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Pensamiento económico y social de Belgrano

Martes, 11 de junio de 2019 01:00

Manuel Belgrano, abogado, economista y revolucionario con fundamentos, formado en la escuela fisiócrata y clásica, que por el Éxodo Jujeño, la Batalla de Tucumán y Salta merece ser considerado como gran militar. Se tuvo que hacer soldado por las necesidades que surgían de la Revolución de Mayo, la única y auténtica Revolución que hicimos los argentinos.

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Manuel Belgrano, abogado, economista y revolucionario con fundamentos, formado en la escuela fisiócrata y clásica, que por el Éxodo Jujeño, la Batalla de Tucumán y Salta merece ser considerado como gran militar. Se tuvo que hacer soldado por las necesidades que surgían de la Revolución de Mayo, la única y auténtica Revolución que hicimos los argentinos.

En 1786, a los 16 años ingresa a la Universidad de Salamanca y en enero de 1789 se recibe de Bachiller en Leyes. En 1793 se gradúa como abogado con excelentes calificaciones y solicita al papa Pío VI permiso especial para leer libros prohibidos.

Leyó a Voltaire, Montesquieu, Adam Smith y a Quesnay, dominaba castellano, latín, inglés, francés e italiano. Tradujo a Quesnay, economista que había elaborado el primer "modelo" económico conocido como "Tabla Económica", donde analiza la producción y circulación de la riqueza entre las distintas clases sociales que formaban parte de la sociedad francesa. En 1792 la Inquisición prohíbe a Quesnay. En 1794 vuelve a Buenos Aires y ocupa el cargo de Secretario Perpetuo del Consulado. En esta función escribe Memorias que lee en sesiones de la Junta de Gobierno del Consulado.

En la de junio de 1796 se puede seguir el pensamiento económico del licenciado Belgrano. En ella hay una combinación de ideas fisiócratas con economía clásica de Adam Smith. Comienza: "Fomentar la agricultura, animar la industria, y proteger el comercio, son los tres importantes objetos que debe ocupar la atención y cuidado de V.S.S.", dice que "son las tres fuentes universales de la riqueza". Fisiócrata porque arranca con la agricultura y clásico porque introduce la industria como objetivo. Habla de que "las artes", así se denominaba a la industria, estén "en manos de hombres industriosos con principios". Se mantiene fisiocracia cuando dice que "La agricultura es el verdadero destino del hombre" ... "todo depende y resulta del cultivo de las Tierras; sin él, no hay materias primas para las Artes, por consiguiente la industria que no tiene cómo ejercitarse, no puede proporcionar materias primas para que el Comercio se ejecute. Qualquiera otra riqueza que exista en un Estado Agricultor, será una riqueza precaria", propone la creación de una Escuela de Agricultura. Es detallista al hablar de abonos, semillas, arados, rotación de cultivos. Sobre esto último dice: "lo que deberá observarse es no sembrar una misma semilla seguida, sino variar". Recomienda la cría del ganado lanar y de la producción textil. "Recomiendo la Vicuña y la Alpaca, cuyas lanas saben todos la estimación que tienen en Europa". Propone "el establecimiento de escuelas de hilazas de lana para desterrar la ociosidad y remediar la indigencia de la juventud de ambos sexos". Al tocar este tema vemos su pensamiento de fondo, propone que el hilado se extienda al algodón y dice "así se recabaran los jornales que en eso se emplean en la Península ... y las Fábricas se encontrarían abastecidas de materias primas, ya en disposición de manufacturarse, y con mayor porción de brazos para el aumento de sus telares", agrega: "Para esto sería preciso se trajese de Europa todos los tornos necesarios y maestros que enseñen su uso".

En la Memoria de junio de 1798 afirma que tiene "el honor de ser miembro de la Academia de Economía Política en la Universidad de Salamanca", cita a Quesnay sobre la libre concurrencia al mercado, pero lo más importante es que se refiere a Campomanes, quien había sido ministro de Hacienda de Carlos III. Durante su gestión tuvo oposición eclesiástica porque proponía entregar tierras sin cultivar que tenía la Iglesia a agricultores no propietarios. Fue autor de las leyes que liberaron el comercio y la agricultura de impuestos que impedían su crecimiento, propone la libre circulación de cereales y reformas agrarias para repartir tierras entre pequeños propietarios, porque era contrario al latifundio, sus trabajos influyeron en el pensamiento de Belgrano. En junio de 1802 avanza en la escuela clásica y define una posición industrialista, "Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no sólo el darles nueva forma, sino en atraer las del Extranjero, para ejecutar lo mismo y después vendérselas". Refiriéndose al curtido del cuero dice: "desterrará la ociosidad y veremos volverse en manos laboriosas lo que hoy yacen en el estado de mayor languidez".

Tras la Revolución de Mayo de 1810 Belgrano intenta llevar a la práctica sus ideas, influye en el "Plan de Operaciones", verdadero programa de gobierno económico y social redactado por Mariano Moreno y particularmente a través del Reglamento para las Misiones sanciona que: "todos los naturales son libres, gozarán de sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor les acomode". Otro hubiese sido el destino de Argentina de haber triunfado el ala avanzada y esclarecida de la Revolución de Mayo a la que pertenecía Belgrano. Fue derrotada porque la hegemonizaron terratenientes y comerciantes solo interesados en resolver la libertad de comercio, y con ello la tarea democrática agraria y el anhelo de hacer un país con verdaderos agricultores y con industrias no se pudo concretar. La Revolución de Mayo quedó inconclusa.