clave el abordaje de las personas tanto psicológico emocional y la contención del grupo familiar".

En ese sentido aseguró que las consecuencias son múltiples, "una persona que sufrió abuso sexual es comparable a un sobreviviente de guerra. Hay síntomas sociopsíquicos, síntomas físicos, síntomas emocionales que pueden afectar a mediano o a largo plazo como ansiedad, ataque de pánico, apatía, depresión, confusión, culpa, temor, pesadillas y temor a la intimidad baja. Autoestima, desconfianza y vergüenza".

"También físicos como dolor abdominal, orinarse cuando se va a dormir, cambio en los hábitos al ir al baño, la incapacidad de cumplir tareas sencillas, hay desequilibrio en el cuerpo, comezón en los genitales o embarazos en edades precoces", añadió.

A largo plazo "pueden provocar trastornos disociativos de la personalidad como el alcoholismo, las toxicomanías, las conductas delictivas y muchos problemas sexuales. El cuerpo expresa todo el dolor y las lesiones que llevan en el alma".

Muñoz también brindó detalles sobre el protocolo de intervención que ellos aplican "nosotros le hacemos ver a la víctima y a su familia que es posible la restauración plena de esta situación, es posible que pueda vivir una vida diferente pero también advertir que sin ese tratamiento es muy doloroso lo que le espera".

Siguió diciendo que "el tratamiento básicamente se concentra en ayudar al menú a entender para que pueda resolver la experiencia. Tenemos que intentar que el niño y recuperen la confianza en sí mismo que pueda aprender a relacionarse con los demás. Mostramos empatía le ayudamos a reconocer sus sentimientos sobre todo les tenemos que explicar que ellos no son culpables".

Concluyó manifestando que hay que "asegurarle al niño que lo que le pasó no se va a volver a repetir porque hemos tomado todas las medidas apropiadas. Tratamos de que ese niño no quede atascado en esa identidad de víctima".

"Estrellina" para prevenir

Mónica Sagardia es una voluntaria que brinda su aporte para combatir este flagelo desde hace 3 años lleva a cabo una interesante e innovadora propuesta: vestirse de payasa y mediante juegos, cantos y cuentos enseñarles a los pequeños a cuidar sus partes íntimas.

Su objetivo es que ellos y sus padres tomen conciencia sobre esta problemática que afecta a muchos niños a fin de que pueda ser un tema cotidiano del que todos hablen.

Hace hincapié en la prevención, "usamos el personaje de ‘Estrellina’ que se disfraza de payasa para entrar en el mundo de los niños para que puedan entender y capacitarse en esto que nadie quiere que ellos sufran. Usamos títeres, canciones, videos y hojitas con cuerpos dibujados para identificar las partes privadas del cuerpito", comentó Sagardia.

 

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