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Enorme victoria de Gerardo… y otras victorias…

Lunes, 10 de junio de 2019 01:38

         Las cifras provisorias que anoche ya eran irreversibles, mostraban con claridad lo que desde estas líneas se había insinuado desde hace meses: con la resonante victoria de Gerardo Rubén Morales, se reinstalaba en la provincia el bipartidismo, liderado por la Unión Cívica Radical y el repunte del Partido Justicialista. Es verdad que compitieron doce fórmulas y la mayoría quedará en la historia política jujeña como protagonista de un esfuerzo democrático y republicano que aun sin lograr sus objetivos dorados de subirse al podio que les permitiera acceder a los premios, le dieron un marco brillante a un día de elecciones, donde salvo sorpresas resonantes triunfan siempre los oficialismos.

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         Las cifras provisorias que anoche ya eran irreversibles, mostraban con claridad lo que desde estas líneas se había insinuado desde hace meses: con la resonante victoria de Gerardo Rubén Morales, se reinstalaba en la provincia el bipartidismo, liderado por la Unión Cívica Radical y el repunte del Partido Justicialista. Es verdad que compitieron doce fórmulas y la mayoría quedará en la historia política jujeña como protagonista de un esfuerzo democrático y republicano que aun sin lograr sus objetivos dorados de subirse al podio que les permitiera acceder a los premios, le dieron un marco brillante a un día de elecciones, donde salvo sorpresas resonantes triunfan siempre los oficialismos.

          La victoria del Frente Cambia Jujuy, es sin lugar a dudas la rotunda victoria de Gerardo Morales, sobre cuyas espaldas se cargó todo el peso de la campaña y la estrategia de competencia. Ésa fue una de las victorias de GM: confiar en sí mismo como líder excluyente de la oferta del oficialismo y acompañar esa decisión con el complemento de candidatos probados, donde se destacó la figura del intendente de San Salvador de Jujuy, Raúl Chuli Jorge. Otra victoria del GM fue la provincialización de la campaña. Los de afuera fueron realmente de palo, es más, de niebla. Una niebla que el gobernador/candidato disipó de su camino tomando una distancia notable con Mauricio Macri y con todo el PRO. Distancia que acentuó en las últimas semanas, respondiendo a preguntas que no podía evitar, que a él le interesa un Frente Cambiemos “lleno de peronistas”. La otra victoria del GM fue la apuesta a las ideas fuerza de su discurso: la matriz energética solar, el desarrollo de las zonas francas, y su sempiterna convocatoria a una paz que lleva el nombre, apellido y la situación judicial de la jefa tupaquera Milagro Amalia Ángela Sala de Noro, una presencia que sobrevoló tácita y constante en la campaña radical, que volvió a rendirle pingues frutos al frente oficialista. La otra victoria del GM, es obviamente haber logrado que el lastre de los socios nacionales y  el desgaste lógico de su propio tránsito en el gobierno, no haya recargado demasiado las alas de su vuelo. Un vuelo que lo depositó cerca del 44% de los votos emitidos, sólo 8 0 9 puntos de diferencia con respecto a la elección 2017 cuando corría con viento de cola y surfeando sobre la ola nacional anti K con Massa, Stolbizer, Schiaretti, Macri, Rodríguez Sáa y Carrió. Una última victoria, para el GM, son las charreteras que lucirá cuando aterrice en Buenos Aires y las puertas de la Casa Rosada se abran para recibir al único mandatario provincial que le regaló una sonrisa legítima al PRO y al presidente. No serán muchos los votos aportados por Jujuy al concierto nacional, pero es un triunfo dorado que potenciará el posicionamiento de GM en la rosca mayor y dará una más alta sonoridad a sus exigencias en las mesas donde se jugará el armado de las alianzas, las PASO y las elecciones generales que se viene. Casi Nada.  

          La “victoria” del Frente Justicialista de Jujuy, lleva dos nombres sobresalientes: Julio Daniel Ferreyra y Rubén Armando Rivarola. El primero candidato atípico, impensado, que surgió como consecuencia de su rabia al ser desplazado de un cargo que honró con calidades que son poco comunes precisamente en la mayoría de los funcionarios. Su reacción fue automática: decirle a la gente a horas de su eyección de la dirección del Registro Civil, que quería ser gobernador y ofrecía honestidad, transparencia y gran conocimiento de la administración pública. Ése fue su primer triunfo. El segundo llegó cuando desempolvó y lustró su chapa de añoso afiliado peronista, y aceptó el ofrecimiento del Frente Justicialista liderado por el presidente del PJ Rubén Rivarola. El “Bochi” fue el otro gran ganador que se cargó al hombro los restos del PJ, abatió a los disidentes que ignoraron su convocatoría y combatió al oficialismo con resultados brillantes. Durante la campaña, Ferreyra y RR recibieron ataques frontales y de los otros, pero sus personalidades y el Frente Justicialista blindaron su avance que iba alcanzando un 35% de los votos. Así juntos como quedó instalado en la campaña, podrán decir que no ganaron. Pero es más justo decir que no perdieron. El Justicialismo demostró cintura política, capacidad de reacción y se volvió desde las puertas mismas del mausoleo, hasta el segundo lugar de las elecciones, con la frente coronada de los laureles y luciendo en el pecho la medalla de plata asignada al segundo lugar del podio. El otro triunfo de estos segundos, fue mostrar a los que hicieron rancho aparte – especialmente Guillermo Snopek y su Frente Juntos por Jujuy y Alejandra Cejas, del Frente Patriótico, senador y diputada provincial elegidos por el Justicialismo- que con su actitud  terminaron siendo funcionales al oficialismo que disfrutó la división, que de no haber ocurrido, hubiesen generado otro volumen al resultado final, considerando que en política, uno más uno, generalmente es mucho más que dos.

           Algo parecido a la situación provincial, le tocó enfrentar al oficialismo en la emblemática elección de la ciudad de Palpalá, donde los votos apadrinados por el gobernador se dividieron entre el intendente Pablo Palomares candidato a ser reelegido, el exvicegobernador y diputado nacional (mc) peronista hoy funcionario de Cambia Jujuy Rubén Daza, y el exintendente peronista Alberto Ortiz que buscaba volver. La aparición de Rubén Eduardo Rivarola, joven concejal del Frente Justicialista, les asestó el golpe de gracia. Más de veinticinco puntos por encima de Palomares y más lejos del resto, demostró que cuando los votos dejan de ser de los dirigentes, y son de la gente salen disparados a castigar y a apostar por una nueva esperanza. Como dijimos, los análisis harán correr ríos de tinta e incontables espacios en radio, tv y redes sociales.

           Obviamente habrá muchas lecturas a partir de hoy. Para ejemplificarlo baste reconocer que en San Salvador de Jujuy, Raúl Chuli Jorge volvió a demostrar que es muy importante. Cuatro mandatos y muchos votos. Los recuentos decían que superaba en porcentaje de votantes al mismísimo GM. Sólo le presentó batalla con una enorme desproporción de artillería, logrando más del 25%, el “Dingui” Palmieri, del Frente Justicialista, que por su juventud, sin dudas quedó posicionado para un tramo futuro muy prometedor. El rápido análisis vuelve a hablar que las divisiones (hogueras de vanidades a veces disfrazadas de principios), no sólo debilitan a la oposición, sino que abonan el terreno para los oficialismos. Otra sorpresa que dejó atónitos a los observadores es la de Perico. Roly Ficoseco, histórico, ultra ganador a como diera lugar, cedía el centro de la pelea a Luciano De Marco y Walter Cardozo. La gente marcó el fin de un feudo político antes inexpugnable.

            Qué pasará con el resultado final de los frentes Primero Jujuy y Juntos por Jujuy. Los peronistas asociados a Cambia Jujuy a través de la figura del Vicegobernador Carlos Haquim celebraban anoche una buena performance junto al GM al que le aportaban importantes votos como colectora. Los alineados con Guillermo Snopek aseguraban superar la cantidad de 27.300 votos –el piso del 5% del padrón- para concretar su aspiración de colocar diputados. Los candidatos del Frente de Izquierda de los Trabajadores conducidos por Alejandro Vilca, otrora rutilante emergente de los desconciertos y desilusiones no sólo no retuvieron sus votos del 2017 sino que experimentaron un retroceso que puede ser letal.

               Pero todo es provisorio. La construcción está terminada pero todavía fresca. Hay que esperar que decante y se solidifiquen los números. Éste es apenas un trazo grueso. Habrá que revisar los cortes de boletas y el resultado de las UTEs y colectoras electorales. Dos cosas están claras: el PJ está de vuelta, fuerte y listo para construir su futuro; y hay un gran ganador, líder indiscutible y firme en la Provincia, Gerardo Rubén Morales.

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